Fuente: Universia
La UNAM cuenta con dos buques oceanográficos que llevan casi 30 años ayudando a todo tipo de experimentos.
Los buques oceanográficos de la UNAM, más que barcos, son laboratorios de trabajo móviles y flotantes. El Puma y el Justo Sierra, abanderados en 1980 y 1982, fueron diseñados especialmente para navegar en las aguas mexicanas. Tienen una gran maniobrabilidad y pueden operar bajo distintas condiciones marinas y meteorológicas en un radio de 9 mil millas náuticas.
En ambas plataformas “se pueden realizar investigaciones de muy distinta índole, pues sirve tanto a biólogos como a oceanógrafos”, explicó su coordinador, Ingvar Emilsson Jonatansdottir. Los cruceros o campañas oceanográficas pueden durar desde cinco hasta 75 días. “Cada buque puede quedarse fuera de puerto un mes ya que son autónomos e incluso producen su propia agua”.
En el palo principal de los buques, a 15 metros sobre del nivel del mar, se ubica una plataforma para instalación de sensores meteorológicos y observación visual. También cuentan con graficadores, impresoras, ecosondas de penetración, de navegación y sonar para detección de cardúmenes, repetidoras de instrumentos de navegación y registradores continuos de salinidad, temperatura y fluorometría superficiales.
Cada buque navega en promedio 180 días cada 12 meses, y una vez al año ambos participan en una campaña llamada Métodos, en la que estudiantes de doctorado y maestría del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM realizan, durante 10 días, prácticas en altamar para adquirir “un poco de experiencia” y hacerse de una formación integral.
Desde marzo del año 2000, la Secretaría de Investigación y Desarrollo, a través de la Coordinación de Plataformas Oceanográficas, se ha hecho cargo de la operación y mantenimiento de los dos buques y sus respectivas bases, situadas en los puertos de Mazatlán, Sinaloa y Tuxpan, Veracruz.
Actualmente son propiedad de la UNAM, pero en el pasado, específicamente la primera década tras su construcción, funcionaban mediante un acuerdo tripartita entre Pemex, Conacyt y la Universidad Nacional.
Petróleos Mexicanos usaba los barcos para realizar estudios de contaminación del mar, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) cedía su tiempo a instituciones que realizaban diversos trabajos de campo y la Universidad desarrollaba investigaciones con ellos. El convenio terminó en 1991, y de ahí en adelante la UNAM se quedó al frente de este par de plataformas.
Construidos en Noruega, cada uno pesa mil 100 toneladas y mide 50 metros. Pueden alojar hasta 21 pasajeros en el Justo Sierra y 20 en El Puma, más los 15 integrantes de la tripulación, que van desde el capitán hasta el cocinero, dijo Ingvar, quien participó en el diseño de El Puma.
Desde 1994 Emilsson coordina las plataformas y se siente orgulloso de esta labor. “Tengo muchos recuerdos y anécdotas de estos buques, cada uno significa experiencias que no cambiaría”.
Fuente: UNAM
La UNAM cuenta con dos buques oceanográficos que llevan casi 30 años ayudando a todo tipo de experimentos.
Los buques oceanográficos de la UNAM, más que barcos, son laboratorios de trabajo móviles y flotantes. El Puma y el Justo Sierra, abanderados en 1980 y 1982, fueron diseñados especialmente para navegar en las aguas mexicanas. Tienen una gran maniobrabilidad y pueden operar bajo distintas condiciones marinas y meteorológicas en un radio de 9 mil millas náuticas.
En ambas plataformas “se pueden realizar investigaciones de muy distinta índole, pues sirve tanto a biólogos como a oceanógrafos”, explicó su coordinador, Ingvar Emilsson Jonatansdottir. Los cruceros o campañas oceanográficas pueden durar desde cinco hasta 75 días. “Cada buque puede quedarse fuera de puerto un mes ya que son autónomos e incluso producen su propia agua”.
En el palo principal de los buques, a 15 metros sobre del nivel del mar, se ubica una plataforma para instalación de sensores meteorológicos y observación visual. También cuentan con graficadores, impresoras, ecosondas de penetración, de navegación y sonar para detección de cardúmenes, repetidoras de instrumentos de navegación y registradores continuos de salinidad, temperatura y fluorometría superficiales.
Cada buque navega en promedio 180 días cada 12 meses, y una vez al año ambos participan en una campaña llamada Métodos, en la que estudiantes de doctorado y maestría del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM realizan, durante 10 días, prácticas en altamar para adquirir “un poco de experiencia” y hacerse de una formación integral.
Desde marzo del año 2000, la Secretaría de Investigación y Desarrollo, a través de la Coordinación de Plataformas Oceanográficas, se ha hecho cargo de la operación y mantenimiento de los dos buques y sus respectivas bases, situadas en los puertos de Mazatlán, Sinaloa y Tuxpan, Veracruz.
Actualmente son propiedad de la UNAM, pero en el pasado, específicamente la primera década tras su construcción, funcionaban mediante un acuerdo tripartita entre Pemex, Conacyt y la Universidad Nacional.
Petróleos Mexicanos usaba los barcos para realizar estudios de contaminación del mar, el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) cedía su tiempo a instituciones que realizaban diversos trabajos de campo y la Universidad desarrollaba investigaciones con ellos. El convenio terminó en 1991, y de ahí en adelante la UNAM se quedó al frente de este par de plataformas.
Construidos en Noruega, cada uno pesa mil 100 toneladas y mide 50 metros. Pueden alojar hasta 21 pasajeros en el Justo Sierra y 20 en El Puma, más los 15 integrantes de la tripulación, que van desde el capitán hasta el cocinero, dijo Ingvar, quien participó en el diseño de El Puma.
Desde 1994 Emilsson coordina las plataformas y se siente orgulloso de esta labor. “Tengo muchos recuerdos y anécdotas de estos buques, cada uno significa experiencias que no cambiaría”.
Fuente: UNAM
No hay comentarios.:
Publicar un comentario