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lunes, 19 de septiembre de 2011

ás sobre la antigua "lucha de puertos"

Fuente: El País
EMILIO CAZALÁ

Argentina y Brasil al parecer están unidos para acabar con las asimetrías que nuestro pequeño Uruguay está generando en la región y que les estaría moviendo el piso a los dos grandes países, a menos que firmemos la letra de sus acuerdos con un "brillante futuro" para nosotros.

Mientras días pasados se realizaba en Montevideo un simposio sobre protagonistas portuarios de la región con la participación de portuarios de Argentina, Brasil y Uruguay, en un portal argentino Darío Kogan edita en su prestigiosa publicacion Megatrade una entrevista al Sr. Sergio Dorrego, director de Transporte Fluvial y Marítimo de la Argentina cuyo funcionario insiste en enfrentar al puerto de Montevideo y no teme enrarecer el actual clima entre ambos países, cosa que no hacemos nosotros como periodistas, para no enturbiar la "buena onda de ambos países". Pero vale la pena unas palabras para el Sr. Dorrego, un hombre de buen talante hacia Uruguay, nos consta, que obviamente sustenta conceptos de su gobierno, bien conocidos por cierto. Nos permitimos discrepar partiendo de la base que una nueva y "franca negociacion con Uruguay" como dice en la entrevista, debería concluir con la aceptación tácita de las demandas de nuestro vecino. Le falta agregar, como dice alguna ideología por esta región, "nosotros estamos abiertos al diálogo… siempre que pienses como yo". Curiosamente nos está diciendo que Uruguay, un pigmeo por cierto no territorialmente, aunque sí en lo económico y demográfico, que apenas maneja menos del 3% de todos los contenedores de la región, 11 veces más pequeño que Argentina, y casi, casi sin barcos, estamos creando una situación de gravísima asimetría entre dos colosos que crecen en proyección geométrica. Esto es genial si no fuera insólito. Reiteradamente hemos dado nuestra posición sobre la interminable lucha de puertos entre ambas orillas y aunque no creemos que los puertos sean complementarios, creemos sí que en el caso de Montevideo lo es de Buenos Aires dadas las características de ambos puertos y sus condicionantes a favor de Montevideo y esto se irá confirmando en el devenir. Sobre los temas a que se refiere Sergio Dorrego hemos consultado a expertos uruguayos en estos asuntos como el Dr. Pablo Labandera, un hombre de consulta bien conocido y ponderado en el Uruguay sobre cuestiones aduaneras y logísticas, quien ha disertado frecuentemente en foros locales y externos sobre el puerto de Montevideo.

DR. LABANDERA. "…los procesos de integración exitosos normalmente requieren la presencia de un hegemón o líder regional que pueda desempeñar funciones de utilidad colectiva, aún a expensas de sus propios intereses inmediatos… Y en el caso del Mercosur, al ser Brasil un país de dimensión continental, con una modesta y asimétrica relación de interdependencia con la región, los incentivos para proveer dicho liderazgo son, por naturaleza, reducidos. Por otra parte, aún si existiera la decisión de asumir ese rol, la materialización de dicho liderazgo requiere disponer de recursos para hacerlo efectivo. Y estos recursos pueden interpretarse de manera estrecha como recursos materiales o, de modo más amplio, como condiciones contextuales o simbólicas. El tratamiento preferencial, la redistribución de recursos o la compensación de costos incurridos por terceros, se cuentan entre los primeros. Entre los segundos, puede señalarse la provisión de un "ambiente" que genere externalidades positivas, como la estabilidad macroeconómica y la debida contemplación de las asimetrías existentes respecto de los países de menor desarrollo, ya sea generando condiciones adecuadas para el desarrollo de sus potencialidades o - más importante aún- no afectando de forma directa o vicaria, las ventajas competitivas que ya poseen estos países menos beneficiados. Y para proveer estas condiciones contextuales o simbólicas, un líder regional requiere no sólo de la decisión política, sino de la voluntad política para concretarlo.

EL PUERTO. ¿Qué supone eso? En este tema que nos convoca implica concretar todos los esfuerzos posibles para que la política hostil de Argentina hacia el Puerto de Montevideo intentando generar de manera artificial una falta de competitividad de los operadores uruguayos en relación a los tránsitos, distorsionando los tiempos y provocando incertezas y falta de seguridad, no se consolide, ni termine laudándose incluso, a través de normas comunitarias. Y entraña también, una voluntad férrea y decidida de asegurar un contexto de respeto y tolerancia hacia las referidas asimetrías. Sin embargo, la experiencia de los últimos lustros, indica exactamente lo contrario. Aún cuando Uruguay representa un reducido tres por ciento de los tránsitos del bloque regional, Argentina de manera explícita y Brasil, de manera vicaria, estrechan relaciones con una sola finalidad: provocar una disminución de ese tres por ciento residual. Y en ese sentido, proceden con una "lógica de lucha callejera" (los grandes son grandes, porque castigan a los pequeños), intentando trabar y perjudicar cualquier intento por consolidar al Puerto de Montevideo como un centro de distribución regional. Parece ser que la "paciencia estratégica" que nuestro país venía adoptando en este tema, no está dando el resultado esperado".

ARMADORES. Sobre este tema en especial, un armador de nuestra plaza dijo:

"A pesar de que Uruguay tiene un tratado de navegación con Brasil que da reserva de cargas para buques de ambas banderas, es inaplicable en la práctica ya que cuando hay cargas en un sentido -por ejemplo cebada malteada de Uruguay a Brasil- no la hay en el retorno con lo que no podemos competir con los buques argentinos o brasileros que sí tienen cargas en cualquiera de los dos sentidos. O sea suben con la cebada o el trigo uruguayo y bajan con aceros de Brasil para Argentina".

En realidad la situación actual no sirve para la Marina uruguaya y de hecho no hay ningún buque en el tráfico. Pero ¿qué pasa con la situación propuesta? Dicen los argentinos: "El tráfico queda abierto para las cuatro banderas y en la teoría parece que así fuera. Pero los tratados del Mercosur tienen dos etapas: una de cumplimiento inmediato que bloquearía el tráfico de los buques de tercera bandera y otra cuyo cumplimiento comenzaría a regir a partir de la aprobación legislativa por los 4 países del Tratado y la experiencia es nefasta en cuanto al Tratado de Asunción. Este reglamenta los derechos de navegación de los 5 países (incluye Bolivia) en la Hidrovía, pero aún no ha sido aprobado por el Parlamento argentino a pesar de que se firmó hace más de 15 años. En aquellos aspectos que benefician a los "chicos" (Bolivia y Uruguay) aún no están vigentes dado que en más de 15 años no han "tenido tiempo" de promulgarlo.

En el propio Tratado propuesto se aclara específicamente este punto en la peor hipótesis para nosotros...

Tal vez Uruguay tenga que aceptar y aprobar la propuesta ya que hasta ahora no ha podido tener una posición firme bien fundada en la cuantificación de los perjuicios. En caso de aceptarse, nuestros negociadores deben tener en cuenta no aceptar la redacción propuesta y que la vigencia sea pareja y simultánea para lo que damos y recibimos. Si no estaríamos entregando nuestra moneda de cambio sin recibir la contrapartida. Sin duda que un Tratado de Navegación sería positivo para el desarrollo de una Marina Mercante ya que nos daría acceso al gran volumen de cargas entre Argentina y Brasil, siempre que no tenga errores de "redacción" como los anotados. Tampoco pensemos que sería una panacea ya que para un desarrollo real de una Marina Mercante con la bandera de un país pequeño se requieren muchas condicionantes. Tal vez esta sea solo una de las muchas patas que requiere esta mesa que necesita más de cuatro".

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