Fuente: Iprofesional
La falta de ventas al exterior y la caída de los precios perjudica a las compañías de la ciudad bonaerense, que ya trabajan a pérdida. El aumento en los valores del combustible, sumado a la escasez de productos, complica la realidad de las 70 empresas del sector. Alcances y consecuencias del crac
Alrededor de 2.400 puestos de trabajo están en riesgo de precarizarse o extinguirse en la industria pesquera marplatense. La falta de ventas al exterior y la caída de los precios perjudica a las compañías de la ciudad bonaerense, que estarían trabajando a pérdida o, directamente, para “salir hechos”.
El aumento de combustible golpea duro a las empresas marítimas, que tienen que ir a buscar el producto hasta Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz. Después de Semana Santa, la situación podría agravarse.
El puerto de Mar del Plata cuenta con 70 empresas que representan el 80% de lo que aportan, como sector económico, al producto bruto geográfico local. Esos emprendimientos, que hasta 2007 se vieron favorecidos por condiciones internacionales únicas en materia de demanda y un tipo de cambio alto ideal para las exportaciones, hoy atraviesan una crisis muy profunda.
En números, más de 2.000 personas están al borde de perder sus empleos o sufrir una pérdida de calidad en sus condiciones laborales. Hasta la semana pasada seis compañías firmaron en el Ministerio de Trabajo el ingreso el Programa de Recuperación Productiva, bajo el cual recibirán $600 en concepto de subsidio por empleado, para no despedirlos.
Fuentes de las cámaras de Armadores de Buques de Altura y de la Industria Pesquera Argentina, sumadas al Sindicato de Empleados de Comercio, admitieron que “unas veinte empresas más estarían ingresando al mismo programa en los próximos días”.
Desde todos los sectores coinciden en que se ha activado una “bomba de tiempo”. Desde el gremio de los mercantiles admitieron que “empresas grandes, como Giorno, Solimeno o Moscuzza están con problemas para desarrollar las actividades”.
“Barilari, que a finales de 2008 había despedido a 53 camioneros, 30 administrativos y unos 180 fileteros, fue condicionado por el Ministerio a que reincorpore a todos los trabajadores para acceder a los programas de la cartera laboral”, añadieron. Esta última empresa se había presentado en convocatoria de acreedores y también tuvo conflicto en puertos patagónicos.
Retraso
El efecto arrastre llegó a otros actores y varias empresas se atrasaron en sus compromisos. El astillero Mar del Plata, por ejemplo, sufrió un paro a raíz de que sus 85 empleados denunciaron deudas de dos meses de salarios y que no se les realizaba el pago de la ART.
Algo similar pasó con la empresa Leter Alimentos, que durante marzo despidió a 26 trabajadores. La situación fue denunciada por los operarios de la planta con un paro y movilización en el corazón del puerto marplatense.
La industria se compone de la siguiente manera: unas 12.000 personas operan con el pescado. De ese total, 4.000 pertenecen al sector de marítimos y se embarcan, las otras 8.000 son trabajadores de tierra, fileteros o envasadores.
En tanto, se estima que otros 12.000 operarios prestan además servicios de manera directa, es decir estibadores, camioneros, talleres navales, astilleros, prácticos marítimos y profesionales, entre otros.
Una porción similar vive de comercializar con todos los anteriores: comercios que abastecen a las empresas en diferentes rubros, proveedurías marítimas, ferreterías, casas de repuestos, etc. En total, entre 35.000 y 40.000 se ven afectadas por la actividad. En una comunidad de 550.000 habitantes es una porción muy significativa.
Contexto de crisis
Los precios del pescado en el plano internacional cayeron 25% y las ventas se redujeron 20%, en términos interanuales. Pero lo real es que desde noviembre a la fecha hay una virtual paralización de las operaciones.
Darío Sócrate, gerente de los armadores, deslizó una cuenta simple y concreta: “Las 70.000 toneladas de reducción de la captura de merluza y las 53.000 toneladas que le fueron asignadas al sector de los congeladores representan una pérdida de 2.700.000 horas laborales para el sector fresquero, equivalentes a 2.000 puestos de trabajo por año”. De esta forma, el sector se encuentra al borde de empezar a expulsar mano de obra.
Sus empresas, que tienen más de la mitad de los 119 permisos de pesca para la merluza, sólo salen al mar para “mantener los costos fijos”, indicó.
El directivo dijo que “en los últimos meses bajó la frecuencia mensual de salidas, las empresas que hacían dos viajes cada treinta días bajaron a uno”. Para colmo, las capturas se redujeron a casi la mitad de lo permitido en 2004. “De casi 400.000 toneladas pasaron a 207.000 toneladas”, indicó Sócrate. Está claro que la actividad se redujo, por lo menos, 50 por ciento.
¿Cómo incide esto? Sócrate resaltó que “en este panorama estamos en condiciones de admitir que se deterioró un 20% la calidad del trabajo”. En el mismo sentido, reconoció que más de 2.000 trabajadores corren riesgo de verse afectados en sus condiciones laborales o, directamente, pueden llegar a perder el empleo.
Por su parte, Fernando Rivera, vocero de la Cámara de la Industria Pesquera Argentina, arremetió fuerte contra un elemento que afecta la rentabilidad de las compañías: el aumento del gasoil y la tardanza en la devolución del impuesto para la construcción de carreteras.
“Las empresas pierden dinero”, sostuvo Rivera. Y añadió: “Algunas llegan a perder hasta u$s1 millón al año en concepto de impuesto al gasoil. Ese dinero podría ser reinvertido como capital de trabajo para que las empresas no pierdan tanto en este contexto internacional de crisis. Si la situación se extiende, la merma de las ventas y la caída del precio serán determinantes”.
Inminente conflicto
En el horizonte inmediato de las empresas se ubica Semana Santa. Gracias a ese acontecimiento, las ventas a Brasil ya subieron 5% respecto de lo que se venía exportando en los primeros meses del año, que fue muy poco. Pero la clave está en que el pescado conseguido durante el año pasado y el primer trimestre de 2009 sigue sin venderse.
A raíz de esa variable, las cámaras están llenas y los barcos no salen. En consecuencia, las plantas trabajan a media máquina y las cooperativas son las más perjudicadas: la materia prima de las empresas sólo alcanza para inyectar pescado entre los trabajadores que tienen garantía salarial.
Juan Domingo Novero, subsecretario provincial de Pesca, y titular del gremio de los marineros marplatenses (SIMAPE), pronosticó hace varios días que “para junio, julio esto explota”.
“La situación es muy delicada porque no hay exportación, los precios se cayeron y eso genera que se paralice el puerto”, concluyó.
Matías Frati
Desde Mar del Plata
Especial para iProfesional.com
Alrededor de 2.400 puestos de trabajo están en riesgo de precarizarse o extinguirse en la industria pesquera marplatense. La falta de ventas al exterior y la caída de los precios perjudica a las compañías de la ciudad bonaerense, que estarían trabajando a pérdida o, directamente, para “salir hechos”.
El aumento de combustible golpea duro a las empresas marítimas, que tienen que ir a buscar el producto hasta Puerto Deseado, provincia de Santa Cruz. Después de Semana Santa, la situación podría agravarse.
El puerto de Mar del Plata cuenta con 70 empresas que representan el 80% de lo que aportan, como sector económico, al producto bruto geográfico local. Esos emprendimientos, que hasta 2007 se vieron favorecidos por condiciones internacionales únicas en materia de demanda y un tipo de cambio alto ideal para las exportaciones, hoy atraviesan una crisis muy profunda.
En números, más de 2.000 personas están al borde de perder sus empleos o sufrir una pérdida de calidad en sus condiciones laborales. Hasta la semana pasada seis compañías firmaron en el Ministerio de Trabajo el ingreso el Programa de Recuperación Productiva, bajo el cual recibirán $600 en concepto de subsidio por empleado, para no despedirlos.
Fuentes de las cámaras de Armadores de Buques de Altura y de la Industria Pesquera Argentina, sumadas al Sindicato de Empleados de Comercio, admitieron que “unas veinte empresas más estarían ingresando al mismo programa en los próximos días”.
Desde todos los sectores coinciden en que se ha activado una “bomba de tiempo”. Desde el gremio de los mercantiles admitieron que “empresas grandes, como Giorno, Solimeno o Moscuzza están con problemas para desarrollar las actividades”.
“Barilari, que a finales de 2008 había despedido a 53 camioneros, 30 administrativos y unos 180 fileteros, fue condicionado por el Ministerio a que reincorpore a todos los trabajadores para acceder a los programas de la cartera laboral”, añadieron. Esta última empresa se había presentado en convocatoria de acreedores y también tuvo conflicto en puertos patagónicos.
Retraso
El efecto arrastre llegó a otros actores y varias empresas se atrasaron en sus compromisos. El astillero Mar del Plata, por ejemplo, sufrió un paro a raíz de que sus 85 empleados denunciaron deudas de dos meses de salarios y que no se les realizaba el pago de la ART.
Algo similar pasó con la empresa Leter Alimentos, que durante marzo despidió a 26 trabajadores. La situación fue denunciada por los operarios de la planta con un paro y movilización en el corazón del puerto marplatense.
La industria se compone de la siguiente manera: unas 12.000 personas operan con el pescado. De ese total, 4.000 pertenecen al sector de marítimos y se embarcan, las otras 8.000 son trabajadores de tierra, fileteros o envasadores.
En tanto, se estima que otros 12.000 operarios prestan además servicios de manera directa, es decir estibadores, camioneros, talleres navales, astilleros, prácticos marítimos y profesionales, entre otros.
Una porción similar vive de comercializar con todos los anteriores: comercios que abastecen a las empresas en diferentes rubros, proveedurías marítimas, ferreterías, casas de repuestos, etc. En total, entre 35.000 y 40.000 se ven afectadas por la actividad. En una comunidad de 550.000 habitantes es una porción muy significativa.
Contexto de crisis
Los precios del pescado en el plano internacional cayeron 25% y las ventas se redujeron 20%, en términos interanuales. Pero lo real es que desde noviembre a la fecha hay una virtual paralización de las operaciones.
Darío Sócrate, gerente de los armadores, deslizó una cuenta simple y concreta: “Las 70.000 toneladas de reducción de la captura de merluza y las 53.000 toneladas que le fueron asignadas al sector de los congeladores representan una pérdida de 2.700.000 horas laborales para el sector fresquero, equivalentes a 2.000 puestos de trabajo por año”. De esta forma, el sector se encuentra al borde de empezar a expulsar mano de obra.
Sus empresas, que tienen más de la mitad de los 119 permisos de pesca para la merluza, sólo salen al mar para “mantener los costos fijos”, indicó.
El directivo dijo que “en los últimos meses bajó la frecuencia mensual de salidas, las empresas que hacían dos viajes cada treinta días bajaron a uno”. Para colmo, las capturas se redujeron a casi la mitad de lo permitido en 2004. “De casi 400.000 toneladas pasaron a 207.000 toneladas”, indicó Sócrate. Está claro que la actividad se redujo, por lo menos, 50 por ciento.
¿Cómo incide esto? Sócrate resaltó que “en este panorama estamos en condiciones de admitir que se deterioró un 20% la calidad del trabajo”. En el mismo sentido, reconoció que más de 2.000 trabajadores corren riesgo de verse afectados en sus condiciones laborales o, directamente, pueden llegar a perder el empleo.
Por su parte, Fernando Rivera, vocero de la Cámara de la Industria Pesquera Argentina, arremetió fuerte contra un elemento que afecta la rentabilidad de las compañías: el aumento del gasoil y la tardanza en la devolución del impuesto para la construcción de carreteras.
“Las empresas pierden dinero”, sostuvo Rivera. Y añadió: “Algunas llegan a perder hasta u$s1 millón al año en concepto de impuesto al gasoil. Ese dinero podría ser reinvertido como capital de trabajo para que las empresas no pierdan tanto en este contexto internacional de crisis. Si la situación se extiende, la merma de las ventas y la caída del precio serán determinantes”.
Inminente conflicto
En el horizonte inmediato de las empresas se ubica Semana Santa. Gracias a ese acontecimiento, las ventas a Brasil ya subieron 5% respecto de lo que se venía exportando en los primeros meses del año, que fue muy poco. Pero la clave está en que el pescado conseguido durante el año pasado y el primer trimestre de 2009 sigue sin venderse.
A raíz de esa variable, las cámaras están llenas y los barcos no salen. En consecuencia, las plantas trabajan a media máquina y las cooperativas son las más perjudicadas: la materia prima de las empresas sólo alcanza para inyectar pescado entre los trabajadores que tienen garantía salarial.
Juan Domingo Novero, subsecretario provincial de Pesca, y titular del gremio de los marineros marplatenses (SIMAPE), pronosticó hace varios días que “para junio, julio esto explota”.
“La situación es muy delicada porque no hay exportación, los precios se cayeron y eso genera que se paralice el puerto”, concluyó.
Matías Frati
Desde Mar del Plata
Especial para iProfesional.com
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