Fuente: ABC
Petropar y PDVSA volvieron a firmar un contrato de flete en condición DES, cuyo periodo de vigencia se extiende de marzo a junio de este año, violando el Acuerdo Energético de Caracas, a pesar de que existe una investigación en curso de Contrataciones Públicas sobre otro contrato anterior, similar e irregular.
Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) se está apoderando del rentable negocio del flete, en un peligroso monopolio que favorece a las navieras “amigas” del actual gobierno, que a la vez son socias de la petrolera venezolana. El flete de Petropar mueve unos US$ 50 millones por año, por el transporte de alrededor de 960.000/m³ de gasoíl.
El nuevo contrato habla del transporte de un total de 200.000/m³, como mínimo, de gasoíl (200 millones de litros), de los cuales 160.000/m³ se suministrarán en la condición FOB, en la que la entrega del producto se hará en los puertos de embarques argentinos, específicamente el Km 171, y los otros 40.000/m³ (40 millones de litros) restantes serán entregados por PDVSA en la modalidad DES, es decir, puesto en los tanques de Petropar, en Villa Elisa. Es decir, PDVSA se encargará de contratar a las navieras con las que desee operar para entregar este volumen de combustible hasta Petropar.
La forma habitual en que se transportaban los combustibles para la estatal paraguaya se hacía desde los puertos argentinos de carga, tanto en el Río Paraná como en puntos estratégicos del Río de la Plata, especialmente el Km 171, desde donde era transportado el combustible por diferentes fleteras, que eran contratadas por Petropar previa licitación pública nacional, a través de contratos que tenían una duración de dos años.
Sin embargo, en el actual gobierno de Fernando Lugo, la administración de Petropar se enfrentó a las navieras que realizaban habitualmente el flete para entregar directamente el negocio a PDVSA, que a su vez contrata a su socia, la naviera argentina Fluviomar, con la que incluso mantienen emprendimientos similares en la región.
El principal directivo de Fluviomar es Andrés René Guzmán, quien siempre se jactó de su cercanía al entorno del presidente Lugo, y que incluso empezó a frecuentar nuestro país desde abril de 2008, en coincidencia con el triunfo de Lugo en las elecciones presidenciales.
Este contrato, firmado recientemente entre Petropar y PDVSA para el flete, y cuya vigencia se extenderá desde el 1 de marzo hasta el 30 de junio, viola el Acuerdo de Cooperación Energética de Caracas, por el cual se rigen las operaciones entre ambas petroleras, y que había sido firmado el 18 de noviembre de 2004.
Dicho acuerdo no contempla en ningún lugar que PDVSA se encargue de la contratación del servicio de flete y mucho menos especifica la modalidad DES.
Por otro lado, Contrataciones Públicas aún no concluyó la investigación que inició de oficio ante las publicaciones de nuestro diario de principios de febrero último, cuando accedimos al contrato anterior en que Petropar inició el proceso de entrega del flete a PDVSA.
Tanto la estatal paraguaya como la venezolana fueron notificadas del proceso y, aun así, firman el nuevo contrato que hoy publicamos.
Toda esta situación evidencia que estamos frente a un negociado importante, que ni siquiera las leyes vigentes ni las instituciones encargadas de velar por las contrataciones de las empresas estatales son capaces de frenarlo.
Petróleos de Venezuela SA (PDVSA) se está apoderando del rentable negocio del flete, en un peligroso monopolio que favorece a las navieras “amigas” del actual gobierno, que a la vez son socias de la petrolera venezolana. El flete de Petropar mueve unos US$ 50 millones por año, por el transporte de alrededor de 960.000/m³ de gasoíl.
El nuevo contrato habla del transporte de un total de 200.000/m³, como mínimo, de gasoíl (200 millones de litros), de los cuales 160.000/m³ se suministrarán en la condición FOB, en la que la entrega del producto se hará en los puertos de embarques argentinos, específicamente el Km 171, y los otros 40.000/m³ (40 millones de litros) restantes serán entregados por PDVSA en la modalidad DES, es decir, puesto en los tanques de Petropar, en Villa Elisa. Es decir, PDVSA se encargará de contratar a las navieras con las que desee operar para entregar este volumen de combustible hasta Petropar.
La forma habitual en que se transportaban los combustibles para la estatal paraguaya se hacía desde los puertos argentinos de carga, tanto en el Río Paraná como en puntos estratégicos del Río de la Plata, especialmente el Km 171, desde donde era transportado el combustible por diferentes fleteras, que eran contratadas por Petropar previa licitación pública nacional, a través de contratos que tenían una duración de dos años.
Sin embargo, en el actual gobierno de Fernando Lugo, la administración de Petropar se enfrentó a las navieras que realizaban habitualmente el flete para entregar directamente el negocio a PDVSA, que a su vez contrata a su socia, la naviera argentina Fluviomar, con la que incluso mantienen emprendimientos similares en la región.
El principal directivo de Fluviomar es Andrés René Guzmán, quien siempre se jactó de su cercanía al entorno del presidente Lugo, y que incluso empezó a frecuentar nuestro país desde abril de 2008, en coincidencia con el triunfo de Lugo en las elecciones presidenciales.
Este contrato, firmado recientemente entre Petropar y PDVSA para el flete, y cuya vigencia se extenderá desde el 1 de marzo hasta el 30 de junio, viola el Acuerdo de Cooperación Energética de Caracas, por el cual se rigen las operaciones entre ambas petroleras, y que había sido firmado el 18 de noviembre de 2004.
Dicho acuerdo no contempla en ningún lugar que PDVSA se encargue de la contratación del servicio de flete y mucho menos especifica la modalidad DES.
Por otro lado, Contrataciones Públicas aún no concluyó la investigación que inició de oficio ante las publicaciones de nuestro diario de principios de febrero último, cuando accedimos al contrato anterior en que Petropar inició el proceso de entrega del flete a PDVSA.
Tanto la estatal paraguaya como la venezolana fueron notificadas del proceso y, aun así, firman el nuevo contrato que hoy publicamos.
Toda esta situación evidencia que estamos frente a un negociado importante, que ni siquiera las leyes vigentes ni las instituciones encargadas de velar por las contrataciones de las empresas estatales son capaces de frenarlo.
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