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martes, 15 de noviembre de 2011

El 'sudoku' de las nuevas titulaciones

Fuente: Nauta 360

mbre de 2011 18:38

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La Dirección General de la Marina Mercante (DGMM), responsable entre otras áreas de la náutica de recreo, y la Asociación Nacional de Empresas Náuticas (ANEN) ha trabajado durante los dos últimos años en un proyecto de reforma de la norma en vigor sobre titulaciones (la Orden del Ministerio de Fomento 3200 de 2007). En España se enmarcan en la clase y tamaño de barco, así como del alcance de la navegación.

El sector y los usuarios no han recibido bien la reforma así planteada. En todo caso, ANEN y la DGMM han suspendido el proyecto hasta después del 20-N con la llegada del nuevo Gobierno de España.

En el borrador destacan cambios sustanciales en los dos extremos del abanico de la titulaciones. Por un lado,se relajan los requisitos para navegar en embarcaciones pequeñas (que son la mayoría de la flota en España) eliminando el título de patrón de navegación básica y extendiendo el límite de la licencia federativa hasta 8 metros de eslora. De esta manera, las federaciones de vela y moto-náutica ganarían competencias.

Y en el extremo superior, a los capitanes de yate, se les pretende limitar a una eslora máxima de 24 metros (actualmente no tienen límite).
Una liberalización mal planteada

Hablar de liberalización de las titulaciones podría parecer en principio algo deseable. El aficionado suele apelar al ejemplo de Irlanda e Inglaterra en donde paradójicamente, con unas condiciones de navegación de las más duras del planeta, no existe una obligación legal de tener una titulación para gobernar una embarcación de recreo sin fines comerciales. La responsabilidad, en un sentido amplio, recae sobre el propio individuo.

En otros países como Francia, Italia o Alemania, hay sistemas más o menos estrictos de licencias para navegar.

Los modelos sin licencias de Irlanda e Inglaterra, además de responder a su idiosincrasia, son posibles gracias a que cuentan con unas asociaciones de usuarios de larga tradición. En sus escuelas predomina la práctica respecto de la teoría. En cambio, relajar los requisitos administrativos y técnicos conlleva riesgos demasiado altos.
Las verdaderas necesidades y la reforma en su momento

A pesar de que la oferta es un complejo entramado de títulos y habilitaciones complementarias (vela y profesional), ANEN hablaba de 40.000 a 50.000 nuevos títulos expedidos anualmente en España. Antes de la crisis se matriculaban en nuestro país unas 13.000 embarcaciones, y en la actualidad, la mitad de esa cifra. Por tanto, no parece que sean los títulos para navegar la principal barrera para el desarrollo y la creación de empleo en el sector.

La regulación de las titulaciones tiene consecuencias de tipo económico y laboral. La marina mercante se encarga de elaborar los temarios y los exámenes de cada título con profesorado propio.

Las escuelas de náutica se ven obligadas a desaprovechar el trato directo con el usuario. La pasión por la navegación que comparten profesores y alumnos ha de que quedar a un lado para ceñirse a los programas de la DGMM, fundamentalmente teóricos, sesgados hacia el mundo del buque mercante y tangenciales a la vela y ajenos a la realidad actual de la navegación de recreo y deportiva. Todo esto debería cambiar.

Cuando llegue el momento oportuno para retomar la reforma, si ANEN se mantiene como interlocutor principal con la Administración tendrá que demostrar su capacidad para recoger las necesidades reales de los usuarios de todo el país y las del subsector relacionado con la formación náutica y transmitirlo a la Administración para elaborar una norma que promueva de forma segura y responsable la práctica de la navegación.

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