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Fuente: Aqua
El 80% de la infraestructura de ASMAR, el principal astillero de América del Sur, fue destruido y habrá que esperar años para que recupere toda su capacidad ope-rativa.
Fuentes cercanas a la Marina estiman las pérdidas en unos US$ 1.000 millones, pero los tres principales buques en construcción resultaron sólo con daños meno-res.
De hecho, el patrullero Cabo de Hornos iba a ser lanzado al mar y apadrinado por la Presidenta Bachelet justo el día del desastre y, aunque en un primer minuto se temió su pérdida, finalmente terminó encallado en un banco de arena con proble-mas menores.
Las mayores pérdidas se concentran en los equipos electrónicos y de investiga-ción, la caída de la grúa principal y la inundación de los diques. De sus 3.500 tra-bajadores, el 80% son civiles que estos días se concentran en las tareas de lim-pieza y evaluación de daños.
Pesquera Bío Bío
El maremoto arrasó la pesca semi industrial. Uno de los sectores más golpeados por el maremoto que se precipitó minutos después del terremoto es la pesca de mediana escala.
Las grandes compañías que predominan en la zona, como la Pesquera Bío Bío, estarían en condiciones de retomar sus actividades con relativa normalidad en menos de un mes, de no ser por los efectos del toque de queda y los constantes saqueos.
De hecho, los ocho principales navíos de Pesquera Bío Bío resultaron sólo con da-ños menores. Sin embargo, las sociedades y cooperativas de medianos pesqueros semi-industriales son los que acusan el daño mayor. Decenas de embarcaciones de hasta cincuenta toneladas fueron expulsadas tierra adentro y algunas yacen en medio de la avenida Colón, la principal arteria comercial de Talcahuano.
Prueba del daño que sufrió el sector es que de las 90 embarcaciones que operaban en Iloca sólo quedaron 24 a flote.
Puerto San Vicente
Pese al enorme daño que sufrió la estructura productiva de la VIII Región, el Puerto de San Vicente logró resistir los embates del terremoto y posterior tsunami.
Ante la destrucción total de la infraestructura de Talcahuano, este enclave se pre-senta como la principal vía de salida para las exportaciones industriales de la zona. El gerente general del puerto, Felipe Barison, cree que podría absorber hasta el 80% de las exportaciones de la Región.
El 80% de la infraestructura de ASMAR, el principal astillero de América del Sur, fue destruido y habrá que esperar años para que recupere toda su capacidad ope-rativa.
Fuentes cercanas a la Marina estiman las pérdidas en unos US$ 1.000 millones, pero los tres principales buques en construcción resultaron sólo con daños meno-res.
De hecho, el patrullero Cabo de Hornos iba a ser lanzado al mar y apadrinado por la Presidenta Bachelet justo el día del desastre y, aunque en un primer minuto se temió su pérdida, finalmente terminó encallado en un banco de arena con proble-mas menores.
Las mayores pérdidas se concentran en los equipos electrónicos y de investiga-ción, la caída de la grúa principal y la inundación de los diques. De sus 3.500 tra-bajadores, el 80% son civiles que estos días se concentran en las tareas de lim-pieza y evaluación de daños.
Pesquera Bío Bío
El maremoto arrasó la pesca semi industrial. Uno de los sectores más golpeados por el maremoto que se precipitó minutos después del terremoto es la pesca de mediana escala.
Las grandes compañías que predominan en la zona, como la Pesquera Bío Bío, estarían en condiciones de retomar sus actividades con relativa normalidad en menos de un mes, de no ser por los efectos del toque de queda y los constantes saqueos.
De hecho, los ocho principales navíos de Pesquera Bío Bío resultaron sólo con da-ños menores. Sin embargo, las sociedades y cooperativas de medianos pesqueros semi-industriales son los que acusan el daño mayor. Decenas de embarcaciones de hasta cincuenta toneladas fueron expulsadas tierra adentro y algunas yacen en medio de la avenida Colón, la principal arteria comercial de Talcahuano.
Prueba del daño que sufrió el sector es que de las 90 embarcaciones que operaban en Iloca sólo quedaron 24 a flote.
Puerto San Vicente
Pese al enorme daño que sufrió la estructura productiva de la VIII Región, el Puerto de San Vicente logró resistir los embates del terremoto y posterior tsunami.
Ante la destrucción total de la infraestructura de Talcahuano, este enclave se pre-senta como la principal vía de salida para las exportaciones industriales de la zona. El gerente general del puerto, Felipe Barison, cree que podría absorber hasta el 80% de las exportaciones de la Región.
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