Pizarra colimota
Topiltzin Ochoa Cervantes
RAZONES DE PESO
La semana pasada se difundió en medios especializados en finanzas de la capital del país, una noticia que involucra a Colima: nuestro Estado es considerado uno de los 10 más competitivos del país; más aún, su nivel de competitividad se incrementó en el último año, según la consultora en Economía llamada Aregional, dirigida por Ricardo Carrillo Arronte.
Existen razones de peso por las cuales se explica que Colima vuelva a ser considerado positivamente en evaluaciones realizadas por entidades públicas o, como es el caso, privadas: la determinación de sus autoridades, actitud visible en tres temas fundamentales para el Estado: el dengue, el conflicto limítrofe y el puerto de Manzanillo.
Este último punto tuvo momentos de definición y grandes beneficios para el Estado la semana pasada. El periodista Luis Miguel González, jefe de Información de Público, diario editado en Guadalajara, de la misma casa editorial de Milenio Diario y Milenio Colima, y reconocido por sus análisis económicos, publicó una entrevista que le hizo al gobernador Silverio Cavazos Ceballos. Dice de entrada el destacado colega: “una cuarta parte del PIB de Colima está relacionado con Manzanillo. No hay un Estado que dependa tanto de su puerto como Colima. Por eso, no hay un gobernador que tenga tantas expectativas respecto a la ley de puertos que se discute en el Congreso de la Unión como Silverio Cavazos”.
Quien por su parte sentencia: “decimos nuestros puertos, pero no tenemos derecho a decidir sobre ellos y nuestras opiniones no son tomadas en cuenta. Las administradoras portuarias integrales (API) son como mini-estados dentro del Estado… Tenemos un asiento en el consejo de la API y hay reuniones trimestrales.
Participamos en ellas. Nuestra molestia es que somos mirones de palo. Queremos una relación de respeto”.
Esta exigencia expresada por el abogado tecomense fue llevada al seno de la última sesión de Consejo de la API Manzanillo, que presidió --ironías del destino- el director general de Puertos, César Patricio Reyes Roel, quien, según las crónicas periodísticas, ahí mismo acusó recibo del mensaje del gobernante colimense, cuyas declaraciones a Luis Miguel González, aparecerían ese mismo día. Fue una sesión calificada como rasposa, pero al final hubo resultados positivos para el Estado.
La Dirección de Puertos y en consecuencia, la Apiman y el gobierno de Colima, se han enfrascado en un debate público en torno al mejor lugar para crecer el puerto.
La dependencia federal defiende a capa y espada el proyecto que ubica la ampliación al norte de las actuales instalaciones, y el gobierno de Silverio Cavazos sostiene que ahí se habrá de saturar dentro de siete años y, además, traerá complicaciones a la ciudad de Manzanillo, criterio que comparte el alcalde panista, Virgilio Mendoza, por lo que la ampliación, de acuerdo con la visión local, debería ser en la zona de la laguna de Cuytlán. Sin embargo, más que la defensa de ese punto de vista, la administración estatal defiende si dignidad y exige ser tomada en cuenta.
Esta postura oficial del Estado, decíamos, fue llevada al seno de la reciente sesión de Consejo de la API, por su representante ante el organismo, el secretario de Fomento, Ignacio Peralta Sánchez.
De acuerdo con las notas publicadas, el funcionario estatal reclamó ese desdén a al funcionario federal, quien a manera de reproche le informó a los asistentes que el puerto en Cuyutlán será una realidad, pues de antemano el gobierno colimense ya logró, mediante gestiones directas, la salida del tren de Manzanillo y su desviación hacia Cuyutlán, como parte de la construcción de la infraestructura porturaria que requerirá la Comisión Federal de Electricidad para la regasificadora, y para ello la API no tiene recursos ni interés, ni tampoco objeción en que sean otros los que construyan el nuevo puerto. En pocas palabras, el Estado, por gestiones de su gobierno, obtiene por un lado, la salida del tren del centro de Manzanillo, vieja demanda de los porteños, y la posibilidad de obtener la concesión de lo que será el nuevo puerto en la laguna de Cuyutlán, lo que permitiría, adicionalmente, sacar a Pemex del centro de la Esmeralda del Pacífico.
Lo que no se trató en la sesión es la razón por la cual se tardaron cinco años en dar las autorizaciones para el crecimiento de la Terminal de Manzanillo, independientemente de que será hacia el norte. Fuertes intereses en la construcción de las ampliaciones del puerto de Lázaro Cárdenas habrían estimulado el estancamiento al que se condenó a la Terminal marítima colimense, en tanto que se dispuso de una promoción inusitada para el puerto michoacano, pero también de trámites y obstáculos de diversa índole que retrasaron el crecimiento de Manzanillo, que se hizo evidente en la salida de empresas como Maesrk, y más especialmente, en el bloqueo a la empresa naviera SSA, a quien no obstante de haber ganado la licitación para la ampliación e sus zonas de atraque, no se le permitió emprender la construcción de dicha infraestructura lo que derivó en demandas en contra de la Apiman, actualmente en tribunales.
Como dato curioso, cuando más evidente se hizo la hostilidad hacia SSA, la empresa era dirigida por Luis Téllez, el hoy –otra vez, ironías del destino— secretario de Comunicaciones y Transportes y jefe de César Patricio Reyes, señalado por amplios grupos dentro del sector portuario por irregularidades que van desde la contratación de personal carente de experiencia en el ramo al favorecimiento de empresas de origen chino.
Hay quienes aseguran que Reyes Roel permanece en el cargo, a pesar de todo, gracias a que fue compañero de legislatura de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa y disponer de cuantiosos recursos de la Coordinación de Puertos para la campaña, el hoy presidente de la República.
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