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Fuente: Diario del Istmo
Ayer se produjo el cambio de mando en Capitanía del Puerto. El Capitán Elías Córdova Araico entregó la estafeta al Capitán Eduardo Meixueiro Mancisidor, el cual fue ascendido proveniente del puerto de Veracruz donde era jefe de navegación regional.
El Capitán Meixueiro en 1975 estuvo en Coatzacoalcos participando en el Plan Maestro de Desarrollo Coatzacoalcos-Salina Cruz.
El nuevo Capitán de Puerto, señaló que recibió instrucciones en torno a continuar con el ritmo de trabajo que le imprimió el Capitán Córdova a esta plaza y que en los próximos días se reunirá con las autoridades de la localidad y las áreas de jurisdicción que le corresponden.
BALANCE DE CÓRDOVA
Al hacer un balance de su actividad al frente de la Capitanía de Puerto, el Capitán Córdova mencionó como las dos más grandes satisfacciones profesionales durante su encargo en Coatzacoalcos: el poder desmantelar los barcos Orfeo, que encayó en la playa de Coatzacoalcos, y el Oituz y Ciclone que por siete años habían permanecido en el muelle del lado de villa Allende, convirtiendo al puerto de Coatzacoalcos en un cementerio de embarcaciones.
Ayer se produjo el cambio de mando en Capitanía del Puerto. El Capitán Elías Córdova Araico entregó la estafeta al Capitán Eduardo Meixueiro Mancisidor, el cual fue ascendido proveniente del puerto de Veracruz donde era jefe de navegación regional.
El Capitán Meixueiro en 1975 estuvo en Coatzacoalcos participando en el Plan Maestro de Desarrollo Coatzacoalcos-Salina Cruz.
El nuevo Capitán de Puerto, señaló que recibió instrucciones en torno a continuar con el ritmo de trabajo que le imprimió el Capitán Córdova a esta plaza y que en los próximos días se reunirá con las autoridades de la localidad y las áreas de jurisdicción que le corresponden.
BALANCE DE CÓRDOVA
Al hacer un balance de su actividad al frente de la Capitanía de Puerto, el Capitán Córdova mencionó como las dos más grandes satisfacciones profesionales durante su encargo en Coatzacoalcos: el poder desmantelar los barcos Orfeo, que encayó en la playa de Coatzacoalcos, y el Oituz y Ciclone que por siete años habían permanecido en el muelle del lado de villa Allende, convirtiendo al puerto de Coatzacoalcos en un cementerio de embarcaciones.
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