el
acuerdo por el que la petrolera mexicana Pemex cubrirá parte de sus
necesidades estructurales y de equipamiento en Ferrol es inminente, y ya
ultima flecos en los despachos del gigante centroamericano y los del
Ministerio de Industria español. Aunque mientras esto sucede, las
fuentes consultadas por ABC piden prudencia. La misma con la que se está
actuando desde el entorno del actual titular de la Xunta, Alberto Núñez
Feijóo, donde por el momento ni confirman ni desmienten nada acerca de
uno de los pactos más importantes para la economía gallega de los
últimos años.
Lo
que sí es seguro es que la cristalización definitiva de las gestiones
de Xunta y Gobierno con el Ejecutivo mexicano y la que es la cuarta
petrolera más grande del planeta tiene ya fecha de anuncio, a falta de
que en los astilleros se termine el detalle del contrato. Todo apunta a
que la ansiada firma, que se revela como la solución a una crisis en el
sector que el pasado año dejó en la calle a cerca de 2.000 trabajadores,
tenga lugar el próximo jueves 20 de septiembre.
En
total, el internacional acuerdo representará para los astilleros entre
18 y 24 meses de trabajo durante los que se podría llegar a emplear a
cerca de un millar de personas. Según las mismas fuentes, además, se
tratará de un encargo de carácter civil, un buque hotel del mismo tipo
del que construyó Barreras hace ahora un año y que le otorgó fama
internacional. En este punto cabe recordar que el veto de la Unión
Europea a la construcción civil en Ferrol contempla la excepción de que
dicha producción no supere el 20 por ciento del trabajo anual de la
empresa pública, algo con lo que, aseguran a este diario, se cumplirá
incluyendo este contrato.
Con
la confirmación de que Pemex hará efectivo el compromiso adquirido con
Galicia en mayo «antes de final de este mes», esta operación se perfila
ya como la segunda de las que petrolera y Xunta habían acordado y que
ahora se hace realidad. Y es que el pasado mes de agosto, Pemex
suscribía la solicitud de otorgamiento de trece hectáreas para ubicar su
base operativa en Europa en la infraestructura coruñesa. El desembarco
supone una inversión directa superior a los 57 millones de euros.
La
segunda parte de este suculento acuerdo llega en plena agitación
electoral del conflicto. El importe de la operación es todavía un
secreto, pero garantiza que las máquinas vuelvan a ponerse en marcha y
se frene la tendencia de paro que se ha cobrado más de 1.700 empleos en
el último año. Además, la operación trae a los astilleros ferrolanos
trabajo suficiente para acercarse a las puertas de 2015, fecha de
caducidad del veto europeo que restringe la actividad de Navantia
Fene-Ferrol a la construcción militar.
A
pesar del anuncio, los representantes de los trabajadores del astillero
público han venido elevando su protesta, toda vez que consideran que
este acuerdo podría ser sustitutivo de la futura construcción del dique
flotante en la localidad.
Política y polémica
Mientras
el acuerdo se perfila, políticos nacionalistas y socialistas no han
dudado en acudir a Ferrol para amplificar la foto de las protestas que
estos días se llevan a cabo en el ayuntamiento de la ciudad. Los gestos
de apoyo y la intensificación de las protestas coinciden con la
convocatoria de elecciones, algo que disgusta a quienes peinan los
últimos flecos del contrato y que se interpreta como una innecesaria
exhibición que de aportar algo, solo es una «pésima» imagen ante Pemex y
otros potenciales clientes.
Además
del contrato venidero, continúan sobre la mesa diferentes focos de
negociación. Turquía, Arabia Saudí y varios países de Iberoamérica se
han interesado por los servicios de la empresa pública y estudian
diferentes ofertas y presupuestos hechos desde las oficinas de
Fene-Ferrol. La semana pasada, el consejero delegado de los astilleros,
Jaime de Rábago, abría un nuevo frente en Qatar.
Todas
estas noticias podrían contribuir a aplacar momentáneamente la
exigencia de soluciones que estos días ha tomado forma de encierro en el
consistorio ferrolano.
«No dejan de darnos alegrías»
Unos
de los primeros en aplaudir ayer el preanuncio fueron los miembros del
PP de Vigo que, a través de su cuenta de Twitter apuntaban que «los
contratos conseguidos por Feijóo con Pemex no dejan de dar alegrías a
Galicia. Se benefician Vigo, La Coruña y Ferrol».
Otros
políticos, como el ex alcalde de La Coruña, Javier Losada, también se
manifestaba, aunque en este caso para mostrar sus dudas sobre el veto
que pesa sobre el astillero ferrolano. «El Gobierno sabe que hasta 2015
no puede hacer construcción naval civil en Navantia Ferrol por eso es
preciso dique para no perder empleo», comentaba Losada sin tener en
cuenta el 20 por ciento de margen que la ley le otorga y que da luz
verde al pacto.
Más
escépticos se mostraban los trabajadores de Navantia, que este sábado
seguían su encierro en el ayuntamiento de Ferrol mientras solicitaban a
través de las redes sociales explicaciones sobre los detalles del
acuerdo con la mexicana Pemex.
Todo,
a espera de la confirmación definitiva de un encargo millonario que,
previsiblemente, sacará a flote a Ferrol y que supone toda una bocanada
de aire para el naval gallego, uno de los sectores que más afectado se ha vito por la crisis económica de los últimos años.
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