Fuente: Terra
RIO DE JANEIRO (Reuters) - El empresario del sector energético de Brasil Eike Batista, quien este año dio el mayor salto en la lista Forbes de los más ricos del mundo, no toma con timidez su rápido ascenso en el club de los grandes multimillonarios.
Batista, un hombre mitad alemán que abandonó sus estudios universitarios y que durante años luchó para salir de la sombra de su conocido padre, ha dicho desde hace tiempo que lo que más quiere es nada menos que ser la persona más rica de Brasil y del mundo.
El miércoles dio un gran salto hacia esa meta cuando la lista Forbes lo mostró avanzando del sexagésimo primero al octavo lugar, dado que su fortuna aumentó a más del triple el año pasado, a 27.000 millones de dólares.
Es el único brasileño entre los 10 más ricos del planta.
Todo acerca del empresario de 53 años, desde el auto deportivo Mercedes-Benz SLR McLaren que mantiene como decoración en su oficina hasta la "X" en el nombre de todas sus compañías, que representa multiplicación de la riqueza, dan muestra de una ambición desvergonzada en un país que a menudo frunce el ceño ante el capitalismo desatado.
Batista, quien trabaja en una oficina frente al mar en Río de Janeiro, se ha convertido en el rostro empresarial de la notable transformación de Brasil en la última década, desde un caso perdido hasta una potencia económica, y en el camino se ha convertido en una de las más conocidas personalidades del país.
"Es la persona que tomó mayor ventaja de este Brasil que el mundo está descubriendo ahora", dijo Francois Moreau, ex ejecutivo petrolero que trabaja como analista independiente en Río.
Avido corredor de lanchas, que estuvo casado con una famosa reina de Carnaval de Río de Janeiro, Batista cenó recientemente con la estrella pop estadounidense Madonna en Río y se ha dicho que durante la comida le entregó un cheque por 7 millones de dólares como donación para sus proyectos sociales.
"Con mi portafolio, seré el hombre más rico de Brasil el próximo año", declaró Batista a Reuters en una entrevista a comienzos del 2008.
"Lo siento, eso simplemente sucederá", reafirmó.
Y tenía razón.
Una apuesta de 1.000 millones de dólares que hizo en el 2007 mediante la compra de licencias para explorar 21 bloques petroleros costa afuera rindió con creces, ayudándolo a superar la crisis financiera global mientras añadía lucrativos intereses por el negocio a sus operaciones mineras.
Su audaz jugada hacia los nuevos y enormes nuevos pozos petroleros fuera de las costas de Río dieron fruto cuando comenzó a cotizar en la bolsa su firma de exploración petrolera OGX en junio del 2008.
En esa oportunidad, Batista recaudó 6.710 millones de reales brasileños (3.800 millones de dólares) en la mayor oferta pública inicial de acciones hasta ese momento en Brasil.
Ahora, el multimillonario planea comenzar a cotizar en bolsa la próxima semana su astillero y empresa de servicios petroleros OSX en una OPI que se espera bordee los 5.600 millones de dólares, que sería la segunda mayor OPI de Brasil y que lo dejaría entre las cinco personas más ricas del mundo.
AVENTURERO PRECOZ
Batista nació rico; su padre fue el presidente ejecutivo de la gigante minera brasileña Vale, pero desde el comienzo se mostró determinado a crear su propio nombre como un audaz hombre de negocios.
Tras pasar la mayor parte de su vida en Europa, Batista se radicó en Brasil en 1980 para comenzar una compañía independiente de minería y comercio del oro en la Amazonía, negociando con buscadores de oro.
Posteriormente se unió a la empresa minera canadiense TVX Gold como accionista mayoritario.
El empresario, que también tenía intereses mineros en Rusia y Chile, ha dicho que debe su éxito en los negocios al seguimiento de las reglas básicas de exploración minera, que aprendió cuando era un joven que cavaba en busca de oro.
"En la minería, vas a un lugar loco, estableces un campamento, comienzas a buscar agua y energía y así puedes construir cualquier cosa", dijo Batista en una entrevista en el 2008.
"Esa es la forma de pensar. Esa es mi vida. Así es como aprendí a construir cosas desde cero", agregó.
Batista afirma que su deseo de salir de la sombra de su padre ha impulsado gran parte de su ambición. También quiere transformar a Río en una ciudad moderna y vibrante en la que quieran vivir sus dos pequeños hijos, Olin y Thor.
(1 dólar = 1,77 reales)
(Editado en español por Silene Ramírez)
Batista, un hombre mitad alemán que abandonó sus estudios universitarios y que durante años luchó para salir de la sombra de su conocido padre, ha dicho desde hace tiempo que lo que más quiere es nada menos que ser la persona más rica de Brasil y del mundo.
El miércoles dio un gran salto hacia esa meta cuando la lista Forbes lo mostró avanzando del sexagésimo primero al octavo lugar, dado que su fortuna aumentó a más del triple el año pasado, a 27.000 millones de dólares.
Es el único brasileño entre los 10 más ricos del planta.
Todo acerca del empresario de 53 años, desde el auto deportivo Mercedes-Benz SLR McLaren que mantiene como decoración en su oficina hasta la "X" en el nombre de todas sus compañías, que representa multiplicación de la riqueza, dan muestra de una ambición desvergonzada en un país que a menudo frunce el ceño ante el capitalismo desatado.
Batista, quien trabaja en una oficina frente al mar en Río de Janeiro, se ha convertido en el rostro empresarial de la notable transformación de Brasil en la última década, desde un caso perdido hasta una potencia económica, y en el camino se ha convertido en una de las más conocidas personalidades del país.
"Es la persona que tomó mayor ventaja de este Brasil que el mundo está descubriendo ahora", dijo Francois Moreau, ex ejecutivo petrolero que trabaja como analista independiente en Río.
Avido corredor de lanchas, que estuvo casado con una famosa reina de Carnaval de Río de Janeiro, Batista cenó recientemente con la estrella pop estadounidense Madonna en Río y se ha dicho que durante la comida le entregó un cheque por 7 millones de dólares como donación para sus proyectos sociales.
"Con mi portafolio, seré el hombre más rico de Brasil el próximo año", declaró Batista a Reuters en una entrevista a comienzos del 2008.
"Lo siento, eso simplemente sucederá", reafirmó.
Y tenía razón.
Una apuesta de 1.000 millones de dólares que hizo en el 2007 mediante la compra de licencias para explorar 21 bloques petroleros costa afuera rindió con creces, ayudándolo a superar la crisis financiera global mientras añadía lucrativos intereses por el negocio a sus operaciones mineras.
Su audaz jugada hacia los nuevos y enormes nuevos pozos petroleros fuera de las costas de Río dieron fruto cuando comenzó a cotizar en la bolsa su firma de exploración petrolera OGX en junio del 2008.
En esa oportunidad, Batista recaudó 6.710 millones de reales brasileños (3.800 millones de dólares) en la mayor oferta pública inicial de acciones hasta ese momento en Brasil.
Ahora, el multimillonario planea comenzar a cotizar en bolsa la próxima semana su astillero y empresa de servicios petroleros OSX en una OPI que se espera bordee los 5.600 millones de dólares, que sería la segunda mayor OPI de Brasil y que lo dejaría entre las cinco personas más ricas del mundo.
AVENTURERO PRECOZ
Batista nació rico; su padre fue el presidente ejecutivo de la gigante minera brasileña Vale, pero desde el comienzo se mostró determinado a crear su propio nombre como un audaz hombre de negocios.
Tras pasar la mayor parte de su vida en Europa, Batista se radicó en Brasil en 1980 para comenzar una compañía independiente de minería y comercio del oro en la Amazonía, negociando con buscadores de oro.
Posteriormente se unió a la empresa minera canadiense TVX Gold como accionista mayoritario.
El empresario, que también tenía intereses mineros en Rusia y Chile, ha dicho que debe su éxito en los negocios al seguimiento de las reglas básicas de exploración minera, que aprendió cuando era un joven que cavaba en busca de oro.
"En la minería, vas a un lugar loco, estableces un campamento, comienzas a buscar agua y energía y así puedes construir cualquier cosa", dijo Batista en una entrevista en el 2008.
"Esa es la forma de pensar. Esa es mi vida. Así es como aprendí a construir cosas desde cero", agregó.
Batista afirma que su deseo de salir de la sombra de su padre ha impulsado gran parte de su ambición. También quiere transformar a Río en una ciudad moderna y vibrante en la que quieran vivir sus dos pequeños hijos, Olin y Thor.
(1 dólar = 1,77 reales)
(Editado en español por Silene Ramírez)
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