Fuente: Diario de Sevilla
Astilleros de Sevilla está a punto de botar su última creación. Como si de un nuevo barco se tratara, en los próximos días se lanzará al agua la cuarta y última compuerta de la futura esclusa del puerto de Sevilla desde la grada de la factoría. Las tres primeras puertas ya se encuentran en el río amarradas al muelle de Armamento, después de que se pusieran en flotación en el dique seco de Astilleros y fueran trasladadas unos 300 metros río abajo por dos remolcadores. Allí permanecerán hasta que finalicen las obras del cuenco de la esclusa, momento en el que se procederá a su colocación en su emplazamiento final.
La Autoridad Portuaria de Sevilla anunció en un comunicado que el montaje definitivo se realizará en el primer trimestre de este año, tal y como estaba previsto. En estos momentos, se está finalizando el hormigonado del recinto de la esclusa. Una vez concluida esta fase, se excavará el cierre de la cabecera más cercana al puerto para inundar el canal de navegación, lo que permitirá que los cierres lleguen al recinto flotando desde el muelle de Armamento. Antes de la inundación, la Autoridad Portuaria tiene previsto organizar una jornada de puertas abiertas durante el próximo mes de febrero con el fin de que los sevillanos puedan visitar una infraestructura crucial para el futuro del Puerto de Sevilla.
Cada una de las cuatro compuertas pesa 800 toneladas y sus dimensiones ascienden a 42 metros de longitud, 20 de altura y casi siete de grosor. "Si las pusiéramos juntas formando un cuadro, abarcarían una superficie equivalente a la de un campo de fútbol", destacó el Puerto. A pesar de sus dimensiones, su peso en el agua se reduce a la décima parte, lo que facilita su manejabilidad a la hora de su traslado por el río, una maniobra en la que participa medio centenar de personas.
En la construcción se han empleado "espesores de planchas y secciones de perfiles de mayor grosor y sección de los habituales en la construcción naval -entre 12 y 20 milímetros-, con objeto de mejorar la fiabilidad frente a la corrosión y asegurar el óptimo funcionamiento durante la vida útil de la obra".
La obra ha supuesto una carga de trabajo de 200.000 horas para Astilleros de Sevilla, que realizó los primeros cortes de chapa en abril de 2007 después de recibir los materiales desde los altos hornos de Acerinox. A modo de comparativa, el primer encargo de Astilleros de Sevilla tras su privatización -un barco portacontenedores para la naviera danesa Clipper- supuso una carga de trabajo de unas 750.000 horas para la factoría.
En la fabricación de las nuevas compuertas han intervenido más de 200 trabajadores de distintas especialidades, y ha precisado la coordinación de los esfuerzos de una decena de empresas.
La construcción de las compuertas se ha realizado con especial celeridad para sus dimensiones. "Las productividades obtenidas en su construcción han sido 60 horas por tonelada, lo que representa un elevado ratio en este tipo de construcción", indicó la Autoridad Portuaria de Sevilla.
El objetivo de la esclusa es mantener estable el nivel de la lámina del agua dentro del puerto, sin que las oscilaciones de la marea afecten al calado de las instalaciones. Además, es la clave del sistema de contención de inundaciones de la ciudad frente a las crecidas del Guadalquivir.
A diferencia de la actual, la futura esclusa tendrá dos compuertas gemelas por cabecera, que se moverán en perpendicular al canal de navegación gracias a unos raíles sumergidos y a un sistema de arrastre por cables de acero y reenvíos, semejante al funcionamiento de una persiana.
Esta disposición permitirá una mayor fiabilidad, ya que habrá siempre en reserva dos compuertas para que la esclusa se mantenga operativa en caso de avería o accidente. En cambio, la esclusa actual, que tiene más de medio siglo de antigüedad, funciona con bisagras -como si fuera un gigantesco armario-, lo que supone que cualquier avería en una de las cuatro puertas puede cerrar el puerto al tráfico fluvial.
Otra ventaja de la nueva esclusa es que permitirá el acceso de barcos de mayores dimensiones, de hasta 300 metros de eslora y 40 de manga, en vez del tope de 200 metros por 24 de la actual.
Astilleros de Sevilla está a punto de botar su última creación. Como si de un nuevo barco se tratara, en los próximos días se lanzará al agua la cuarta y última compuerta de la futura esclusa del puerto de Sevilla desde la grada de la factoría. Las tres primeras puertas ya se encuentran en el río amarradas al muelle de Armamento, después de que se pusieran en flotación en el dique seco de Astilleros y fueran trasladadas unos 300 metros río abajo por dos remolcadores. Allí permanecerán hasta que finalicen las obras del cuenco de la esclusa, momento en el que se procederá a su colocación en su emplazamiento final.
La Autoridad Portuaria de Sevilla anunció en un comunicado que el montaje definitivo se realizará en el primer trimestre de este año, tal y como estaba previsto. En estos momentos, se está finalizando el hormigonado del recinto de la esclusa. Una vez concluida esta fase, se excavará el cierre de la cabecera más cercana al puerto para inundar el canal de navegación, lo que permitirá que los cierres lleguen al recinto flotando desde el muelle de Armamento. Antes de la inundación, la Autoridad Portuaria tiene previsto organizar una jornada de puertas abiertas durante el próximo mes de febrero con el fin de que los sevillanos puedan visitar una infraestructura crucial para el futuro del Puerto de Sevilla.
Cada una de las cuatro compuertas pesa 800 toneladas y sus dimensiones ascienden a 42 metros de longitud, 20 de altura y casi siete de grosor. "Si las pusiéramos juntas formando un cuadro, abarcarían una superficie equivalente a la de un campo de fútbol", destacó el Puerto. A pesar de sus dimensiones, su peso en el agua se reduce a la décima parte, lo que facilita su manejabilidad a la hora de su traslado por el río, una maniobra en la que participa medio centenar de personas.
En la construcción se han empleado "espesores de planchas y secciones de perfiles de mayor grosor y sección de los habituales en la construcción naval -entre 12 y 20 milímetros-, con objeto de mejorar la fiabilidad frente a la corrosión y asegurar el óptimo funcionamiento durante la vida útil de la obra".
La obra ha supuesto una carga de trabajo de 200.000 horas para Astilleros de Sevilla, que realizó los primeros cortes de chapa en abril de 2007 después de recibir los materiales desde los altos hornos de Acerinox. A modo de comparativa, el primer encargo de Astilleros de Sevilla tras su privatización -un barco portacontenedores para la naviera danesa Clipper- supuso una carga de trabajo de unas 750.000 horas para la factoría.
En la fabricación de las nuevas compuertas han intervenido más de 200 trabajadores de distintas especialidades, y ha precisado la coordinación de los esfuerzos de una decena de empresas.
La construcción de las compuertas se ha realizado con especial celeridad para sus dimensiones. "Las productividades obtenidas en su construcción han sido 60 horas por tonelada, lo que representa un elevado ratio en este tipo de construcción", indicó la Autoridad Portuaria de Sevilla.
El objetivo de la esclusa es mantener estable el nivel de la lámina del agua dentro del puerto, sin que las oscilaciones de la marea afecten al calado de las instalaciones. Además, es la clave del sistema de contención de inundaciones de la ciudad frente a las crecidas del Guadalquivir.
A diferencia de la actual, la futura esclusa tendrá dos compuertas gemelas por cabecera, que se moverán en perpendicular al canal de navegación gracias a unos raíles sumergidos y a un sistema de arrastre por cables de acero y reenvíos, semejante al funcionamiento de una persiana.
Esta disposición permitirá una mayor fiabilidad, ya que habrá siempre en reserva dos compuertas para que la esclusa se mantenga operativa en caso de avería o accidente. En cambio, la esclusa actual, que tiene más de medio siglo de antigüedad, funciona con bisagras -como si fuera un gigantesco armario-, lo que supone que cualquier avería en una de las cuatro puertas puede cerrar el puerto al tráfico fluvial.
Otra ventaja de la nueva esclusa es que permitirá el acceso de barcos de mayores dimensiones, de hasta 300 metros de eslora y 40 de manga, en vez del tope de 200 metros por 24 de la actual.
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