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sábado, 8 de marzo de 2008

Pemexxon

Fuente: El Universal
Jesús González Schmal

Pemexxon

En contra de la nada novedosa estrategia keynesiana de Calderón para paliar con inversiones hacia la creación de empleo la crisis recesiva (con 6% menos de ingresos por remesas de los inmigrante mexicanos), Pemex, en cambio, con los precios estratosféricos del petróleo que le generan ingresos tres veces por encima del presupuesto, se deslinda tajantemente de la política del presidente “del empleo”. Financieramente Pemex aprovecha el excedente de liquidez, no precisamente para acometer proyectos productivos que le permitan el aprovechamiento del exceso de personal que se ha ido acrecentando, sino para pagar el costo de la liquidación completa de 30 mil trabajadores para el mes de abril.

El director corporativo de administración de Pemex, Rosendo Villarreal, que salió de ser contralor de la Secretaría de la Función Pública con Francisco Barrio para ser —con los conocimientos adquiridos en la entidad fiscalizadora— el que tuviera el encargo de blindar a Pemex contra molestas investigaciones que ya se veían venir desde el descubrimiento de los Bribiesca-Sahagún y Sahagún Jiménez en la paraestatal, es ahora el encargado de despedir a 20 mil trabajadores de confianza y 10 mil sindicalizados ya acordados con su compadre Carlos Romero Deschamps.

La línea es muy clara. Dar cada día en mayor proporción a contratistas de la familia y a los españoles que se les han adherido la realización de trabajos y obras de toda cuantía que antaño hacía Pemex con su propio personal. Ya sabemos que hasta los contratistas coreanos traen obreros connacionales, y no se diga los ibéricos que, para los puestos de nivel medio hacia arriba, importan paisanos de confianza.

Eso sí, los altos jefes de Pemex se mantendrán en sus privilegiadas posiciones. Sólo para dar un ejemplo, el tabulador de un subdirector del Área de Refinación alcanza 330 mil pesos mensuales con derecho a que Pemex le financie la adquisición de una camioneta de lujo por la que tendrá que pagar 7 mil pesos mensuales, pero la empresa petrolera le regresará en su talón de nómina 9 mil pesos para que, con ello, pague la mensualidad y le reste 2 mil para gasolina. Además, como se sabe, tiene un bono adicional de actuación de 100 mil pesos cuatrimestrales.

Ante la indignación y desmoralización del personal de Pemex que contempla cómo se acentúan las injusticias, se han extremado las medidas de represión a los inconformes y de intimidación a todo el personal que se resista a firmar renuncias o contrato con reducción de prestaciones. Ahora las pensiones para las viudas de los jubilados, que antes eran vitalicias, se limitan a sólo cinco años y también, en ese plazo, les suspenden servicios médicos.

El desplome de Pemex, si bien se inicia con Rogelio Montemayor en la dirección, se ha agravado en el sexenio de Fox y con Calderón. El control de Juan Camilo Mouriño no sólo se ejerce a través de Rosendo Villarreal, sino incluso con la inclusión de gente clave en el Área de Responsabilidades, donde colocó a Rogelio Camacho Sucre, de sólo 28 años de edad, que ataja todas la denuncias según se le ordene desde arriba.

Para nadie es desconocido dentro de Pemex que el equipo de técnicos en mantenimiento de las oficinas está abocado a aprovechar las noches para espulgar las computadoras del personal que las emplea en su trabajo porque, con frecuencia, reciben mensajes con información de lo que ocurre en el centro de trabajo. Si se encuentra que un empleado aceptó el mensaje, se le marca para despedirlo o se le traslada a otra plaza foránea.

Con estos comunicados ha aparecido, por ejemplo, lo de la incineración de los expedientes del archivo de la subdirección de responsabilidades con documentación original que ocurrió en octubre de 2007, o la relativa a las 27 franquicias de estaciones de gasolina de Mouriño, que significan una inversión de al menos 270 millones de pesos con utilidades de más de 50 millones anuales. Por esta misma vía circularon las caricaturas del Fisgón en su serie El Chamuco que concluyen con el dibujo de Calderón pintando “Pemexxon” en el fronticio de la torre y rebautizando al golfo de México como el golfo Texaco.

Nuestra gran empresa petrolera ha caído en la peor condición de su historia. Nadie puede ser indiferente ante este desastre que llega al extremo de que hasta en los propios buques-tanque de la petrolera se transporte droga a gran escala, al grado de que el marinero que se atrevió a denunciarlo se encuentra desaparecido desde el mes de noviembre pasado.

Profesor de la Facultad de Derecho de la UNAM

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