Fuente: La Estrella
PANAMÁ. Mientras que en el último trimestre de 2008 la crisis financiera global sacudia a Estados Unidos, Europa y Asia, la economía panameña, que registró el año pasado un crecimiento de un 9. 2%, se mantuvo ajena al negativo panorama internacional.
Hoy, este crecimiento se ve reflejado en las actividades económicas del país, sobre todo en el sector financiero, ya que los bancos locales cuentan con suficiente liquidez, a diferencia de la estadounidense Citigroup que no para de pedir ayuda a la Casa Blanca y el Royal Bank que se ha convertido en ejemplo del colapso del sistema bancario inglés.
La economía nacional, de cara a esta realidad, “tiene una considerable ventaja” para navegar en medio de la crisis sin que sea “fuertemente afectada”, dice el español, Luis Garatea, experto en comercio y transporte marítimo internacional.
El analista, que se encuentra en Panamá para dictar un ciclo de conferencias para la maestría en gestión de empresas marítimas portuarias, de la Universidad Santa María La Antigua (USMA), advierte que, sin embargo, “Panamá no debe confiarse”, aunque los expertos digan que se espera que la economía global comience a tomar un repunte a finales de 2010. “No tenemos la certeza de que así sea”, dijo.
Precisamente porque nadie puede asegurar cuándo terminará la crisis o por cuánto tiempo más podrán aguantar las grandes economías, Garatea aconseja que Panamá, que depende del turismo y el comercio marítimo, debe manejarse con “cautela”.
El consejo le viene bien al país. Sobre todo si tomamos en cuenta que en Panamá reina una atmósfera demasiada “optimista” respecto a la crisis, cuando uno de los pilares importantes de la economía nacional como el comercio marítimo inició el año cogeando al registrar una contracción en los movimientos de carga en los puertos, producto de la merma en la actividad marítima global.
Esta señal debería suponer para las autoridades locales una luz amarilla ante lo que nos espera en el segundo semestre.
Hoy, este crecimiento se ve reflejado en las actividades económicas del país, sobre todo en el sector financiero, ya que los bancos locales cuentan con suficiente liquidez, a diferencia de la estadounidense Citigroup que no para de pedir ayuda a la Casa Blanca y el Royal Bank que se ha convertido en ejemplo del colapso del sistema bancario inglés.
La economía nacional, de cara a esta realidad, “tiene una considerable ventaja” para navegar en medio de la crisis sin que sea “fuertemente afectada”, dice el español, Luis Garatea, experto en comercio y transporte marítimo internacional.
El analista, que se encuentra en Panamá para dictar un ciclo de conferencias para la maestría en gestión de empresas marítimas portuarias, de la Universidad Santa María La Antigua (USMA), advierte que, sin embargo, “Panamá no debe confiarse”, aunque los expertos digan que se espera que la economía global comience a tomar un repunte a finales de 2010. “No tenemos la certeza de que así sea”, dijo.
Precisamente porque nadie puede asegurar cuándo terminará la crisis o por cuánto tiempo más podrán aguantar las grandes economías, Garatea aconseja que Panamá, que depende del turismo y el comercio marítimo, debe manejarse con “cautela”.
El consejo le viene bien al país. Sobre todo si tomamos en cuenta que en Panamá reina una atmósfera demasiada “optimista” respecto a la crisis, cuando uno de los pilares importantes de la economía nacional como el comercio marítimo inició el año cogeando al registrar una contracción en los movimientos de carga en los puertos, producto de la merma en la actividad marítima global.
Esta señal debería suponer para las autoridades locales una luz amarilla ante lo que nos espera en el segundo semestre.
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