Fuente: ABC de Sevilla
El alcalde de La Líne, Juan Carlos Juárez (PP), ha sido testigo de los de los últimos accidentes de buques: manchas de hidrocarburos en el mar y en las playas; en Punta Europa el «Fedra» partido en dos; y el «Tawe» en la Punta de San García, en la costa algecireña, vertiendo fuel. En torno al «Fedra», ningún dispositivo español, todos gibraltareños; A unos quinientos metros una plataforma intentando reflotar el «New Flame», semihundido desde el 12 de agosto del pasado año; y haciendo «bunkering» en «gasolineras flotantes», varios barcos en un radio escaso de un kilómetro.
«Era -recuerda Juan Carlos Juárez- un espectáculo desolador. Esto se produce porque en un momento determinado hay una situación climatológica adversa de fuertes vientos, y por la falta de previsión. Porque en la anterior ocasión, con la misma fuerza, se produjeron otros accidentes, el del «Sierra Nava», «New Flame» y «Samotrhaki».
Fue entonces cuando las autoridades se apresuraron a decir que se iba a instalar una torre de control, a nombrar un mando único para el Estrecho y a poner en marcha una batería de medidas «de las que no se ha cumplido ninguna. Aquí estamos al pairo de la situación climatológica y confiando en que no llegue ningún «Prestige». Si el buque «Fedra» hubiese sido un petrolero, estaríamos arruinados para diez años».
Mando único
Dado que los compromisos de las administraciones socialistas, Gobierno central y Junta de Andalucía, se han incumplido, subraya Juárez, la opción que le queda al alcalde de La Línea es acudir a su partido, y reclamarle al presidente del PP-A, Javier Arenas, para que vuelva a exigir que se hagan realidad.
Y éstas pasarían por el nombramiento de un mando único en el Estrecho, por trabajar en la prevención, por dotar a la zona de medios materiales y humanos para intervenir en casos de emergencia, y a nivel europeo por iniciativas que propicien la regulación del tráfico en aguas próximas a Gibraltar y que pongan fin a las «gasolineras flotantes».
A juicio del alcalde de La Línea, el Gobierno del Reino Unido no puede ver a Gibraltar como un ente extraño. «Existen unas norma europeas en materia de medio ambiente y de tráfico marítimo a las que está adherido el Reino Unido. Gibraltar es también algo nuestro, pero para que exista una convivencia todos tenemos que poner de nuestra parte».
Indicó que también España es una potencia marítima, y que los dos países tienen «medios suficientes» para abordar esta problemática, medios de los que sin embargo carece Gibraltar.
Juárez abogó por la creación de foro con la participación de todas las administraciones afectadas, incluidas las del Campo de Gibraltar, para abordar esas cuestiones que más preocupan a los ciudadanos, la del medio ambiente y la del tráfico marítimo.
Además, criticó que la Junta pretenda poner en valor un plan de excelencia en la comarca, reclamando que no se hagan críticas, cuando lo que tiene que hacer cumplir con sus obligaciones y no pedir que «callen las bocas».
Y en cuanto a la utilización de las aguas que rodean al Peñón, se mostró contundente: «Gibraltar no tiene aguas propias, y cuando se habla de que las gestiones, eso se dice de forma incorrecta.
El alcalde de La Líne, Juan Carlos Juárez (PP), ha sido testigo de los de los últimos accidentes de buques: manchas de hidrocarburos en el mar y en las playas; en Punta Europa el «Fedra» partido en dos; y el «Tawe» en la Punta de San García, en la costa algecireña, vertiendo fuel. En torno al «Fedra», ningún dispositivo español, todos gibraltareños; A unos quinientos metros una plataforma intentando reflotar el «New Flame», semihundido desde el 12 de agosto del pasado año; y haciendo «bunkering» en «gasolineras flotantes», varios barcos en un radio escaso de un kilómetro.
«Era -recuerda Juan Carlos Juárez- un espectáculo desolador. Esto se produce porque en un momento determinado hay una situación climatológica adversa de fuertes vientos, y por la falta de previsión. Porque en la anterior ocasión, con la misma fuerza, se produjeron otros accidentes, el del «Sierra Nava», «New Flame» y «Samotrhaki».
Fue entonces cuando las autoridades se apresuraron a decir que se iba a instalar una torre de control, a nombrar un mando único para el Estrecho y a poner en marcha una batería de medidas «de las que no se ha cumplido ninguna. Aquí estamos al pairo de la situación climatológica y confiando en que no llegue ningún «Prestige». Si el buque «Fedra» hubiese sido un petrolero, estaríamos arruinados para diez años».
Mando único
Dado que los compromisos de las administraciones socialistas, Gobierno central y Junta de Andalucía, se han incumplido, subraya Juárez, la opción que le queda al alcalde de La Línea es acudir a su partido, y reclamarle al presidente del PP-A, Javier Arenas, para que vuelva a exigir que se hagan realidad.
Y éstas pasarían por el nombramiento de un mando único en el Estrecho, por trabajar en la prevención, por dotar a la zona de medios materiales y humanos para intervenir en casos de emergencia, y a nivel europeo por iniciativas que propicien la regulación del tráfico en aguas próximas a Gibraltar y que pongan fin a las «gasolineras flotantes».
A juicio del alcalde de La Línea, el Gobierno del Reino Unido no puede ver a Gibraltar como un ente extraño. «Existen unas norma europeas en materia de medio ambiente y de tráfico marítimo a las que está adherido el Reino Unido. Gibraltar es también algo nuestro, pero para que exista una convivencia todos tenemos que poner de nuestra parte».
Indicó que también España es una potencia marítima, y que los dos países tienen «medios suficientes» para abordar esta problemática, medios de los que sin embargo carece Gibraltar.
Juárez abogó por la creación de foro con la participación de todas las administraciones afectadas, incluidas las del Campo de Gibraltar, para abordar esas cuestiones que más preocupan a los ciudadanos, la del medio ambiente y la del tráfico marítimo.
Además, criticó que la Junta pretenda poner en valor un plan de excelencia en la comarca, reclamando que no se hagan críticas, cuando lo que tiene que hacer cumplir con sus obligaciones y no pedir que «callen las bocas».
Y en cuanto a la utilización de las aguas que rodean al Peñón, se mostró contundente: «Gibraltar no tiene aguas propias, y cuando se habla de que las gestiones, eso se dice de forma incorrecta.
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