2009 podría ser el peor ejercicio en casi medio siglo. Sólo en los dos primeros meses del año, el tráfico portuario ha caído el 18%.
Fuente: Negocios
A. Ledo
En España, el 85% de las importaciones y el 50% de las exportaciones pasan por los puertos nacionales. Son, por tanto, un pilar básico para la economía del país de la Unión Europea (UE) con mayor longitud de costa (8.000 kilómetros).
Por ello es tan preocupante el comienzo de año en lo que a tráfico portuario se refiere. 2009 podría ser el peor para los puertos españoles desde 1962, fecha desde la que Puertos Españoles cuenta con serie histórica comparable.
“2009 será muy difícil”, asegura el director comercial de la autoridad portuaria de Valencia, Juan Antonio Delgado. No en vano, el tráfico está ligado a dos indicadores: crecimiento del PIB y consumo interno, para los que se esperan retrocesos importantes.
Un mal augurio que ya realizó a comienzos de año la mayor naviera del mundo, Maersk Line, cuando pronosticó que este sería el primero, tras 30 años de crecimiento anual del 10%, en que el mercado global de transporte de contenedores no aumentaría.
Y es España, junto a Reino Unido, el país donde más está afectando el descenso de la actividad portuaria.
Valencia resiste
En los dos primeros meses del año, el tráfico total en los 44 puertos españoles, gestionados por 28 Autoridades Portuarias, cayó un 17,94%, hasta las 63,88 millones de toneladas. Prácticamente todos los puertos registraron descensos, con Málaga (-66%) a la cabeza.
Entre los principales del país destacó el descenso de la actividad en Bahía de Cádiz (-38,8%), en Barcelona (-21%) y Bilbao (-17,66%). Valencia, por su parte, logró mantener el ritmo al registrar una pérdida del 1,84%, gracias “al tráfico de transbordo”, explica Delgado. “Con el incremento en graneles líquidos como el gas estamos compensando la minoración de otros tráficos como los ligados a construcción y automóviles”, añade.
Estas cifras no son más que el resultado del hundimiento de la demanda mundial que hará que las exportaciones disminuyan un 9% este año, según las previsiones de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En palabras de su director general, Pascal Lamy, “en los 30 últimos años el comercio ha constituido una parte cada vez mayor de la actividad económica, y su incremento ha superado con frecuencia a las ganancias de la producción. La producción de muchos artículos se efectúa con materias procedentes de todo el mundo, lo que crea un efecto multiplicador: cuando la demanda se desploma en todas partes, el comercio cae aún más”.
Naves en tierra
Las mayores navieras del mundo, lejos de quedarse de brazos cruzados, han pasado a la acción. Mejor dicho, a la inacción. Han decidido dejar los barcos en tierra. La danesa Maersk ha amarrado ocho de sus buques tras comprobar que algunos trayectos no llegan ni siquiera a cubrir costes.
Decisión compartida con el naviero alemán Jochen Döhle, del grupo Peter Döhle, quien señala que sólo quedarán los más fuertes y que para sobrevivir hay que tomar medidas. Una es dejar las naves en tierra. Otra es pedir a los astilleros que atrasen la entrega de naves, ya que en la actualidad se están construyendo barcos que representan el 50% de la capacidad mundial. Otra opción es que los barcos naveguen más lento, para gastar menos combustible.
En España, el 85% de las importaciones y el 50% de las exportaciones pasan por los puertos nacionales. Son, por tanto, un pilar básico para la economía del país de la Unión Europea (UE) con mayor longitud de costa (8.000 kilómetros).
Por ello es tan preocupante el comienzo de año en lo que a tráfico portuario se refiere. 2009 podría ser el peor para los puertos españoles desde 1962, fecha desde la que Puertos Españoles cuenta con serie histórica comparable.
“2009 será muy difícil”, asegura el director comercial de la autoridad portuaria de Valencia, Juan Antonio Delgado. No en vano, el tráfico está ligado a dos indicadores: crecimiento del PIB y consumo interno, para los que se esperan retrocesos importantes.
Un mal augurio que ya realizó a comienzos de año la mayor naviera del mundo, Maersk Line, cuando pronosticó que este sería el primero, tras 30 años de crecimiento anual del 10%, en que el mercado global de transporte de contenedores no aumentaría.
Y es España, junto a Reino Unido, el país donde más está afectando el descenso de la actividad portuaria.
Valencia resiste
En los dos primeros meses del año, el tráfico total en los 44 puertos españoles, gestionados por 28 Autoridades Portuarias, cayó un 17,94%, hasta las 63,88 millones de toneladas. Prácticamente todos los puertos registraron descensos, con Málaga (-66%) a la cabeza.
Entre los principales del país destacó el descenso de la actividad en Bahía de Cádiz (-38,8%), en Barcelona (-21%) y Bilbao (-17,66%). Valencia, por su parte, logró mantener el ritmo al registrar una pérdida del 1,84%, gracias “al tráfico de transbordo”, explica Delgado. “Con el incremento en graneles líquidos como el gas estamos compensando la minoración de otros tráficos como los ligados a construcción y automóviles”, añade.
Estas cifras no son más que el resultado del hundimiento de la demanda mundial que hará que las exportaciones disminuyan un 9% este año, según las previsiones de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
En palabras de su director general, Pascal Lamy, “en los 30 últimos años el comercio ha constituido una parte cada vez mayor de la actividad económica, y su incremento ha superado con frecuencia a las ganancias de la producción. La producción de muchos artículos se efectúa con materias procedentes de todo el mundo, lo que crea un efecto multiplicador: cuando la demanda se desploma en todas partes, el comercio cae aún más”.
Naves en tierra
Las mayores navieras del mundo, lejos de quedarse de brazos cruzados, han pasado a la acción. Mejor dicho, a la inacción. Han decidido dejar los barcos en tierra. La danesa Maersk ha amarrado ocho de sus buques tras comprobar que algunos trayectos no llegan ni siquiera a cubrir costes.
Decisión compartida con el naviero alemán Jochen Döhle, del grupo Peter Döhle, quien señala que sólo quedarán los más fuertes y que para sobrevivir hay que tomar medidas. Una es dejar las naves en tierra. Otra es pedir a los astilleros que atrasen la entrega de naves, ya que en la actualidad se están construyendo barcos que representan el 50% de la capacidad mundial. Otra opción es que los barcos naveguen más lento, para gastar menos combustible.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario