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MERCEDES GALLEGO En hogar improvisado de otra tripulación abandonada ha vuelto a convertirse el puerto de Alicante donde uno de cada cuatro mercantes inspeccionados es detenido hasta que se subsanan las deficiencias detectadas. Esta cifra hace de Alicante el puerto del país en el que más embarcaciones de las inspeccionadas se detienen en proporción al tráfico que registra. Sólo en lo que llevamos de año han sido inmovilizados 9 barcos de los 45 inspeccionados frente a las dos embarcaciones retenidas de las 101 examinadas en Valencia o los 12 de los 107 que arrojan los datos del puerto de Castellón, uno de los que más asemejan, aunue si alcanzarlo, al balance de Alicante.
Si el año pasado fueron un carguero turco y otro indio, ambos de bandera panameña, los que hicieron escala obligada en Alicante (durante meses el primero y para siempre el segundo), en estos momentos es el Melek N, un mercante turco de enseña de San Vicente y Granadinas (uno de los registros de conveniencia de las embarcaciones con más puntos para el desguace que para surcar los mares dada la laxitud de su legislación) el que desde el 3 de agosto permanece atracado frente al Instituto Politécnico Marítimo Pesquero con cinco de sus diez tripulantes a bordo. Tres georgianos y dos turcos que empiezan a no creerse las reiteradas promesas del armador, quien desde que Capitanía Marítima detuvo el carguero e impuso una fianza de 60.000 euros por las anomalías que presentaba lleva asegurando cada semana que el problema se arreglará "la que viene", sin que la solución se vislumbre.
Las deficiencias estructurales detectadas en el Melek N que, según se apunta desde Capitanía, "le hacen inseguro para la navegación", representan un tercio de los motivos de detención de las embarcaciones inspeccionadas en Alicante, seguido en un porcentaje similar por el control de las condiciones de trabajo y los horarios de las tripulaciones y completándose el tercio restante con el estado de los dispositivos de salvamento.
El combinado de controles a estos tres niveles (estado del barco, condiciones de los allí trabajan y equipos de salvamento) ha provocado la inmovilización en el puerto de Alicante de doce cargueros en apenas año y medio, registrándose una al mes entre julio y septiembre de este año.
Aún así, no es el celo inspector el único elemento determinante en el elevado número de inmovilizaciones en comparación con otros puertos de similar tráfico. Su peso específico tiene el lamentable estado de muchas de las embarcaciones que recalan en Alicante. "No tiene nada que ver el Mediterráneo con los puertos del norte", precisan desde Capitanía, "los barcos que llegan aquí son peores porque la flota es antigua ya que los tráficos se realizan fundamentalmente con el norte del África y con Oriente y tiene fletes muy bajos".
Pero inmovilizar un barco no sale gratis y es la Autoridad Portuaria la que, como explica su presidente, Miguel Campoy, "sufre las consecuencias de la aplicación de la ley". Sólo en tasas, el Ecstacy (que aguarda su condena al desguace desde mayo después de acoger durante un año a la tripulación que dejó abandonada su armador) debe 24.00o euros, cantidad a la que hay que sumar los gastos que supone la obligada vigilancia por motivos de seguridad y medioambientales. "Eso no significa que estemos en contra de aplicar la normativa, Capitanía hace lo que tiene que hacer, pero debe haber más colaboración entre todas las administraciones porque cuando se inmoviliza un barco nuestra responsabilidad es muy alta, además de que está ocupando un espacio que no pueden utilizar otros", agrega Campoy.
En la misma línea se expresa José Andrés Martínez, presidente de la Asociación de Consignatarios que agrupa a 22 empresarios que ejercen su actividad en el puerto de Alicante. "Que se detengan tantos barcos no es bueno y ese celo que estamos notando en la aplicación de la ley ya se lo hemos hecho saber a Capitanía. Ni Valencia ni Cartagena arrojan las estadísticas de Alicante. Claro que hay armadores que merecen estar en la cárcel, pero no debemos pasar por algo que los tráficos que se hacen aquí, como la exportación de mármol, son de productos baratos que buscan barcos baratos. ¿Por qué hemos de tener en Alicante dos mercantes detenidos? Además de ocupar espacio se generan procedimientos judiciales largos. Deberíamos plantear un debate sobre este tema", concluye el consignatario que quiere dejar claro que cuando un mercante no reúne condiciones ellos son los primeros en rechazar la consignación.
Mientras tanto, los tripulantes del Melek N, que además de haber sido abandonados llevan sin cobrar desde agosto, están sobreviviendo gracias a la ayuda de UGT del Mar y del Instituto Social de la Marina, que les están facilitando provisiones. El problema se agravará cuando arrecie el frío y se acabe el combustible, porque cada día que pasa están más convencidos de que el que ahora es su hogar es ya, de hecho, otro barco abandonado.
MERCEDES GALLEGO En hogar improvisado de otra tripulación abandonada ha vuelto a convertirse el puerto de Alicante donde uno de cada cuatro mercantes inspeccionados es detenido hasta que se subsanan las deficiencias detectadas. Esta cifra hace de Alicante el puerto del país en el que más embarcaciones de las inspeccionadas se detienen en proporción al tráfico que registra. Sólo en lo que llevamos de año han sido inmovilizados 9 barcos de los 45 inspeccionados frente a las dos embarcaciones retenidas de las 101 examinadas en Valencia o los 12 de los 107 que arrojan los datos del puerto de Castellón, uno de los que más asemejan, aunue si alcanzarlo, al balance de Alicante.
Si el año pasado fueron un carguero turco y otro indio, ambos de bandera panameña, los que hicieron escala obligada en Alicante (durante meses el primero y para siempre el segundo), en estos momentos es el Melek N, un mercante turco de enseña de San Vicente y Granadinas (uno de los registros de conveniencia de las embarcaciones con más puntos para el desguace que para surcar los mares dada la laxitud de su legislación) el que desde el 3 de agosto permanece atracado frente al Instituto Politécnico Marítimo Pesquero con cinco de sus diez tripulantes a bordo. Tres georgianos y dos turcos que empiezan a no creerse las reiteradas promesas del armador, quien desde que Capitanía Marítima detuvo el carguero e impuso una fianza de 60.000 euros por las anomalías que presentaba lleva asegurando cada semana que el problema se arreglará "la que viene", sin que la solución se vislumbre.
Las deficiencias estructurales detectadas en el Melek N que, según se apunta desde Capitanía, "le hacen inseguro para la navegación", representan un tercio de los motivos de detención de las embarcaciones inspeccionadas en Alicante, seguido en un porcentaje similar por el control de las condiciones de trabajo y los horarios de las tripulaciones y completándose el tercio restante con el estado de los dispositivos de salvamento.
El combinado de controles a estos tres niveles (estado del barco, condiciones de los allí trabajan y equipos de salvamento) ha provocado la inmovilización en el puerto de Alicante de doce cargueros en apenas año y medio, registrándose una al mes entre julio y septiembre de este año.
Aún así, no es el celo inspector el único elemento determinante en el elevado número de inmovilizaciones en comparación con otros puertos de similar tráfico. Su peso específico tiene el lamentable estado de muchas de las embarcaciones que recalan en Alicante. "No tiene nada que ver el Mediterráneo con los puertos del norte", precisan desde Capitanía, "los barcos que llegan aquí son peores porque la flota es antigua ya que los tráficos se realizan fundamentalmente con el norte del África y con Oriente y tiene fletes muy bajos".
Pero inmovilizar un barco no sale gratis y es la Autoridad Portuaria la que, como explica su presidente, Miguel Campoy, "sufre las consecuencias de la aplicación de la ley". Sólo en tasas, el Ecstacy (que aguarda su condena al desguace desde mayo después de acoger durante un año a la tripulación que dejó abandonada su armador) debe 24.00o euros, cantidad a la que hay que sumar los gastos que supone la obligada vigilancia por motivos de seguridad y medioambientales. "Eso no significa que estemos en contra de aplicar la normativa, Capitanía hace lo que tiene que hacer, pero debe haber más colaboración entre todas las administraciones porque cuando se inmoviliza un barco nuestra responsabilidad es muy alta, además de que está ocupando un espacio que no pueden utilizar otros", agrega Campoy.
En la misma línea se expresa José Andrés Martínez, presidente de la Asociación de Consignatarios que agrupa a 22 empresarios que ejercen su actividad en el puerto de Alicante. "Que se detengan tantos barcos no es bueno y ese celo que estamos notando en la aplicación de la ley ya se lo hemos hecho saber a Capitanía. Ni Valencia ni Cartagena arrojan las estadísticas de Alicante. Claro que hay armadores que merecen estar en la cárcel, pero no debemos pasar por algo que los tráficos que se hacen aquí, como la exportación de mármol, son de productos baratos que buscan barcos baratos. ¿Por qué hemos de tener en Alicante dos mercantes detenidos? Además de ocupar espacio se generan procedimientos judiciales largos. Deberíamos plantear un debate sobre este tema", concluye el consignatario que quiere dejar claro que cuando un mercante no reúne condiciones ellos son los primeros en rechazar la consignación.
Mientras tanto, los tripulantes del Melek N, que además de haber sido abandonados llevan sin cobrar desde agosto, están sobreviviendo gracias a la ayuda de UGT del Mar y del Instituto Social de la Marina, que les están facilitando provisiones. El problema se agravará cuando arrecie el frío y se acabe el combustible, porque cada día que pasa están más convencidos de que el que ahora es su hogar es ya, de hecho, otro barco abandonado.
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