Fuente: LNE
CAPITÁN Y EX DIRECTOR GENERAL DE LA MARINA MERCANTE
Cuando la Constitución española de 1978 ya ha cumplido más de tres décadas, la historia de la Marina Civil sigue siendo una especie de materia «reservada». Y quizá por esa razón aún se plantean algunas cuestiones que no hacen más que confirmar el desconocimiento generalizado de la evolución de la administración marítima en los últimos siglos. No es éste el lugar idóneo para desarrollar con detalle la trayectoria histórica de las administraciones competentes en asuntos marítimos, pero basten unos breves apuntes para recordar algunos de los hitos más significativos a partir del descubrimiento de América.
Siempre ha habido una Marina Civil, anterior en el tiempo, y una Marina Militar. La Marina Mercante forma parte de la Marina Civil, por lo que la idea de hay dos marinas, la Mercante y la Militar, es perversa.
El primer intento serio de dotar España una estructura administrativa específica de la Marina Civil se registra a principios del siglo XVI, cuando los Reyes Católicos, por real cédula de 14 de enero de 1503, crean la Casa de Contratación de Sevilla. El descubrimiento de América, en 1492, demandaba una administración de tales características.
La Casa fue sin duda la organización administrativa más sólida y completa de la Marina Civil española a lo largo de toda su historia. En ella se integraban, entre otras, las competencias relacionadas con la navegación y el comercio marítimo, con la construcción naval, con las actividades portuarias, con las enseñanzas de náutica y la justicia relativa a los asuntos marítimos. Con diversas reformas y reestructuraciones la Casa se mantuvo viva hasta 1790.
Creación de la Armada Española
En el año 1700, Carlos II fallece sin dejar descendientes, por lo que propone al duque de Anjou que le suceda. Lo hará como Felipe V. Esta designación provoca, en primer lugar, la sublevación de Nápoles y, posteriormente, la llamada Guerra de Sucesión (1702).
Firmado el Tratado de Utrecht (1713) y superadas las dificultades de la posguerra, en 1717 se crea en Cádiz la Academia de Guardias Marinas, si bien habrán de pasar varias décadas antes de que se consolide definitivamente el cuerpo básico de la Marina de Guerra. Con la consolidación de dicho cuerpo la Marina Civil entrará en una prolongada fase de declive, quedando sometida a los criterios y pautas de una nueva administración marítima de marcado carácter militar. Consecuentemente, la Casa de Contratación, cada vez más débil en su papel, terminaría por sucumbir definitivamente en 1790.
A partir de entonces la Marina Civil permanecería bajo la tutela militar hasta la llegada de la Segunda República. El 20 de octubre de 1931, se publica la «Ley de defensa de la República». El 9 de diciembre del mismo año se promulga la Constitución de la Segunda República. Al iniciarse ésta, la Marina Civil se encontraba en unas condiciones penosas.
La edad media de la flota superaba los 20 años de antigüedad y no había fletes suficientes para ocupar todos los barcos de la flota. Era necesario, pues, romper con la triste herencia del sistema precedente. Las reformas impulsadas por la República se plasmaron en la ley de 12 de enero de 1932, que, entre otras cosas, contemplaba la separación de la Marina Civil de la Marina Militar, aunque ambas permanecían en la esfera del Ministerio de Marina. Se crea simultáneamente la Subsecretaría de la Mariana Civil, cuya sede fue la misma que ocupa actualmente la Dirección General de la Marina Mercante. Se crea, asimismo, un instrumento esencial para el buen funcionamiento de la nueva administración civil, como lo fue el Cuerpo de Servicios Marítimos.
Integraban aquella Subsecretaría de la Marina Civil cuatro inspecciones: la de Navegación, la de Pesca, la de Buques y Construcción Naval y la de Personal y Alistamiento. En agosto de 1934, la nueva Subsecretaria pierde definitivamente su dependencia del Ministerio de Marina, pasando a depender del de Industria y Comercio.
El 28 de agosto de 1935 el diario «ABC» publicaba la siguiente noticia: «Don Eduardo Piñán, subsecretario de la Marina Civil, visitó ayer la ciudad de Santander y luego se dirigió a Gijón en el buque "Cristóbal Colón"».
Pero las restricciones económicas impuestas a finales de 1935 terminarían por rebajar el rango de la Subsecretaría, convirtiéndola en Dirección General de la Marina Civil. Se situaría al frente de la misma a Nicolás Franco Bahamonde. En 1936 se crea el Ministerio de Comunicaciones y Marina Mercante.
Tras el golpe de Estado llevado a cabo por el general Francisco Franco, España se vería sumida en un largo baño de sangre. Finalizada la Guerra Civil en 1939, una de las primeras y significativas medidas del régimen fue la de militarizar la Marina Civil y disolver el Cuerpo de Servicios Marítimos. La dictadura sustituyó inmediatamente el calificativo civil por el de mercante, de tal forma que la Subsecretaría y Dirección General del Marina Civil pasaron a serlo de la Marina Mercante.
Es lamentable que los gobiernos democráticos no hayan sido capaces de vencer las resistencias para que la Marina Civil recuperase sus señas de identidad y el prestigio que por su brillante trayectoria histórica le corresponden.
Siempre ha habido una Marina Civil, anterior en el tiempo, y una Marina Militar. La Marina Mercante forma parte de la Marina Civil, por lo que la idea de hay dos marinas, la Mercante y la Militar, es perversa.
El primer intento serio de dotar España una estructura administrativa específica de la Marina Civil se registra a principios del siglo XVI, cuando los Reyes Católicos, por real cédula de 14 de enero de 1503, crean la Casa de Contratación de Sevilla. El descubrimiento de América, en 1492, demandaba una administración de tales características.
La Casa fue sin duda la organización administrativa más sólida y completa de la Marina Civil española a lo largo de toda su historia. En ella se integraban, entre otras, las competencias relacionadas con la navegación y el comercio marítimo, con la construcción naval, con las actividades portuarias, con las enseñanzas de náutica y la justicia relativa a los asuntos marítimos. Con diversas reformas y reestructuraciones la Casa se mantuvo viva hasta 1790.
Creación de la Armada Española
En el año 1700, Carlos II fallece sin dejar descendientes, por lo que propone al duque de Anjou que le suceda. Lo hará como Felipe V. Esta designación provoca, en primer lugar, la sublevación de Nápoles y, posteriormente, la llamada Guerra de Sucesión (1702).
Firmado el Tratado de Utrecht (1713) y superadas las dificultades de la posguerra, en 1717 se crea en Cádiz la Academia de Guardias Marinas, si bien habrán de pasar varias décadas antes de que se consolide definitivamente el cuerpo básico de la Marina de Guerra. Con la consolidación de dicho cuerpo la Marina Civil entrará en una prolongada fase de declive, quedando sometida a los criterios y pautas de una nueva administración marítima de marcado carácter militar. Consecuentemente, la Casa de Contratación, cada vez más débil en su papel, terminaría por sucumbir definitivamente en 1790.
A partir de entonces la Marina Civil permanecería bajo la tutela militar hasta la llegada de la Segunda República. El 20 de octubre de 1931, se publica la «Ley de defensa de la República». El 9 de diciembre del mismo año se promulga la Constitución de la Segunda República. Al iniciarse ésta, la Marina Civil se encontraba en unas condiciones penosas.
La edad media de la flota superaba los 20 años de antigüedad y no había fletes suficientes para ocupar todos los barcos de la flota. Era necesario, pues, romper con la triste herencia del sistema precedente. Las reformas impulsadas por la República se plasmaron en la ley de 12 de enero de 1932, que, entre otras cosas, contemplaba la separación de la Marina Civil de la Marina Militar, aunque ambas permanecían en la esfera del Ministerio de Marina. Se crea simultáneamente la Subsecretaría de la Mariana Civil, cuya sede fue la misma que ocupa actualmente la Dirección General de la Marina Mercante. Se crea, asimismo, un instrumento esencial para el buen funcionamiento de la nueva administración civil, como lo fue el Cuerpo de Servicios Marítimos.
Integraban aquella Subsecretaría de la Marina Civil cuatro inspecciones: la de Navegación, la de Pesca, la de Buques y Construcción Naval y la de Personal y Alistamiento. En agosto de 1934, la nueva Subsecretaria pierde definitivamente su dependencia del Ministerio de Marina, pasando a depender del de Industria y Comercio.
El 28 de agosto de 1935 el diario «ABC» publicaba la siguiente noticia: «Don Eduardo Piñán, subsecretario de la Marina Civil, visitó ayer la ciudad de Santander y luego se dirigió a Gijón en el buque "Cristóbal Colón"».
Pero las restricciones económicas impuestas a finales de 1935 terminarían por rebajar el rango de la Subsecretaría, convirtiéndola en Dirección General de la Marina Civil. Se situaría al frente de la misma a Nicolás Franco Bahamonde. En 1936 se crea el Ministerio de Comunicaciones y Marina Mercante.
Tras el golpe de Estado llevado a cabo por el general Francisco Franco, España se vería sumida en un largo baño de sangre. Finalizada la Guerra Civil en 1939, una de las primeras y significativas medidas del régimen fue la de militarizar la Marina Civil y disolver el Cuerpo de Servicios Marítimos. La dictadura sustituyó inmediatamente el calificativo civil por el de mercante, de tal forma que la Subsecretaría y Dirección General del Marina Civil pasaron a serlo de la Marina Mercante.
Es lamentable que los gobiernos democráticos no hayan sido capaces de vencer las resistencias para que la Marina Civil recuperase sus señas de identidad y el prestigio que por su brillante trayectoria histórica le corresponden.
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