SALINA CRUZ.- Otro lamentable accidente ensombreció ayer la tranquilidad porteña, ya que alrededor de las 11 de la mañana se hundió una lancha perteneciente a Petróleos Mexicano (Pemex) en las inmediaciones de la Terminal Marítima de Salina Cruz. En la frágil embarcación viajaban cuatro tripulantes, y tras el trágico percance perdió la vida uno de los trabajadores. La víctima fue identificada como Juan Sánchez Saldaña, de 65 años de edad, quien era originario de Tampico, Tamaulipas; el empleado tenía laborando 25 años como trabajador transitorio. De acuerdo con la información obtenida, el operario petrolero se encontraba a bordo de la lancha amarradora D370 (de manera extraoficial se comenta que la débil embarcación fue embestida por un barco abastecedor de combustible); sin embargo, el comunicado oficial emitido por la paraestatal no da especificaciones y es muy escueto, ya que sólo se limita a referir los hechos generales y además ofrece las condolencias a los familiares del fallecido.
La dependencia informó que personal de
Pemex realizó el rescate del cuerpo y se realizan las investigaciones
para determinar la causa del accidente y deslindar responsabilidades.
Cabe señalar que tres trabajadores más que viajaban en la misma lancha fueron rescatados por tripulantes del Buque Abastecedor.
SERIE DE CALAMIDADES
En los últimos meses, los “incidentes” y “accidentes” en la Refinería “Antonio Dovalí Jaime” están a la orden del día.
Basta con recordar el lamentable
hundimiento de la monoboya número 3 frente a las costas del puerto de
Salina Cruz, lo que causó afectaciones a por lo menos 10 playas de la
zona, contaminación a manglares y muerte de tortugas.
Asimismo, en este 2012 los vecinos de
las colonias cercanas a la refinería mostraron gran nerviosismo ante la
segunda visualización de humo en una de las plantas de Pemex, siendo esa
la segunda vez que ocurría un hecho similar en menos de un mes.
Ante tal situación, el departamento de
comunicación social de la paraestatal también informó que se registró
“un desfogue controlado” a la atmósfera que generó una columna de humo
proveniente de la planta catalítica de la refinería.
Quince días antes del incidente, Pemex
negó la explosión en una de sus plantas y especificó que el protocolo de
seguridad se activó esa mañana debido a la interrupción de energía
eléctrica en uno de los sectores.
Precisó que debido a la interrupción,
como medida de seguridad fueron puestas fuera de operación las plantas
de proceso de este centro de trabajo, esto originó que parte del
producto que no concluyó su proceso de refinación fuera enviado a los
quemadores y eso dio como resultado las fumarolas.
UNA BOMBA DE TIEMPO
Apenas hace unos diez días, el ex líder
petrolero de la sección 38, Alfredo López Ramos, índico que la
“Refinería Antonio Dovalí Jaime”, en cualquier momento puede explotar,
lo que ocasionaría una catástrofe como la ocurrida en la agencia de
distribución de “Gas LPG” de Reinosa, Tamaulipas, debido a la falta de
mantenimiento.
Manifestó que la infraestructura de la
paraestatal ya rebasa las tres décadas de vida útil lo que representa un
factor de riesgo para los habitantes de la región del Istmo de
Tehuantepec, ya que de ocurrir una explosión la onda expansiva abarcaría
50 kilómetros a la redonda.
Aseveró que desde 1976, tiempo en que
entro en operación la refinería, ésta no ha sido “reconfigurada” y de
seguir así “que Dios nos agarre confesados”, ya que por toda la ciudad,
pasan 14 kilómetros, de ductos que van a parar a la Terminal Marítima.
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