Fuente: Tribuna
Entrevista a Rubén Augusto Martínez Velásquez, sobreviviente de la plataforma Trinity II
De oficio cocinero, originario de Ciudad del Carmen con 40 años de edad, Rubén Augusto Martínez Velásquez, es uno de los sobrevivientes del naufragio de los 10 tripulantes de la plataforma Trinity II y a quien ahora la empresa Geokenetics lo dejó abandonado a su suerte.
En la redacción de TRIBUNA Carmen, Martínez Velásquez nos relató lo que para él fue una lamentable experiencia que lo dejó marcado para toda su vida.
LOS HECHOS
“El jueves 8 de septiembre, al ver la situación que surgía en el mar a consecuencia del mal tiempo ocasionado por la tormenta tropical Nate le comenté al capitán de la plataforma, Jeremy Parfait de nacionalidad estadunidense, que si que iban hacer, porque la situación era muy crítica”.
Viendo que no iban a poder salir de la embarcación, lograron comunicarse a tiempo y les dijeron en Capitanía que les iban a mandar ayuda, pero esta no llegaba y al volver a hablar a Control Marino o Capitanía de Puerto les dijeron que la ayuda ya iba en camino se trataba de la embarcación “Isla del Toro”, pero que esta llegaría alrededor de las tres de la tarde, señalando los tripulantes que no les iba a dar tiempo que fueran rescatados porque las olas eran de más de seis metros de altura y azotaban fuertemente la estructura de la Trinity II por lo que temían que la embarcación se volteara y se ahogaran en el interior de la misma, se colocaron sus chalecos salvavidas y esperaban que la ayuda llegara a tiempo.
Relata el sobreviviente, “Todos nos reunimos en el punto de evacuación con chalecos y bajo las órdenes del capitán Jeremy Parfait quien no hablaba español, hasta que finalmente se tomo la decisión de evacuar la plataforma cuando una de las patas se dobló, ladeándose la estructura al grado de pensar que se hundiría.
INICIAN LABORES DE EVACUACION
A raíz que la estructura se dañara iniciaron los trabajos de evacuación y dos balsas se perdieron, la primera la activaron mal y al inflarse se ponchó, en tanto la otra balsa la inflaron y la tiraron al mar y las olas se la llevaron, por lo que solo quedaban balsas tipo ruedas como las que utilizaban los camaroneros, balsas muy antiguas.
Lo curioso aquí, y que demuestra la falta de capacitación, fue que los responsables de la tripulación y el propio capitán no sabían cómo bajar las balsas; fui yo quien decidí arriesgar mi vida y subí a la estructura donde estaban amarradas las balsas y con un cuchillo logré romper las ataduras, cayendo la balsa dentro de la plataforma, y al caer el utensilio salvavidas los primeros en subirse y tirarse al mar fueron los extranjeros en tanto los mexicanos fueron los últimos en lanzarse.
Ante la premura con que se llevó a cabo la evacuación no hubo tiempo para subir víveres ni agua, ya que los mexicanos temían que la balsa se alejara y se quedaran atrapados en la plataforma por lo que todos se tiraron sin agua y sin alimentos.
El capitán de la plataforma fue el primero en caer en pánico y no tomó las decisiones adecuadas y “es el responsable de que las cosas hayan salido de la forma en que se registraron, comentó.
Incluso durante el naufragio el capitán Jeremy Parfait, perdió el mando de los tripulantes que ya no le obedecían porque se dieron cuenta que no estaba centrado y que sus decisiones no eran las correctas, ya que cuando se llevó a cabo la evacuación al capitán de la plataforma se le olvido tomar el GPS o sistema satelital de búsqueda para que pudieran ser ubicados más rápido.
Tampoco tomó el botiquín de emergencias y mucho menos dio tiempo de tomar agua y vivieres una decisión importante que puso en riesgo la vida de todos y que lamentablemente cobró vidas”, dijo.
Sería muy importante que al recuperar la plataforma, Pemex y las autoridades competentes lleven a cabo una revisión de la misma para que se den cuenta que no contaban con las medidas de seguridad mínimas para poder darle el aval o permiso de salir de puerto.
El sobreviviente dijo que él abordo la plataforma Trinity II el pasado domingo cuatro de septiembre porque le tocaba subir un día antes —sábado 3—, pero no lo hizo porque directivos de la empresa Geokenetics, le dijeron que para ellos lo más importante era la seguridad de los trabajadores.
Lo sometieron a exámenes y análisis, incluso revisión de las uñas para ver si no tenía hongos y no fuera contagiar a los extranjeros que estaban en la embarcación y fue así como abordó la plataforma el día antes mencionado en el puerto de Frontera, Tabasco, pero no en el puerto de Capitanía si no en un puerto particular que tiene la empresa Geokenetics que no es supervisado por Capitanía de Puerto y ahí entran y salen embarcaciones sin ningún control.
FALSEDADES
Añadió, Martínez Velásquez, si toda la seguridad que ellos hablan que aplican en plataformas realmente la aplicaran, no hubiera pasado la tragedia que atravesaron.
Por ello dijo, “Geokenetics y Grupo Hegemonía miente a los trabajadores y a las autoridades de Pemex que hacen ver que si cumplen con todas las medidas de seguridad y no es así”, por eso yo le exijo a la empresa que si yo pasé todos los exámenes para subir y estos demostraban que yo estaba en perfecto estado de salud, que así me dejen en perfecto estado, exigió el trabajador plataformero.
Ahora tengo agua en los riñones y traumas porque no puedo superar la tragedia y no duermo por las noches y lo más importante, el problema económico, porque yo no puedo trabajar, perdí mi libreta de mar y todos mis documentos personales para subir y ahora no podré trabajar quien sabe en cuanto tiempo.
Nosotros nos tiramos al mar el jueves a las 12:30 del mediodía y ahí empezó la tragedia para nosotros yo le llamo así porque no encuentro otra palabra para describir el que personas hayan perdido la vida.
Cuando mi hermano hace acto de presencia con mi esposa en la empresa Grupo Hegemonía para la cual yo me contraté, ahí los engañaron tal y como lo hizo Pemex en su boletín donde decían que nosotros habíamos sido evacuados de acuerdo al protocolo de seguridad y que íbamos en una balsa con suficiente alimento, con agua con un paramédico y una persona de seguridad, todo era completamente falso, nosotros estábamos a merced de la naturaleza y de Dios que fue muy grande y nos trajo sanos y salvos a la mayoría.
Pero conforme fueron avanzando los días mi familia se dio cuenta que todo era mentira y yo no aparecía en la lista de despacho en la Capitanía de Puerto de Frontera, Tabasco, incluso mi hermano le arrebato la hoja de despacho a las autoridades de capitanía en Frontera y ahí había gente en la lista que no estaba a bordo de la plataforma, es decir, realmente no se tiene un control de quien sube y quien baja de la plataforma, para qué nos piden las libretas de mar si no las toman en cuenta, se pregunta Rubén Augusto.
DISCRIMINACION
Es grave la discriminación de la que fuimos víctimas los mexicanos y el originario de Bangladesh, durante el naufragio, ya que desde que se tiraron al mar los únicos que podían estar arriba de la balsa eran los norteamericanos, el resto de la tripulación —4 mexicanos y el originario de Bangladesh— no les permitían subir a la balsa, la mayoría del tiempo estaban en el agua con sus chalecos y amarrados con cabos.
Incluso, cuando se cansaban y querían subir a la balsa los extranjeros los empujaban con los pies para bajarlos al agua, algo que incluso provocó enfrentamientos entre ellos, hasta que llegaron a los golpes, cuando unos de los extranjeros enfrento al capitán Jeremy Parfait y lo golpeo en la cara porque no permitía que los demás subieran a la balsa.
“Yo fui el primero en tomar la decisión de recolectar mi orina en una bolsa que llevaba de plástico y luego me la tomaba, situación que los extranjeros veían mal y nos insultaban en inglés, pero él aconsejo a sus compañeros que lo hicieran para hidratarse porque él no podía tomar agua de sal, y así lo hicieron cada quien tomaba su propia orina, algo muy incómodo pero que fue vital para su sobrevivencia en el naufragio.
Yo les pedía a mis compañeros que tuvieran mucha calma porque por momentos hubo quienes perdieron la cabeza y entraban en pánico, los mexicanos siempre estuvimos en el mar y nadábamos para jalar la balsa y eso nos ayudó para poder sobrevivir, por tres días hasta que fuimos rescatados por una embarcación de la empresa Naviera Tamaulipas quienes nos rescataron con vida y ahí sentimos que volvimos a nacer, llorábamos de alegría porque sabíamos que estábamos salvados.
Sin embargo, recuerdo con mucha tristeza a todos los que perdieron la vida, uno de ellos Aarón Wesley Houweling de origen australiano quien era muy tranquilo siempre estuvo sereno y una noche mientras dormíamos él se desapareció no supimos que fue lo que le pasó y porqué se separó del grupo.
Otra de las cosas que recuerdo eran los alientos de esperanza cuando escuchábamos algún ruido pensábamos que se trataba de un helicóptero y nada, vimos una avioneta, pero estaba muy lejos y era imposible que nos viera y eso nos bajaba la moral cuando la veíamos alejarse, uno de los peores temores que teníamos era cuando llegaba la noche porque no veíamos nada y temíamos que fuéramos presa de tiburones o de algún otro animal y utilizábamos chiflidos para saber que estábamos bien.
El sábado 10 para amanecer domingo, uno de los extranjeros entró en shock y lo atendieron en la balsa y lo tratábamos de calmar, comenzó a alucinar, gritaba y pedía que le pusieran el anillo de matrimonio cuando se casó, habló de su esposa y su hijo y al morir nosotros lo abrazamos y lo sujetamos porque los gringos querían dejarlo ir en el mar, pero nosotros los mexicanos decidimos que lo amarraríamos para que su cuerpo no se perdiera y si nos encontraban pudieran entregarle el cuerpo a su familia.
Posteriormente durante la misma madrugada del domingo, los extranjeros comenzaron a gritar que había una plataforma y se tiraron de la balsa y comenzaron a nadar pero nos dimos cuenta que no había nada, los que se tiraron a nadar ya no regresaron y los perdimos de vista, por lo que fue así como los que nos quedamos en la balsa logramos abordar la balsa y subimos el cuerpo del extranjero que había muerto y ahí esperamos hasta al medio día del domingo cuando vimos la embarcación de la empresa Naviera Tamaulipas y ellos nos rescataron.
Fuimos rescatados el domingo a la una de la tarde y poco a poco nos trasladaron vía aérea a Ciudad del Carmen a la Clínica de Pemex y el mismo día la empresa Geokenetics quería que nos sacaran de Pemex, pero nosotros nos negamos porque nos sentíamos muy mal estábamos convalecientes.
Fue hasta el día lunes 19, cuando nos trasladaron a la clínica del Cesat en la calle 55, ahí nos trataron de maravilla todos los doctores y las enfermeras, pero ahí vimos la diferencia entre mexicanos y extranjeros, los cuartos de los extranjeros estaban con llave y tenían guardias en las puertas y nunca pudimos saludarlos ni hablar con ellos, incluso se los llevaron en un vuelo privado a su país para atenderlos en los mejores hospitales, mientras que a nosotros los mexicanos nos dieron de alta el viernes por la tarde y nos sacaron de la clínica y en la puerta de la clínica ahí nos dejaron, ni siquiera nos llevaron a nuestras casas.
Tuve que pedir un taxi para ir a mi casa y me dieron una receta para comprar medicamentos pero sin darme una explicación y sin dinero, mi familia pago los medicamentos que costaron 900 pesos para mi tratamiento porque tengo agua en los pulmones y la empresa Geokenetics prácticamente ya se desajeno de nosotros y nos dejo sin dinero, enfermos y con muchas secuelas por esta tragedia que vivimos.
Llegare hasta las últimas consecuencias y demandaré si es necesario y levantaré la voz donde sea necesario porque ya basta de que Pemex y las empresas que ganan contratos millonarios quieran minimizar la muerte de muchos trabajadores que suben a arriesgar la vida por un mísero salario como el que nosotros teníamos por 5 mil pesos la catorcena, ojalá y se nos haga justicia y que no nos hagan millonarios pero que nos den para recuperar nuestros documentos y recuperar la salud y poder estar bien para seguir trabajando y llevar el sustento a nuestras familias, puntualizó Rubén Augusto Martínez Velásquez, oriundo de Ciudad del Carmen.
Entrevista a Rubén Augusto Martínez Velásquez, sobreviviente de la plataforma Trinity II
De oficio cocinero, originario de Ciudad del Carmen con 40 años de edad, Rubén Augusto Martínez Velásquez, es uno de los sobrevivientes del naufragio de los 10 tripulantes de la plataforma Trinity II y a quien ahora la empresa Geokenetics lo dejó abandonado a su suerte.
En la redacción de TRIBUNA Carmen, Martínez Velásquez nos relató lo que para él fue una lamentable experiencia que lo dejó marcado para toda su vida.
LOS HECHOS
“El jueves 8 de septiembre, al ver la situación que surgía en el mar a consecuencia del mal tiempo ocasionado por la tormenta tropical Nate le comenté al capitán de la plataforma, Jeremy Parfait de nacionalidad estadunidense, que si que iban hacer, porque la situación era muy crítica”.
Viendo que no iban a poder salir de la embarcación, lograron comunicarse a tiempo y les dijeron en Capitanía que les iban a mandar ayuda, pero esta no llegaba y al volver a hablar a Control Marino o Capitanía de Puerto les dijeron que la ayuda ya iba en camino se trataba de la embarcación “Isla del Toro”, pero que esta llegaría alrededor de las tres de la tarde, señalando los tripulantes que no les iba a dar tiempo que fueran rescatados porque las olas eran de más de seis metros de altura y azotaban fuertemente la estructura de la Trinity II por lo que temían que la embarcación se volteara y se ahogaran en el interior de la misma, se colocaron sus chalecos salvavidas y esperaban que la ayuda llegara a tiempo.
Relata el sobreviviente, “Todos nos reunimos en el punto de evacuación con chalecos y bajo las órdenes del capitán Jeremy Parfait quien no hablaba español, hasta que finalmente se tomo la decisión de evacuar la plataforma cuando una de las patas se dobló, ladeándose la estructura al grado de pensar que se hundiría.
INICIAN LABORES DE EVACUACION
A raíz que la estructura se dañara iniciaron los trabajos de evacuación y dos balsas se perdieron, la primera la activaron mal y al inflarse se ponchó, en tanto la otra balsa la inflaron y la tiraron al mar y las olas se la llevaron, por lo que solo quedaban balsas tipo ruedas como las que utilizaban los camaroneros, balsas muy antiguas.
Lo curioso aquí, y que demuestra la falta de capacitación, fue que los responsables de la tripulación y el propio capitán no sabían cómo bajar las balsas; fui yo quien decidí arriesgar mi vida y subí a la estructura donde estaban amarradas las balsas y con un cuchillo logré romper las ataduras, cayendo la balsa dentro de la plataforma, y al caer el utensilio salvavidas los primeros en subirse y tirarse al mar fueron los extranjeros en tanto los mexicanos fueron los últimos en lanzarse.
Ante la premura con que se llevó a cabo la evacuación no hubo tiempo para subir víveres ni agua, ya que los mexicanos temían que la balsa se alejara y se quedaran atrapados en la plataforma por lo que todos se tiraron sin agua y sin alimentos.
El capitán de la plataforma fue el primero en caer en pánico y no tomó las decisiones adecuadas y “es el responsable de que las cosas hayan salido de la forma en que se registraron, comentó.
Incluso durante el naufragio el capitán Jeremy Parfait, perdió el mando de los tripulantes que ya no le obedecían porque se dieron cuenta que no estaba centrado y que sus decisiones no eran las correctas, ya que cuando se llevó a cabo la evacuación al capitán de la plataforma se le olvido tomar el GPS o sistema satelital de búsqueda para que pudieran ser ubicados más rápido.
Tampoco tomó el botiquín de emergencias y mucho menos dio tiempo de tomar agua y vivieres una decisión importante que puso en riesgo la vida de todos y que lamentablemente cobró vidas”, dijo.
Sería muy importante que al recuperar la plataforma, Pemex y las autoridades competentes lleven a cabo una revisión de la misma para que se den cuenta que no contaban con las medidas de seguridad mínimas para poder darle el aval o permiso de salir de puerto.
El sobreviviente dijo que él abordo la plataforma Trinity II el pasado domingo cuatro de septiembre porque le tocaba subir un día antes —sábado 3—, pero no lo hizo porque directivos de la empresa Geokenetics, le dijeron que para ellos lo más importante era la seguridad de los trabajadores.
Lo sometieron a exámenes y análisis, incluso revisión de las uñas para ver si no tenía hongos y no fuera contagiar a los extranjeros que estaban en la embarcación y fue así como abordó la plataforma el día antes mencionado en el puerto de Frontera, Tabasco, pero no en el puerto de Capitanía si no en un puerto particular que tiene la empresa Geokenetics que no es supervisado por Capitanía de Puerto y ahí entran y salen embarcaciones sin ningún control.
FALSEDADES
Añadió, Martínez Velásquez, si toda la seguridad que ellos hablan que aplican en plataformas realmente la aplicaran, no hubiera pasado la tragedia que atravesaron.
Por ello dijo, “Geokenetics y Grupo Hegemonía miente a los trabajadores y a las autoridades de Pemex que hacen ver que si cumplen con todas las medidas de seguridad y no es así”, por eso yo le exijo a la empresa que si yo pasé todos los exámenes para subir y estos demostraban que yo estaba en perfecto estado de salud, que así me dejen en perfecto estado, exigió el trabajador plataformero.
Ahora tengo agua en los riñones y traumas porque no puedo superar la tragedia y no duermo por las noches y lo más importante, el problema económico, porque yo no puedo trabajar, perdí mi libreta de mar y todos mis documentos personales para subir y ahora no podré trabajar quien sabe en cuanto tiempo.
Nosotros nos tiramos al mar el jueves a las 12:30 del mediodía y ahí empezó la tragedia para nosotros yo le llamo así porque no encuentro otra palabra para describir el que personas hayan perdido la vida.
Cuando mi hermano hace acto de presencia con mi esposa en la empresa Grupo Hegemonía para la cual yo me contraté, ahí los engañaron tal y como lo hizo Pemex en su boletín donde decían que nosotros habíamos sido evacuados de acuerdo al protocolo de seguridad y que íbamos en una balsa con suficiente alimento, con agua con un paramédico y una persona de seguridad, todo era completamente falso, nosotros estábamos a merced de la naturaleza y de Dios que fue muy grande y nos trajo sanos y salvos a la mayoría.
Pero conforme fueron avanzando los días mi familia se dio cuenta que todo era mentira y yo no aparecía en la lista de despacho en la Capitanía de Puerto de Frontera, Tabasco, incluso mi hermano le arrebato la hoja de despacho a las autoridades de capitanía en Frontera y ahí había gente en la lista que no estaba a bordo de la plataforma, es decir, realmente no se tiene un control de quien sube y quien baja de la plataforma, para qué nos piden las libretas de mar si no las toman en cuenta, se pregunta Rubén Augusto.
DISCRIMINACION
Es grave la discriminación de la que fuimos víctimas los mexicanos y el originario de Bangladesh, durante el naufragio, ya que desde que se tiraron al mar los únicos que podían estar arriba de la balsa eran los norteamericanos, el resto de la tripulación —4 mexicanos y el originario de Bangladesh— no les permitían subir a la balsa, la mayoría del tiempo estaban en el agua con sus chalecos y amarrados con cabos.
Incluso, cuando se cansaban y querían subir a la balsa los extranjeros los empujaban con los pies para bajarlos al agua, algo que incluso provocó enfrentamientos entre ellos, hasta que llegaron a los golpes, cuando unos de los extranjeros enfrento al capitán Jeremy Parfait y lo golpeo en la cara porque no permitía que los demás subieran a la balsa.
“Yo fui el primero en tomar la decisión de recolectar mi orina en una bolsa que llevaba de plástico y luego me la tomaba, situación que los extranjeros veían mal y nos insultaban en inglés, pero él aconsejo a sus compañeros que lo hicieran para hidratarse porque él no podía tomar agua de sal, y así lo hicieron cada quien tomaba su propia orina, algo muy incómodo pero que fue vital para su sobrevivencia en el naufragio.
Yo les pedía a mis compañeros que tuvieran mucha calma porque por momentos hubo quienes perdieron la cabeza y entraban en pánico, los mexicanos siempre estuvimos en el mar y nadábamos para jalar la balsa y eso nos ayudó para poder sobrevivir, por tres días hasta que fuimos rescatados por una embarcación de la empresa Naviera Tamaulipas quienes nos rescataron con vida y ahí sentimos que volvimos a nacer, llorábamos de alegría porque sabíamos que estábamos salvados.
Sin embargo, recuerdo con mucha tristeza a todos los que perdieron la vida, uno de ellos Aarón Wesley Houweling de origen australiano quien era muy tranquilo siempre estuvo sereno y una noche mientras dormíamos él se desapareció no supimos que fue lo que le pasó y porqué se separó del grupo.
Otra de las cosas que recuerdo eran los alientos de esperanza cuando escuchábamos algún ruido pensábamos que se trataba de un helicóptero y nada, vimos una avioneta, pero estaba muy lejos y era imposible que nos viera y eso nos bajaba la moral cuando la veíamos alejarse, uno de los peores temores que teníamos era cuando llegaba la noche porque no veíamos nada y temíamos que fuéramos presa de tiburones o de algún otro animal y utilizábamos chiflidos para saber que estábamos bien.
El sábado 10 para amanecer domingo, uno de los extranjeros entró en shock y lo atendieron en la balsa y lo tratábamos de calmar, comenzó a alucinar, gritaba y pedía que le pusieran el anillo de matrimonio cuando se casó, habló de su esposa y su hijo y al morir nosotros lo abrazamos y lo sujetamos porque los gringos querían dejarlo ir en el mar, pero nosotros los mexicanos decidimos que lo amarraríamos para que su cuerpo no se perdiera y si nos encontraban pudieran entregarle el cuerpo a su familia.
Posteriormente durante la misma madrugada del domingo, los extranjeros comenzaron a gritar que había una plataforma y se tiraron de la balsa y comenzaron a nadar pero nos dimos cuenta que no había nada, los que se tiraron a nadar ya no regresaron y los perdimos de vista, por lo que fue así como los que nos quedamos en la balsa logramos abordar la balsa y subimos el cuerpo del extranjero que había muerto y ahí esperamos hasta al medio día del domingo cuando vimos la embarcación de la empresa Naviera Tamaulipas y ellos nos rescataron.
Fuimos rescatados el domingo a la una de la tarde y poco a poco nos trasladaron vía aérea a Ciudad del Carmen a la Clínica de Pemex y el mismo día la empresa Geokenetics quería que nos sacaran de Pemex, pero nosotros nos negamos porque nos sentíamos muy mal estábamos convalecientes.
Fue hasta el día lunes 19, cuando nos trasladaron a la clínica del Cesat en la calle 55, ahí nos trataron de maravilla todos los doctores y las enfermeras, pero ahí vimos la diferencia entre mexicanos y extranjeros, los cuartos de los extranjeros estaban con llave y tenían guardias en las puertas y nunca pudimos saludarlos ni hablar con ellos, incluso se los llevaron en un vuelo privado a su país para atenderlos en los mejores hospitales, mientras que a nosotros los mexicanos nos dieron de alta el viernes por la tarde y nos sacaron de la clínica y en la puerta de la clínica ahí nos dejaron, ni siquiera nos llevaron a nuestras casas.
Tuve que pedir un taxi para ir a mi casa y me dieron una receta para comprar medicamentos pero sin darme una explicación y sin dinero, mi familia pago los medicamentos que costaron 900 pesos para mi tratamiento porque tengo agua en los pulmones y la empresa Geokenetics prácticamente ya se desajeno de nosotros y nos dejo sin dinero, enfermos y con muchas secuelas por esta tragedia que vivimos.
Llegare hasta las últimas consecuencias y demandaré si es necesario y levantaré la voz donde sea necesario porque ya basta de que Pemex y las empresas que ganan contratos millonarios quieran minimizar la muerte de muchos trabajadores que suben a arriesgar la vida por un mísero salario como el que nosotros teníamos por 5 mil pesos la catorcena, ojalá y se nos haga justicia y que no nos hagan millonarios pero que nos den para recuperar nuestros documentos y recuperar la salud y poder estar bien para seguir trabajando y llevar el sustento a nuestras familias, puntualizó Rubén Augusto Martínez Velásquez, oriundo de Ciudad del Carmen.
4 comentarios:
demandalos por culeros y mierdas esas dos empresas te revisan asta el culo y lloran cuando te dan el trabajo trabalos tienes todo el cderecho no te dejes
hijos de su puta madre
baje del Bourbon Artabaze, barco que rescató a los primeros 7 naufragos. El compañero tiene razon y si en nosotros está el que todo esto se corrija entonces debemos unirnos como gente de mar y no permitir que esto pueda suceder otra vez.
asesorate bien y sigue con tu demanda no los dejes hasta que te hagan justicia, gracias a Dios que saliste con vida, para que no queden las cosas impunes.
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