Fuente: Reuters
Por Melanie Lee
SINGAPUR (Reuters) - El soldador naval Mohammad Ali fue a Singapur a ganar dinero para mantener a su familia en Bangladesh. Sabía poco sobre la tormenta económica que estaba apareciendo en otros continentes y que acabaría con su humilde sueño, dejándolo encerrado en una jaula.
Después de tomar casi 6.000 dólares prestados para pagar los honorarios de las agencias de empleo y trabajar en Singapur, Ali fue despedido en medio de la crisis económica que agotó el trabajo en el astillero.
Lo que le sucedió a continuación fue inimaginable.
Su empleador lo encerró junto a 100 otros trabajadores en una jaula a la intemperie para evitar que se quejen ante las autoridades sobre los salarios que les debían.
Con lluvia o bajo el sol, Ali estuvo atrapado como un animal durante los próximos tres meses. Su odisea terminó en septiembre cuando un grupo defensor local se enteró e informó al Ministerio de Trabajo de Singapur.
Ali, quien ahora vive en una estación de trenes subterráneos y sobrevive en base a una comida gratis al día, está dispuesto a irse a casa.
"Venir a Singapur no fue bueno, quiero regresar a Bangladesh. Allí tengo madre, padre, hermana, hermano para que me ayuden. Aquí no tengo a nadie", dijo Ali en un precario inglés.
Las industrias de la construcción, de la manufactura y los astilleros de Singapur solían estar al rojo vivo, llegando a contratar a casi 800.000 inmigrantes en el 2007. Pero cuando la economía cayó en recesión, la demanda de trabajo se desplomó y los grandes proyectos fueron cancelados o pospuestos.
eso no sólo ocurrió en Singapur.
Grupos de derechos humanos dicen que muchos de los aproximadamente 100 millones de trabajadores inmigrantes del mundo están en serios aprietos, mientras que los problemas económicos en el Golfo, Singapur y Taiwán dan lugar a despidos en masa en países como Bangladesh, China, India, Pakistán, Filipinas y Sri Lanka.
Los despidos de estos trabajadores podrían aumentar el desempleo y la pobreza en sus países de origen cuando estos regresen sin empleo y a menudo con deudas considerables.
También podría desacelerar el crecimiento económico de países como Bangladesh, Filipinas y Sri Lanka, que dependen mayormente de las remesas.
"Típicamente, los inmigrantes son los últimos en ser contratados y los primeros en ser despedidos", dijo Patrick Taran, destacado especialista en inmigración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
"Los países por los que hay que preocuparse son los pobres y marginalizados, que tienen una porción significativa de su población laboral en el extranjero y para los cuales incluso una modesta disminución en las remesas y un incremento en el regreso de personas tiene un gran impacto en sus comunidades", dijo el hombre, citando a Bangladesh y Haití como ejemplos.
PERDIDAS LABORALES
Aunque no hay una cifra definitiva del número de trabajadores inmigrantes que se espera pierdan sus empleos por la crisis económica, la evidencia y los cálculos de las agencias de ayuda humanitaria muestran que se verá afectado un número significativo.
Gary Martínez, director de Migrante, una organización de trabajadores migratorios filipinos, dijo esperar que unos 100.000 empleados filipinos sean despedidos. Muchos ya han perdido sus puestos.
Aproximadamente una de cada 10 personas filipinas trabaja en el extranjero en la construcción, el transporte o el servicio doméstico. Se estima que estos enviaron a casa 16.000 millones de dólares en el 2008.
El ministro de Trabajo en el Exterior de Sri Lanka, Keheliya Rambukwella, afirmó a Reuters recientemente que esperaba que al menos 10.000 ceilandeses pierdan sus puestos de trabajo en Oriente Medio, una sombra en el horizonte para aun país donde las remesas son el segundo mayor generador de divisas extranjeras, después de las exportaciones de prendas.
Como consecuencia de la desaceleración económica, el Banco Mundial dijo que espera que los giros, el sustento de millones en el tercer mundo, se moderen significativamente en los próximos dos años y que las remesas en el 2009 caigan casi 1 por ciento.
El año pasado el flujo global de remesas fue de 283.000 millones de dólares.
Pero mientras se deteriora el estado de su economía, el bienestar social de los trabajadores migratorios está también en riesgo.
"Todo ha desaparecido y estoy endeudado hasta el cuello", dijo la filipina Vangie Paticeria, quien perdió su trabajo en Taiwán en diciembre y eligió regresar a casa a Filipinas.
(Reporte Adicional de Manny Mogato en Manila; Shihar Aneez en Colombo; Editado en español por Marion Giraldo)
Por Melanie Lee
SINGAPUR (Reuters) - El soldador naval Mohammad Ali fue a Singapur a ganar dinero para mantener a su familia en Bangladesh. Sabía poco sobre la tormenta económica que estaba apareciendo en otros continentes y que acabaría con su humilde sueño, dejándolo encerrado en una jaula.
Después de tomar casi 6.000 dólares prestados para pagar los honorarios de las agencias de empleo y trabajar en Singapur, Ali fue despedido en medio de la crisis económica que agotó el trabajo en el astillero.
Lo que le sucedió a continuación fue inimaginable.
Su empleador lo encerró junto a 100 otros trabajadores en una jaula a la intemperie para evitar que se quejen ante las autoridades sobre los salarios que les debían.
Con lluvia o bajo el sol, Ali estuvo atrapado como un animal durante los próximos tres meses. Su odisea terminó en septiembre cuando un grupo defensor local se enteró e informó al Ministerio de Trabajo de Singapur.
Ali, quien ahora vive en una estación de trenes subterráneos y sobrevive en base a una comida gratis al día, está dispuesto a irse a casa.
"Venir a Singapur no fue bueno, quiero regresar a Bangladesh. Allí tengo madre, padre, hermana, hermano para que me ayuden. Aquí no tengo a nadie", dijo Ali en un precario inglés.
Las industrias de la construcción, de la manufactura y los astilleros de Singapur solían estar al rojo vivo, llegando a contratar a casi 800.000 inmigrantes en el 2007. Pero cuando la economía cayó en recesión, la demanda de trabajo se desplomó y los grandes proyectos fueron cancelados o pospuestos.
eso no sólo ocurrió en Singapur.
Grupos de derechos humanos dicen que muchos de los aproximadamente 100 millones de trabajadores inmigrantes del mundo están en serios aprietos, mientras que los problemas económicos en el Golfo, Singapur y Taiwán dan lugar a despidos en masa en países como Bangladesh, China, India, Pakistán, Filipinas y Sri Lanka.
Los despidos de estos trabajadores podrían aumentar el desempleo y la pobreza en sus países de origen cuando estos regresen sin empleo y a menudo con deudas considerables.
También podría desacelerar el crecimiento económico de países como Bangladesh, Filipinas y Sri Lanka, que dependen mayormente de las remesas.
"Típicamente, los inmigrantes son los últimos en ser contratados y los primeros en ser despedidos", dijo Patrick Taran, destacado especialista en inmigración de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
"Los países por los que hay que preocuparse son los pobres y marginalizados, que tienen una porción significativa de su población laboral en el extranjero y para los cuales incluso una modesta disminución en las remesas y un incremento en el regreso de personas tiene un gran impacto en sus comunidades", dijo el hombre, citando a Bangladesh y Haití como ejemplos.
PERDIDAS LABORALES
Aunque no hay una cifra definitiva del número de trabajadores inmigrantes que se espera pierdan sus empleos por la crisis económica, la evidencia y los cálculos de las agencias de ayuda humanitaria muestran que se verá afectado un número significativo.
Gary Martínez, director de Migrante, una organización de trabajadores migratorios filipinos, dijo esperar que unos 100.000 empleados filipinos sean despedidos. Muchos ya han perdido sus puestos.
Aproximadamente una de cada 10 personas filipinas trabaja en el extranjero en la construcción, el transporte o el servicio doméstico. Se estima que estos enviaron a casa 16.000 millones de dólares en el 2008.
El ministro de Trabajo en el Exterior de Sri Lanka, Keheliya Rambukwella, afirmó a Reuters recientemente que esperaba que al menos 10.000 ceilandeses pierdan sus puestos de trabajo en Oriente Medio, una sombra en el horizonte para aun país donde las remesas son el segundo mayor generador de divisas extranjeras, después de las exportaciones de prendas.
Como consecuencia de la desaceleración económica, el Banco Mundial dijo que espera que los giros, el sustento de millones en el tercer mundo, se moderen significativamente en los próximos dos años y que las remesas en el 2009 caigan casi 1 por ciento.
El año pasado el flujo global de remesas fue de 283.000 millones de dólares.
Pero mientras se deteriora el estado de su economía, el bienestar social de los trabajadores migratorios está también en riesgo.
"Todo ha desaparecido y estoy endeudado hasta el cuello", dijo la filipina Vangie Paticeria, quien perdió su trabajo en Taiwán en diciembre y eligió regresar a casa a Filipinas.
(Reporte Adicional de Manny Mogato en Manila; Shihar Aneez en Colombo; Editado en español por Marion Giraldo)
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