Fuente: Prensa Latina
Ulises Canales
El Cairo, 21 nov (PL) Los países del Medio Oriente con costas al Mar Rojo ven hoy en la piratería marítima una preocupante amenaza a la estabilidad y los negocios regionales, al afectar su importancia estratégica para la navegación comercial mundial.
La reunión realizada aquí entre diplomáticos de Egipto, Jordania, Yemen, Sudán y Arabia Saudita, todos miembros de la Liga Árabe, confirmó que, sin desatender la hasta ahora escurridiza paz israelo-palestina, la piratería en el Golfo de Adén exige máxima prioridad.
Según fuentes egipcias, Somalia y Djiboutí también fueron invitados al encuentro de El Cairo dada la incidencia de ese flagelo que se interpreta como resultado del deterioro de la situación política, de seguridad y humanitaria en Somalia y el Cuerno Africano en general.
Para las autoridades convocadas el jueves de emergencia se trató de poner el dedo sobre la llaga de un fenómeno que merece responsabilidad compartida de todas las naciones costeras, pues un agravamiento de la situación tendrá consecuencias incalculables.
La intención fue definir de conjunto una postura y estrategia para encarar la piratería frente a las costas somalíes y evitar que se extienda hacia el interior del Mar Rojo o el océano Índico.
El responsable de la reunión por la parte egipcia, Wafaa Bassem, destacó el consenso para habilitar un centro de vigilancia contra la piratería, realizar maniobras conjuntas de las armadas árabes y mejorar los sistemas de alerta para naves que utilizan el Mar Rojo.
Sin embargo, el comunicado final de la cita no precisó si los delegados decidieron soluciones inmediatas y sólo expuso que los diplomáticos “expresaron la preocupación de los estados árabes con costas en el Mar Rojo por el aumento del fenómeno de la piratería”.
Tras el secuestro esta semana de un supertanquero saudita con petróleo valorado en 100 millones de dólares, la ONU reportó que las bandas que operan frente a Somalia han capturado unos 95 barcos en 2008 y obtenido más de 30 millones de dólares por rescates.
Por su lado, Efthimios Mitropoulos, secretario general de la Organización Marítima Internacional (OMI), dijo que en 120 ataques frente a Somalia fueron retenidos unos 35 barcos y secuestrados más de 600 tripulantes por cuya libertad se pagaron 150 millones de dólares.
Agregó que desde comienzos de año dos marineros murieron a causa de esas acciones, mientras 14 naves y otros 280 hombres de mar fueron blanco de abordajes violentos, incluido un barco ucraniano cargado de armas y el supertanquero saudita.
Entretanto, el jefe del Centro contra la Piratería de la OMI, Noel Choong, señaló en Malasia que del total señalado por la ONU, 39 naves fueron capturadas sólo en el Golfo de Adén, ocho de ellas en las últimas dos semanas.
Dicha zona se sitúa en el Océano Indico entre Somalia y Yemen, y une al Mar Rojo a través del estrecho de Bab-el-Mandeb, por lo que es crucial para el trasiego del petróleo del Golfo Arábigo-Pérsico.
A pesar de ser contradictorias, son cifras de incidentes muy próximos a la ruta obligada de los buques que proceden de Asia y el Medio Oriente y buscan llegar a Europa por el Canal de Suez.
El canal es clave en el comercio internacional y cada año reporta a Egipto por concepto de cobro de peaje unos cinco mil millones de dólares, de ahí que constituya la mayor fuente de divisas del país.
Datos del gobierno egipcio señalan que sólo en octubre de este año el paso transoceánico dejó dividendos por 467,5 millones de dólares por el cruce de mil 930 embarcaciones, pese a que la piratería ya ha ahuyentado a unos 90 navíos noruegos que optan por circundar África.
La alarma se disparó en la ONU, donde el secretario general, Ban Ki-moon, lamentó que el incremento de esas acciones cause graves daños al comercio mundial y debilite al frágil gobierno provisional somalí.
“La situación está fuera de control. No hay ninguna disuasión firme y por eso continúan los ataques piratas”, afirmaba Choong a comienzos de semana, al opinar que el bandidismo marítimo campea porque los riesgos son bajos y las recompensas muy altas.
Tras conocerse el jueves el hundimiento de una nave atacante por los disparos de un barco de la armada india, el titular del Centro contra la Piratería de la OMI lo celebró como una “eficaz disuasión”.
Choong, sin embargo, suscitó dudas sobre si la mejor solución estará en abrir un nuevo frente de beligerancia armada contra esos criminales o agotar otras variantes no violentas.
Por lo pronto, el portavoz de la cancillería egipcia, Hossam Zaki, afirmó que “están abiertas todas las opciones” y Egipto, un gran perjudicado, dejará que sus agencias de seguridad “decidan si debe priorizarse o no la solución política y diplomática”.
El Cairo, 21 nov (PL) Los países del Medio Oriente con costas al Mar Rojo ven hoy en la piratería marítima una preocupante amenaza a la estabilidad y los negocios regionales, al afectar su importancia estratégica para la navegación comercial mundial.
La reunión realizada aquí entre diplomáticos de Egipto, Jordania, Yemen, Sudán y Arabia Saudita, todos miembros de la Liga Árabe, confirmó que, sin desatender la hasta ahora escurridiza paz israelo-palestina, la piratería en el Golfo de Adén exige máxima prioridad.
Según fuentes egipcias, Somalia y Djiboutí también fueron invitados al encuentro de El Cairo dada la incidencia de ese flagelo que se interpreta como resultado del deterioro de la situación política, de seguridad y humanitaria en Somalia y el Cuerno Africano en general.
Para las autoridades convocadas el jueves de emergencia se trató de poner el dedo sobre la llaga de un fenómeno que merece responsabilidad compartida de todas las naciones costeras, pues un agravamiento de la situación tendrá consecuencias incalculables.
La intención fue definir de conjunto una postura y estrategia para encarar la piratería frente a las costas somalíes y evitar que se extienda hacia el interior del Mar Rojo o el océano Índico.
El responsable de la reunión por la parte egipcia, Wafaa Bassem, destacó el consenso para habilitar un centro de vigilancia contra la piratería, realizar maniobras conjuntas de las armadas árabes y mejorar los sistemas de alerta para naves que utilizan el Mar Rojo.
Sin embargo, el comunicado final de la cita no precisó si los delegados decidieron soluciones inmediatas y sólo expuso que los diplomáticos “expresaron la preocupación de los estados árabes con costas en el Mar Rojo por el aumento del fenómeno de la piratería”.
Tras el secuestro esta semana de un supertanquero saudita con petróleo valorado en 100 millones de dólares, la ONU reportó que las bandas que operan frente a Somalia han capturado unos 95 barcos en 2008 y obtenido más de 30 millones de dólares por rescates.
Por su lado, Efthimios Mitropoulos, secretario general de la Organización Marítima Internacional (OMI), dijo que en 120 ataques frente a Somalia fueron retenidos unos 35 barcos y secuestrados más de 600 tripulantes por cuya libertad se pagaron 150 millones de dólares.
Agregó que desde comienzos de año dos marineros murieron a causa de esas acciones, mientras 14 naves y otros 280 hombres de mar fueron blanco de abordajes violentos, incluido un barco ucraniano cargado de armas y el supertanquero saudita.
Entretanto, el jefe del Centro contra la Piratería de la OMI, Noel Choong, señaló en Malasia que del total señalado por la ONU, 39 naves fueron capturadas sólo en el Golfo de Adén, ocho de ellas en las últimas dos semanas.
Dicha zona se sitúa en el Océano Indico entre Somalia y Yemen, y une al Mar Rojo a través del estrecho de Bab-el-Mandeb, por lo que es crucial para el trasiego del petróleo del Golfo Arábigo-Pérsico.
A pesar de ser contradictorias, son cifras de incidentes muy próximos a la ruta obligada de los buques que proceden de Asia y el Medio Oriente y buscan llegar a Europa por el Canal de Suez.
El canal es clave en el comercio internacional y cada año reporta a Egipto por concepto de cobro de peaje unos cinco mil millones de dólares, de ahí que constituya la mayor fuente de divisas del país.
Datos del gobierno egipcio señalan que sólo en octubre de este año el paso transoceánico dejó dividendos por 467,5 millones de dólares por el cruce de mil 930 embarcaciones, pese a que la piratería ya ha ahuyentado a unos 90 navíos noruegos que optan por circundar África.
La alarma se disparó en la ONU, donde el secretario general, Ban Ki-moon, lamentó que el incremento de esas acciones cause graves daños al comercio mundial y debilite al frágil gobierno provisional somalí.
“La situación está fuera de control. No hay ninguna disuasión firme y por eso continúan los ataques piratas”, afirmaba Choong a comienzos de semana, al opinar que el bandidismo marítimo campea porque los riesgos son bajos y las recompensas muy altas.
Tras conocerse el jueves el hundimiento de una nave atacante por los disparos de un barco de la armada india, el titular del Centro contra la Piratería de la OMI lo celebró como una “eficaz disuasión”.
Choong, sin embargo, suscitó dudas sobre si la mejor solución estará en abrir un nuevo frente de beligerancia armada contra esos criminales o agotar otras variantes no violentas.
Por lo pronto, el portavoz de la cancillería egipcia, Hossam Zaki, afirmó que “están abiertas todas las opciones” y Egipto, un gran perjudicado, dejará que sus agencias de seguridad “decidan si debe priorizarse o no la solución política y diplomática”.
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