Fuente: Excelsior
Ricardo Pascoe Pierce
Si México fuera previsor, sabríamos que hay que construir el puerto ahora, para estar bien posicionados cuando se supere la crisis.
Ya no habrá la gran obra infraestructural de Punta Colonet en este sexenio. El presidente Calderón perdió la oportunidad de crear un nuevo polo de desarrollo durante su Presidencia y que generaría más de 160 mil empleos directos, ello básicamente porque fue manejado por funcionarios cuyos intereses personales impidieron que el proyecto se diera. Cayó víctima de esos intereses, pero también de la crisis económica global, pues la demanda de más espacios portuarios no sigue una curva ascendente. La demanda mundial de productos y servicios tardará algún tiempo en recuperarse. Si México fuera previsor, sabríamos que hay que construir el puerto ahora, para estar bien posicionados cuando se supere la crisis. Pero la entreverada estructura de intereses personales y corporativos lo impedirá, como lo ha hecho hasta la fecha.
La situación se antoja suicida. Ciertamente lo es, pero tiene su lógica. Los más altos funcionarios de la SCT sabían que, además del negocio del puerto, la mina tiene un alto valor económico y querían apropiarse de ella. Así que debían denigrar ese proyecto para anular el Título de Concesión, con la expectativa de hacerse, ellos mismos, de otro título, pero suyo. Por lo tanto, han recurrido al argumento pedestre de que la empresa minera, como privada, es antipatriótica, pues “impide” el desarrollo del proyecto “nacionalista” del puerto que, se argumenta, sería de la nación, cuando en realidad el proyecto del puerto es tan privado como la mina. Es más, el puerto de Punta Colonet podría quedar en manos chinas, lo cual le plantea un problema de seguridad nacional al gobierno de Estados Unidos y debiera, aunque sea levemente, levantar algunas cejas en el CISEN.
La consultora Mercer realizó el estudio de factibilidad de la zona de Colonet para descalificar a la minera, en 2006. La consultora GEA también desarrolló asesorías relacionadas con la zona, apoyando el desarrollo del puerto y descalificando a la empresa minera. En ambos casos, algunos de los integrantes más importantes de esas consultoras son o han sido altos funcionarios del actual gobierno, con trabajos directamente vinculados a las decisiones relacionadas con Punta Colonet. Su papel principal ha sido el de ignorar la opción de combinar los dos proyectos, al insistir en la “necesaria” anulación del Título de Concesión de la minera antes de proceder con el puerto. Y como está fracasando la estrategia del desconocimiento del Título en el circuito judicial, lo que se vislumbra es el bloqueo indefinido de ambos proyectos, lo cual confirma que el imperio de la avaricia y la estupidez sí puede imponerse a la racionalidad, especialmente cuando los intereses individuales son decisivos.
La actual administración de la SCT, que tuvo en sus manos la posibilidad de dar un golpe de timón y recuperar el proyecto del puerto junto con un acuerdo con la empresa minera, finalmente claudicó ante los intereses de altos funcionarios ligados a las empresas privadas interesadas en encabezar el proyecto en Punta Colonet. Anuncia que “próximamente” se convocará a la licitación pública del puerto, sabiendo, sin embargo, que el juicio sobre el Título minero no lo admite legalmente. Sería una licitación internacional sin la menor seguridad jurídica. Con ello, hunde aún más al gobierno del Presidente, pues se impide, en la práctica, la realización de un proyecto de infraestructura que vendría a enaltecer la presidencia de Calderón.
ricardopascoe@hotmail.com
Si México fuera previsor, sabríamos que hay que construir el puerto ahora, para estar bien posicionados cuando se supere la crisis.
Ya no habrá la gran obra infraestructural de Punta Colonet en este sexenio. El presidente Calderón perdió la oportunidad de crear un nuevo polo de desarrollo durante su Presidencia y que generaría más de 160 mil empleos directos, ello básicamente porque fue manejado por funcionarios cuyos intereses personales impidieron que el proyecto se diera. Cayó víctima de esos intereses, pero también de la crisis económica global, pues la demanda de más espacios portuarios no sigue una curva ascendente. La demanda mundial de productos y servicios tardará algún tiempo en recuperarse. Si México fuera previsor, sabríamos que hay que construir el puerto ahora, para estar bien posicionados cuando se supere la crisis. Pero la entreverada estructura de intereses personales y corporativos lo impedirá, como lo ha hecho hasta la fecha.
La situación se antoja suicida. Ciertamente lo es, pero tiene su lógica. Los más altos funcionarios de la SCT sabían que, además del negocio del puerto, la mina tiene un alto valor económico y querían apropiarse de ella. Así que debían denigrar ese proyecto para anular el Título de Concesión, con la expectativa de hacerse, ellos mismos, de otro título, pero suyo. Por lo tanto, han recurrido al argumento pedestre de que la empresa minera, como privada, es antipatriótica, pues “impide” el desarrollo del proyecto “nacionalista” del puerto que, se argumenta, sería de la nación, cuando en realidad el proyecto del puerto es tan privado como la mina. Es más, el puerto de Punta Colonet podría quedar en manos chinas, lo cual le plantea un problema de seguridad nacional al gobierno de Estados Unidos y debiera, aunque sea levemente, levantar algunas cejas en el CISEN.
La consultora Mercer realizó el estudio de factibilidad de la zona de Colonet para descalificar a la minera, en 2006. La consultora GEA también desarrolló asesorías relacionadas con la zona, apoyando el desarrollo del puerto y descalificando a la empresa minera. En ambos casos, algunos de los integrantes más importantes de esas consultoras son o han sido altos funcionarios del actual gobierno, con trabajos directamente vinculados a las decisiones relacionadas con Punta Colonet. Su papel principal ha sido el de ignorar la opción de combinar los dos proyectos, al insistir en la “necesaria” anulación del Título de Concesión de la minera antes de proceder con el puerto. Y como está fracasando la estrategia del desconocimiento del Título en el circuito judicial, lo que se vislumbra es el bloqueo indefinido de ambos proyectos, lo cual confirma que el imperio de la avaricia y la estupidez sí puede imponerse a la racionalidad, especialmente cuando los intereses individuales son decisivos.
La actual administración de la SCT, que tuvo en sus manos la posibilidad de dar un golpe de timón y recuperar el proyecto del puerto junto con un acuerdo con la empresa minera, finalmente claudicó ante los intereses de altos funcionarios ligados a las empresas privadas interesadas en encabezar el proyecto en Punta Colonet. Anuncia que “próximamente” se convocará a la licitación pública del puerto, sabiendo, sin embargo, que el juicio sobre el Título minero no lo admite legalmente. Sería una licitación internacional sin la menor seguridad jurídica. Con ello, hunde aún más al gobierno del Presidente, pues se impide, en la práctica, la realización de un proyecto de infraestructura que vendría a enaltecer la presidencia de Calderón.
ricardopascoe@hotmail.com
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