Fuente: La Vos de Galicia
Los cuatro principales astilleros vigueses (Barreras, Vulcano, Freire y Rodman) estudiarán la posibilidad de fomentar entre ellos una unión industrial de cara a poder trabajar en el emergente mercado brasileño, cuyo sector petrolero requiere ya ingentes cantidades de costosos y avanzados buques para dar apoyo a las plataformas petrolíferas que extraen el crudo de las profundidades del mar. El 90% de esta fuente energética está, precisamente, bajo el lecho marino. Las petroleras, especialmente la operadora estatal Petrobras, una de las mayores compañías del mundo, están ya buscando yacimientos a unos 5.000 metros de profundidad.
Los cuatro principales astilleros vigueses (Barreras, Vulcano, Freire y Rodman) estudiarán la posibilidad de fomentar entre ellos una unión industrial de cara a poder trabajar en el emergente mercado brasileño, cuyo sector petrolero requiere ya ingentes cantidades de costosos y avanzados buques para dar apoyo a las plataformas petrolíferas que extraen el crudo de las profundidades del mar. El 90% de esta fuente energética está, precisamente, bajo el lecho marino. Las petroleras, especialmente la operadora estatal Petrobras, una de las mayores compañías del mundo, están ya buscando yacimientos a unos 5.000 metros de profundidad.
Los astilleros vigueses, que en el último sexenio se han especializado en la construcción de buques sísmicos y de apoyo a las plataformas petrolíferas situadas mar adentro (en muchos casos para armadoras escandinavas, que son líderes en este campo), pretenden por este motivo penetrar en el complejo mercado brasileño, caracterizado tanto por su amplitud como por su política proteccionista de la industria local.
La idea de base es que los astilleros puedan construir los primeros buques en Galicia, al menos las cabezas de serie o los prototipos, y luego que los amplios multicontratos firmados entre ambas partes se desarrollen en los astilleros locales brasileños, por medio de acuerdos de cooperación y transferencia tecnológica.
La complementariedad del sector naval de Vigo y de la petrolera brasileña parece ser casi total, de modo que este mecanismo podría funcionar sin muchos problemas. Así, mientras la industria viguesa está especializada en este tipo de unidades no muy grandes (en torno a 90 y 150 metros de eslora), pero con altos presupuestos y valor añadido para las empresas que los construyen, Brasil, por su parte, dice necesitar unas 250 unidades de este segmento de barcos, con vistas a dar apoyo a sus plataformas petrolíferas. El negocio para construir estas 250 buques se prolongaría aproximadamente durante unos 10 años.
Lo que sería imprescindible, según fuentes de los astilleros, es que los Gobiernos respectivos de España y de Brasil, se involucren para hallar fórmulas que permitan a ambas industrias recibir subvenciones y construir barcos fuera del país, respectivamente.
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