Fuente: Nuestromar
Florencia Garrido, gerente de la Cámara de la Industria Naval de Mar del Plata, traza un panorama del sector en el marco de las celebraciones por el día de la industria. El presente y el futuro, mechado por las internas no resueltas con ABIN.
Jueves en el taller naval de Carmelo Garrido, un galpón que parece interminable, con pasadizos y recovecos, ahí donde la calle Irala nace rumbo al oeste. Es de mañana temprano y pese al horario el nivel de actividad de los obreros navales delata que han comenzado mucho antes que saliera el sol.
Florencia Garrido nos atiende en una pequeña oficina ubicada en un primer piso del taller. Las comodidades son para los tornos, las válvulas rotativas o los guinches de pesca. Apenas una notebook sobre el escritorio, es todo rastro de tecnología en un ambiente dominado por carpetas y papeles. Florencia es la tercera generación de la familia dedicada al negocio que lleva más de 45 años en el puerto marplatense. Su padre, José Ramón, es el presidente de la Cámara de la Industria Naval de Mar del Plata. Ella la Gerente.
Hoy al mediodía estarán, como miembros de la Federación de Industria Naval Ar-gentina (FINA), participando del almuerzo que servirán para distintos representas de medios de prensa en el mítico “El Viejo Almacén” porteño, para celebrar del Día de la Industria Naval, ocurrido antes de ayer.
“Queremos ampliar el mensaje del valor estratégico que tiene la industria naval como generador de riqueza y es por eso que se ha invitado al periodismo”, explica Garrido, que integra las Comisiones de Financiamiento y de Capacitación de la FINA.
“Si se inyecta dinero en el sector para construir barcos o barcazas, rápidamente se multiplican las fuentes de trabajo porque será necesario nueva mano de obra para hacer frente a estos desafíos”, señala la dirigente, que fue artífice en Mar del Plata del ciclo de capacitación que permitió insertar desempleados en empleos formales ligados al sector naval.
“Fue un ciclo muy auspicioso y que rindió los frutos que en ese momento necesitaba el sector, que recién estaba despegando luego de la crisis de los ´90. Ahora estamos tratando de revalidar las competencias laborales y actualizarlas en los casos necesarios, por un par de años más, como para permitir a los que ya están trabajando tener una mejor calificación. No hemos firmado nuevos acuerdos con el Ministerio de Trabajo de la Nación para capacitaciones masivas porque esa instancia está directamente ligada al crecimiento de la industria. Si se concretan algunos proyectos, como los contratos con Venezuela para la construcción de Barcazas en Tandanor, necesitaríamos incorporar mucha mano de obra. Pero lamentablemente todavía no se han cristalizado.
REVISTA PUERTO: – ¿Por qué cree que se demoran las respuestas que el sector está esperando desde el gobierno nacional?
FLORENCIA GARRIDO: – Sinceramente no lo sé. Desde el Gobierno se vienen dando una serie de guiños, pero no terminan de confirmarse. Hubo una posibilidad concreta a finales del año pasado cuando el ministro De Vido asistió a la asunción de las nuevas autoridades de la FINA, oportunidad en que anunció la creación de la Dirección de la Industria Naval, pero hasta ahora no se ha concretado. Tampoco hay un proyecto de ley que avance en alguna de las dos cámaras. Esto sería prioritario y se acoplaría al desarrollo de la marina mercante.
La consolidación de una flota de bandera nacional resulta muy beneficiosa para acompañar lo que fue la re estatización de Maruba, con la participación de los sin-dicatos. Habría que aprovechar ese impulso para darle un marco legal y una promoción de financiamiento, exención de impuestos para los armadores. Porque si se les pide que construyan barcos y barcazas en astilleros argentinos, deben tener algún beneficio. Todo este movimiento para generar buques de bandera argentina no se detendría en ese beneficio, sino que se haría con mano de obra argentina. Un buque con bandera nacional implica tener tripulantes argentinos, con diseño argentino, en astilleros argentinos con obreros navales argentinos.
RP: – También la Prefectura debe contribuir con la caducidad de los certificados de aquellas barcazas que no posean doble casco.
FG: – Sin dudas… La obligatoriedad de que las barcazas deban tener doble casco representará una nueva posibilidad para muchos astilleros, especialmente los ubicados en la zona del litoral. Desde el año que viene ya no podrán navegar más si no tienen esta nueva característica que no sólo beneficiará al sector naval, sino que será una tranquilidad para el medio ambiente. En los últimos tiempos hemos asistido a algunos siniestros que marcan con nitidez la necesidad de dotar de mayor seguridad en la navegación a este tipo de artefactos navales. Se está calculando la cantidad de barcazas que deben reemplazarse. Creería que no se va a prorrogar como ocurrió hace dos años. En esa oportunidad nos llevamos una sorpresa desagradable. Ahora los astilleros están preparados y expectantes ante esta posibilidad y los armadores tuvieron dos años para planificar esta situación.
RP: – ¿Cuál es la situación de la industria naval en Mar del Plata?
FG: – Acá el sector depende casi exclusivamente de la actividad pesquera. Mar del Plata se consolida como puerto pesquero a nivel nacional y eso genera que más buques operen desde este puerto, vengan a descargar y encarguen sus procesos de reparaciones. El año pasado fue complicado para nosotros porque la industria pesquera no tuvo un buen año, con la crisis de los mercados internacionales y la merma del precio de sus productos. Pero este año se ha desarrollado en un marco de cierta estabilidad. Todo está enfocado a las reparaciones porque no hay grandes construcciones. Enrique Godoy (Tecnopesca) está terminando un pesquero y Contessi está haciendo barcos, pero propios, para mantener su flota. Esto marca que los empresarios no están dispuestos a invertir en nuevos barcos. Este año, que yo sepa, no se han recibido nuevas órdenes por nuevos barcos. Se consolida el segmento de reparaciones, donde Mar del Plata exhibe una gran infraestructura de servicios en todas las líneas, astilleros, talleres, tanto naval como en mecánica, hidráulica, ingenierías de frio, carpintería, etc.
RP: – ¿Qué saben de la Escollera Norte? ¿Se mantiene la promesa dada por el Consorcio para garantizar el espacio en el sector para conformar un polo de desarrollo naval?
FG: – Actualmente no están dando muchos giros de barcos comerciales a la escollera por el tema del emisario submarino, ya que ahí se alistan los caños que conforman el conducto. Sobre el espacio reservado para la industria naval, ojalá sea una realidad y después de delimitados todos los sectores, podamos utilizar todos los metros de muelle que nos habían anticipado. El espacio interior de la Base Naval lo sique manejando la Armada y ellos tienen la última decisión de quién puede ir y quién no. Por lo que sé, en esa zona se construirá un paredón que separara a las actividades pesqueras y portuarias del paseo recreativo y gastronómico que impulsa la Municipalidad. Espero que lo que en su momento marcaron los planos, se mantenga en los hechos y la industria naval tenga un espacio específico donde hacer reparaciones.
RP: – ¿Las diferencias entre la FINA y la ABIN, o entre la Cámara de la Industria Naval y ABIN terminarán algún día, o se conservarán por siempre?
FG: – Ojalá terminen. Sería bueno mostrar señales de unión del sector. Obviamente que para las autoridades es más fácil escuchar un solo discurso, que escuchar dos, que para colmo, no siempre coinciden. Ojo, con esto no quiero decir que por culpa nuestra el Gobierno no ha impulsado al sector como reclamamos.
En las bases creo que todos pensamos lo mismo: en la necesidad de una ley, que se prohíba la importación de buques, el financiamiento… Me parece que las diferencias son de personalidades. No deberían ser un obstáculo, pero hasta ahora no ha habido posibilidades de unificar los planteos. Como te digo, en muchas cosas estamos de acuerdo, como en la necesidad de capacitación, en las conversaciones con el sindicato. Con la nueva gestión de la FINA, uno de los postulados principales es lograr la unión del sector. Ésa es la iniciativa. Desde ya que nosotros no tenemos ningún problema de hablar las cosas que haya que hablar.
RP: – Hay críticas, por ejemplo, a que ustedes celebren que le están vendiendo ojos de buey a Brasil, cuando lo ideal sería venderle barcos, no ser navalpartistas.
FG: – Esa crítica la he escuchado también. Vale aclarar algunas cosas. Nosotros hace un par de años iniciamos nuestros contactos con la industria naval brasileña y la idea original fue ir por todo. A construir los buques que sus astilleros no podían por falta de espacio. Pero la situación de la industria naval brasileña no es la de hace un tiempo atrás. Ahora han recibido ese shock financiero que nosotros estamos solicitando y han reformulado la industria naval. Ya no necesitan de nuestros astilleros porque los han construido y tienen espacio y fondos para hacer los buques que quieren. En este contexto, hemos renovado los acuerdos de cooperación e integración con Brasil para proveerlos de lo que no disponen. Esto nos permitió colocar ojos de buey y hay posibilidades de otros productos más. Es lo que podemos hacer hoy. Lamento que muchos lo relativicen. No es lo que más nos gusta… lo reitero, nosotros quisiéramos venderle barcos, pero no lo hace nadie.
Por Roberto Garrone
Jueves en el taller naval de Carmelo Garrido, un galpón que parece interminable, con pasadizos y recovecos, ahí donde la calle Irala nace rumbo al oeste. Es de mañana temprano y pese al horario el nivel de actividad de los obreros navales delata que han comenzado mucho antes que saliera el sol.
Florencia Garrido nos atiende en una pequeña oficina ubicada en un primer piso del taller. Las comodidades son para los tornos, las válvulas rotativas o los guinches de pesca. Apenas una notebook sobre el escritorio, es todo rastro de tecnología en un ambiente dominado por carpetas y papeles. Florencia es la tercera generación de la familia dedicada al negocio que lleva más de 45 años en el puerto marplatense. Su padre, José Ramón, es el presidente de la Cámara de la Industria Naval de Mar del Plata. Ella la Gerente.
Hoy al mediodía estarán, como miembros de la Federación de Industria Naval Ar-gentina (FINA), participando del almuerzo que servirán para distintos representas de medios de prensa en el mítico “El Viejo Almacén” porteño, para celebrar del Día de la Industria Naval, ocurrido antes de ayer.
“Queremos ampliar el mensaje del valor estratégico que tiene la industria naval como generador de riqueza y es por eso que se ha invitado al periodismo”, explica Garrido, que integra las Comisiones de Financiamiento y de Capacitación de la FINA.
“Si se inyecta dinero en el sector para construir barcos o barcazas, rápidamente se multiplican las fuentes de trabajo porque será necesario nueva mano de obra para hacer frente a estos desafíos”, señala la dirigente, que fue artífice en Mar del Plata del ciclo de capacitación que permitió insertar desempleados en empleos formales ligados al sector naval.
“Fue un ciclo muy auspicioso y que rindió los frutos que en ese momento necesitaba el sector, que recién estaba despegando luego de la crisis de los ´90. Ahora estamos tratando de revalidar las competencias laborales y actualizarlas en los casos necesarios, por un par de años más, como para permitir a los que ya están trabajando tener una mejor calificación. No hemos firmado nuevos acuerdos con el Ministerio de Trabajo de la Nación para capacitaciones masivas porque esa instancia está directamente ligada al crecimiento de la industria. Si se concretan algunos proyectos, como los contratos con Venezuela para la construcción de Barcazas en Tandanor, necesitaríamos incorporar mucha mano de obra. Pero lamentablemente todavía no se han cristalizado.
REVISTA PUERTO: – ¿Por qué cree que se demoran las respuestas que el sector está esperando desde el gobierno nacional?
FLORENCIA GARRIDO: – Sinceramente no lo sé. Desde el Gobierno se vienen dando una serie de guiños, pero no terminan de confirmarse. Hubo una posibilidad concreta a finales del año pasado cuando el ministro De Vido asistió a la asunción de las nuevas autoridades de la FINA, oportunidad en que anunció la creación de la Dirección de la Industria Naval, pero hasta ahora no se ha concretado. Tampoco hay un proyecto de ley que avance en alguna de las dos cámaras. Esto sería prioritario y se acoplaría al desarrollo de la marina mercante.
La consolidación de una flota de bandera nacional resulta muy beneficiosa para acompañar lo que fue la re estatización de Maruba, con la participación de los sin-dicatos. Habría que aprovechar ese impulso para darle un marco legal y una promoción de financiamiento, exención de impuestos para los armadores. Porque si se les pide que construyan barcos y barcazas en astilleros argentinos, deben tener algún beneficio. Todo este movimiento para generar buques de bandera argentina no se detendría en ese beneficio, sino que se haría con mano de obra argentina. Un buque con bandera nacional implica tener tripulantes argentinos, con diseño argentino, en astilleros argentinos con obreros navales argentinos.
RP: – También la Prefectura debe contribuir con la caducidad de los certificados de aquellas barcazas que no posean doble casco.
FG: – Sin dudas… La obligatoriedad de que las barcazas deban tener doble casco representará una nueva posibilidad para muchos astilleros, especialmente los ubicados en la zona del litoral. Desde el año que viene ya no podrán navegar más si no tienen esta nueva característica que no sólo beneficiará al sector naval, sino que será una tranquilidad para el medio ambiente. En los últimos tiempos hemos asistido a algunos siniestros que marcan con nitidez la necesidad de dotar de mayor seguridad en la navegación a este tipo de artefactos navales. Se está calculando la cantidad de barcazas que deben reemplazarse. Creería que no se va a prorrogar como ocurrió hace dos años. En esa oportunidad nos llevamos una sorpresa desagradable. Ahora los astilleros están preparados y expectantes ante esta posibilidad y los armadores tuvieron dos años para planificar esta situación.
RP: – ¿Cuál es la situación de la industria naval en Mar del Plata?
FG: – Acá el sector depende casi exclusivamente de la actividad pesquera. Mar del Plata se consolida como puerto pesquero a nivel nacional y eso genera que más buques operen desde este puerto, vengan a descargar y encarguen sus procesos de reparaciones. El año pasado fue complicado para nosotros porque la industria pesquera no tuvo un buen año, con la crisis de los mercados internacionales y la merma del precio de sus productos. Pero este año se ha desarrollado en un marco de cierta estabilidad. Todo está enfocado a las reparaciones porque no hay grandes construcciones. Enrique Godoy (Tecnopesca) está terminando un pesquero y Contessi está haciendo barcos, pero propios, para mantener su flota. Esto marca que los empresarios no están dispuestos a invertir en nuevos barcos. Este año, que yo sepa, no se han recibido nuevas órdenes por nuevos barcos. Se consolida el segmento de reparaciones, donde Mar del Plata exhibe una gran infraestructura de servicios en todas las líneas, astilleros, talleres, tanto naval como en mecánica, hidráulica, ingenierías de frio, carpintería, etc.
RP: – ¿Qué saben de la Escollera Norte? ¿Se mantiene la promesa dada por el Consorcio para garantizar el espacio en el sector para conformar un polo de desarrollo naval?
FG: – Actualmente no están dando muchos giros de barcos comerciales a la escollera por el tema del emisario submarino, ya que ahí se alistan los caños que conforman el conducto. Sobre el espacio reservado para la industria naval, ojalá sea una realidad y después de delimitados todos los sectores, podamos utilizar todos los metros de muelle que nos habían anticipado. El espacio interior de la Base Naval lo sique manejando la Armada y ellos tienen la última decisión de quién puede ir y quién no. Por lo que sé, en esa zona se construirá un paredón que separara a las actividades pesqueras y portuarias del paseo recreativo y gastronómico que impulsa la Municipalidad. Espero que lo que en su momento marcaron los planos, se mantenga en los hechos y la industria naval tenga un espacio específico donde hacer reparaciones.
RP: – ¿Las diferencias entre la FINA y la ABIN, o entre la Cámara de la Industria Naval y ABIN terminarán algún día, o se conservarán por siempre?
FG: – Ojalá terminen. Sería bueno mostrar señales de unión del sector. Obviamente que para las autoridades es más fácil escuchar un solo discurso, que escuchar dos, que para colmo, no siempre coinciden. Ojo, con esto no quiero decir que por culpa nuestra el Gobierno no ha impulsado al sector como reclamamos.
En las bases creo que todos pensamos lo mismo: en la necesidad de una ley, que se prohíba la importación de buques, el financiamiento… Me parece que las diferencias son de personalidades. No deberían ser un obstáculo, pero hasta ahora no ha habido posibilidades de unificar los planteos. Como te digo, en muchas cosas estamos de acuerdo, como en la necesidad de capacitación, en las conversaciones con el sindicato. Con la nueva gestión de la FINA, uno de los postulados principales es lograr la unión del sector. Ésa es la iniciativa. Desde ya que nosotros no tenemos ningún problema de hablar las cosas que haya que hablar.
RP: – Hay críticas, por ejemplo, a que ustedes celebren que le están vendiendo ojos de buey a Brasil, cuando lo ideal sería venderle barcos, no ser navalpartistas.
FG: – Esa crítica la he escuchado también. Vale aclarar algunas cosas. Nosotros hace un par de años iniciamos nuestros contactos con la industria naval brasileña y la idea original fue ir por todo. A construir los buques que sus astilleros no podían por falta de espacio. Pero la situación de la industria naval brasileña no es la de hace un tiempo atrás. Ahora han recibido ese shock financiero que nosotros estamos solicitando y han reformulado la industria naval. Ya no necesitan de nuestros astilleros porque los han construido y tienen espacio y fondos para hacer los buques que quieren. En este contexto, hemos renovado los acuerdos de cooperación e integración con Brasil para proveerlos de lo que no disponen. Esto nos permitió colocar ojos de buey y hay posibilidades de otros productos más. Es lo que podemos hacer hoy. Lamento que muchos lo relativicen. No es lo que más nos gusta… lo reitero, nosotros quisiéramos venderle barcos, pero no lo hace nadie.
Por Roberto Garrone
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