Fuente: Levante-emv
Los aeropuertos no son los únicos que tienen controladores. La entrada y la salida de los barcos de pasajeros y mercancías en los puertos también dependen de profesionales altamente cualificados y escasos. Son los prácticos del puerto. En España, hay 220, y doce de ellos están en Valencia. Levante-EMV ha seguido su día a día.
HORTENSIA GARCÍA VALENCIA El colapso aeroportuario provocado el pasado mes de diciembre por las bajas masivas de los controladores de Barajas puso el foco sobre unos profesionales tan necesarios como escasos. Pero no sólo los aeropuertos tienen controladores, los puertos también son infraestructuras estratégicas que necesitan personal cualificado para organizar el tráfico marítimo. Son los prácticos. En el puerto de Valencia hay 12 y la suya es una profesión de riesgo.
Su trabajo consiste en dirigir las maniobras de aproximación, atraque, desatraque y "enmendadas" o cambios de muelle de los barcos, en algunos casos auténticas ciudades flotantes con más de 300 metros de eslora, como el Queen Elisabeth II o los buques de mercancías de nueva generación de la naviera MSC.
Conocen como la palma de su mano las características de los puertos -calados, corrientes, régimen de vientos, oleaje...- y su misión es guiar a los capitanes de los barcos. Cuando los barcos están aproximadamente a un milla de la bocana del puerto, se acerca a ellos una potente lancha a bordo de la cual va el práctico. El bote se sitúa al costado del barco y el práctico sube al mismo mediante una escala de gato.
Es este trance, la buena forma física es imprescindible porque no sólo hay que subir y bajar a través de una escala de cuerda, maniobra en la que una caída puede tener un desenlace fatal. Una vez en el barco, el práctico tiene que subir al puente de mando para dar instrucciones al capitán. La mayoría de barcos tienen ascensor, pero a veces están averiados y hay que subir a pie el equivalente a diez pisos de altura.
Los prácticos son los "ojos" de los capitanes de barco y también "el primer embajador" de los puertos. "Es la primera persona con la que habla el capitán de un barco y si el servicio no es bueno, el armador no envía más barcos", apunta el director de operaciones de la Autoridad Portuaria de Valencia, Néstor Martínez.
Para que la comunicación funcione con capitanes llegados de cualquier parte del mundo los prácticos deben dominar el inglés. Es una de las pruebas eliminatorias en los exámenes de capacitación de práctico que periódicamente convoca la Dirección General de Marina Mercante del Ministerio de Fomento. El principal requisito, es el título de capitán de marina mercante y dos años de experiencia como capitán de un barco de más de mil toneladas. Además, los aspirantes deben acreditar conocimientos de legislación y superar pruebas físicas de resistencia y natación.
Una vez superado el examen, deben presentarse a las pruebas que convocan las autoridades portuarias y que les habilitan para trabajar en un puerto determinado. En España, hay 220 prácticos en ejercicio. Un colectivo con bastante movilidad geográfica.
Los prácticos se agrupan en corporaciones y prestan el servicio a los puertos en régimen de concesión (por un período mínimo de diez años). Para ellos, Algeciras, Bilbao, Valencia y Barcelona son la pera en dulce. Son puertos de primera con tráfico garantizado.
Los medios se han modernizado y del "walkie talkie" se ha pasado al control por radar (AIS) y la comunicación por satélite. Las instalaciones de los prácticos de Valencia tienen todos los detalles: sala de juntas, despachos, cocina y "camarotes" individuales. El practicaje es un servicio de 24 horas, los 365 días del año y se trabaja también por las noches.
La situación de colapso aéreo que provocaron los controladores no podría darse en los puertos, apunta Néstor Martínez. "La motivación del práctico es que vengan muchos barcos, por eso la colaboración y eficiencia es máxima".
El puerto de Valencia ha ido creciendo en proporción directa a la de los barcos, cada vez de dimensiones más colosales. Cuando el mítico Queen Elisabeth II visitó Valencia en 2008 tuvo que amarrar en uno de los diques exteriores porque, por calado, no cabía en otro sitio. Para prevenir "estrecheces" se está construyendo una nueva terminal aprovechando la nueva ampliación del puerto.
Para la Autoridad Portuaria de Valencia el turismo de cruceros es una apuesta de futuro, potenciada por la conexión en AVE con Madrid. El puerto de Valencia, donde operan cinco compañías de cruceros, recibió 155 cruceros en 2010 y confía en llegar a 220 en unos años.
Sin los prácticos, un puerto de primer nivel como el de Valencia, con 12.000 movimientos de entrada y salida de buques anuales, no podría funcionar.
Con la ley de Puertos de 1992, el practicaje -todavía una profesión de hombres- pasó a ser un servicio totalmente profesionalizado. Hasta entonces eran personal dependiente de las autoridades militares de la marina.
Aunque pueden parecer profesiones parecidas, los prácticos aseguran que tienen poco en común con los controladores aéreos. Y no sólo por el medio. "Ellos son funcionarios y nosotros no. Si no trabajamos, no cobramos", apunta Juan Carlos Rodríguez, uno de los prácticos de Valencia. "Funcionamos como una empresas y asumimos todos los gastos (personal, lanchas, combustible, equipos de navegación, chalecos...)". Juan Carlos Rodríguez, 54 años y de origen asturiano, asegura que "no hay unas operaciones más complejas que otras". "Todas lo son". Aunque, "es verdad que cuando viene un barco especial, como el Queen Elisabeth II, estudiamos sus características para que no haya problemas".
¿Y qué es lo peor que le puede pasar a un practico? Que el barco que dirige "se quede sin máquina", es decir, que se paren por cualquier motivo los motores. A Fernando Hermida, otro de los prácticos del puerto de Valencia, le sucedió. En plena maniobra de atraque el barco se paró. "Eran 170.000 toneladas de inercia que iban directas a empotrarse en un muelle", explica este práctico natural de Pontevedra. Al final, su pericia y la asistencia de los remolcadores lograron frenar el barco.
Cobran 3.000 euros al mes y no pueden trabajar más de 6 horas
Los prácticos están regulados por la ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante de 1992, por la ley de Régimen Económico y de Prestación de Servicios de Puertos Generales de 2003 y por el Reglamento General de Practicaje de 1996, que fija las tarifas. La nómina de un práctico es similar a la de un controlador aéreo. Ronda los 3.000 euros al mes, si bien se incrementa en función de los beneficios (mayor o menor número de buques que lleguen a puerto). El sueldo de un controlador aéreo está entre 3.000 y 6.0000 euros al mes, en función del aeropuerto en el que trabajen.
Los prácticos, como los controladores, no pueden trabajar más de unas horas determinadas al día. Se organizan en turnos de seis horas. Y en Valencia, realizan entre 10 y 15 maniobras diarias de atraque y desatraque. El principal tráfico del puerto de Valencia es el de buques de mercancías y cargueros, seguido de los cruceros. También llegan ferrys, megayates y algunos barcos militares. El servicio de practicaje es obligatorio por ley para todos los barcos de más de 500 toneladas. Algunos barcos están exentos, como los ferrys de líneas regulares que repiten muchas veces la misma maniobra. h. g. valencia
Los aeropuertos no son los únicos que tienen controladores. La entrada y la salida de los barcos de pasajeros y mercancías en los puertos también dependen de profesionales altamente cualificados y escasos. Son los prácticos del puerto. En España, hay 220, y doce de ellos están en Valencia. Levante-EMV ha seguido su día a día.
HORTENSIA GARCÍA VALENCIA El colapso aeroportuario provocado el pasado mes de diciembre por las bajas masivas de los controladores de Barajas puso el foco sobre unos profesionales tan necesarios como escasos. Pero no sólo los aeropuertos tienen controladores, los puertos también son infraestructuras estratégicas que necesitan personal cualificado para organizar el tráfico marítimo. Son los prácticos. En el puerto de Valencia hay 12 y la suya es una profesión de riesgo.
Su trabajo consiste en dirigir las maniobras de aproximación, atraque, desatraque y "enmendadas" o cambios de muelle de los barcos, en algunos casos auténticas ciudades flotantes con más de 300 metros de eslora, como el Queen Elisabeth II o los buques de mercancías de nueva generación de la naviera MSC.
Conocen como la palma de su mano las características de los puertos -calados, corrientes, régimen de vientos, oleaje...- y su misión es guiar a los capitanes de los barcos. Cuando los barcos están aproximadamente a un milla de la bocana del puerto, se acerca a ellos una potente lancha a bordo de la cual va el práctico. El bote se sitúa al costado del barco y el práctico sube al mismo mediante una escala de gato.
Es este trance, la buena forma física es imprescindible porque no sólo hay que subir y bajar a través de una escala de cuerda, maniobra en la que una caída puede tener un desenlace fatal. Una vez en el barco, el práctico tiene que subir al puente de mando para dar instrucciones al capitán. La mayoría de barcos tienen ascensor, pero a veces están averiados y hay que subir a pie el equivalente a diez pisos de altura.
Los prácticos son los "ojos" de los capitanes de barco y también "el primer embajador" de los puertos. "Es la primera persona con la que habla el capitán de un barco y si el servicio no es bueno, el armador no envía más barcos", apunta el director de operaciones de la Autoridad Portuaria de Valencia, Néstor Martínez.
Para que la comunicación funcione con capitanes llegados de cualquier parte del mundo los prácticos deben dominar el inglés. Es una de las pruebas eliminatorias en los exámenes de capacitación de práctico que periódicamente convoca la Dirección General de Marina Mercante del Ministerio de Fomento. El principal requisito, es el título de capitán de marina mercante y dos años de experiencia como capitán de un barco de más de mil toneladas. Además, los aspirantes deben acreditar conocimientos de legislación y superar pruebas físicas de resistencia y natación.
Una vez superado el examen, deben presentarse a las pruebas que convocan las autoridades portuarias y que les habilitan para trabajar en un puerto determinado. En España, hay 220 prácticos en ejercicio. Un colectivo con bastante movilidad geográfica.
Los prácticos se agrupan en corporaciones y prestan el servicio a los puertos en régimen de concesión (por un período mínimo de diez años). Para ellos, Algeciras, Bilbao, Valencia y Barcelona son la pera en dulce. Son puertos de primera con tráfico garantizado.
Los medios se han modernizado y del "walkie talkie" se ha pasado al control por radar (AIS) y la comunicación por satélite. Las instalaciones de los prácticos de Valencia tienen todos los detalles: sala de juntas, despachos, cocina y "camarotes" individuales. El practicaje es un servicio de 24 horas, los 365 días del año y se trabaja también por las noches.
La situación de colapso aéreo que provocaron los controladores no podría darse en los puertos, apunta Néstor Martínez. "La motivación del práctico es que vengan muchos barcos, por eso la colaboración y eficiencia es máxima".
El puerto de Valencia ha ido creciendo en proporción directa a la de los barcos, cada vez de dimensiones más colosales. Cuando el mítico Queen Elisabeth II visitó Valencia en 2008 tuvo que amarrar en uno de los diques exteriores porque, por calado, no cabía en otro sitio. Para prevenir "estrecheces" se está construyendo una nueva terminal aprovechando la nueva ampliación del puerto.
Para la Autoridad Portuaria de Valencia el turismo de cruceros es una apuesta de futuro, potenciada por la conexión en AVE con Madrid. El puerto de Valencia, donde operan cinco compañías de cruceros, recibió 155 cruceros en 2010 y confía en llegar a 220 en unos años.
Sin los prácticos, un puerto de primer nivel como el de Valencia, con 12.000 movimientos de entrada y salida de buques anuales, no podría funcionar.
Con la ley de Puertos de 1992, el practicaje -todavía una profesión de hombres- pasó a ser un servicio totalmente profesionalizado. Hasta entonces eran personal dependiente de las autoridades militares de la marina.
Aunque pueden parecer profesiones parecidas, los prácticos aseguran que tienen poco en común con los controladores aéreos. Y no sólo por el medio. "Ellos son funcionarios y nosotros no. Si no trabajamos, no cobramos", apunta Juan Carlos Rodríguez, uno de los prácticos de Valencia. "Funcionamos como una empresas y asumimos todos los gastos (personal, lanchas, combustible, equipos de navegación, chalecos...)". Juan Carlos Rodríguez, 54 años y de origen asturiano, asegura que "no hay unas operaciones más complejas que otras". "Todas lo son". Aunque, "es verdad que cuando viene un barco especial, como el Queen Elisabeth II, estudiamos sus características para que no haya problemas".
¿Y qué es lo peor que le puede pasar a un practico? Que el barco que dirige "se quede sin máquina", es decir, que se paren por cualquier motivo los motores. A Fernando Hermida, otro de los prácticos del puerto de Valencia, le sucedió. En plena maniobra de atraque el barco se paró. "Eran 170.000 toneladas de inercia que iban directas a empotrarse en un muelle", explica este práctico natural de Pontevedra. Al final, su pericia y la asistencia de los remolcadores lograron frenar el barco.
Cobran 3.000 euros al mes y no pueden trabajar más de 6 horas
Los prácticos están regulados por la ley de Puertos del Estado y de la Marina Mercante de 1992, por la ley de Régimen Económico y de Prestación de Servicios de Puertos Generales de 2003 y por el Reglamento General de Practicaje de 1996, que fija las tarifas. La nómina de un práctico es similar a la de un controlador aéreo. Ronda los 3.000 euros al mes, si bien se incrementa en función de los beneficios (mayor o menor número de buques que lleguen a puerto). El sueldo de un controlador aéreo está entre 3.000 y 6.0000 euros al mes, en función del aeropuerto en el que trabajen.
Los prácticos, como los controladores, no pueden trabajar más de unas horas determinadas al día. Se organizan en turnos de seis horas. Y en Valencia, realizan entre 10 y 15 maniobras diarias de atraque y desatraque. El principal tráfico del puerto de Valencia es el de buques de mercancías y cargueros, seguido de los cruceros. También llegan ferrys, megayates y algunos barcos militares. El servicio de practicaje es obligatorio por ley para todos los barcos de más de 500 toneladas. Algunos barcos están exentos, como los ferrys de líneas regulares que repiten muchas veces la misma maniobra. h. g. valencia
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