Fuente: Prensa
ARISTIDES CAJAR PÁEZ
acajar@prensa.com
La noche del pasado sábado 13 de diciembre de 2008 el buque griego de bandera panameña Action navegaba hacia aguas seguras desde un punto desconocido del golfo de Adén en el océano Índico. Había vuelto a ser una nave libre.
Sin embargo, tres de sus veinte tripulantes originales de nacionalidad georgiana y paquistaní, ya no venían a bordo. Estaban muertos.
El 11 de octubre, cuando la nave cargada con varias toneladas de productos químicos se dirigía hacia el Mar Rojo desde el sudeste de Asia con la intención de cruzar el Canal del Suez, varias lanchas rápidas con hombres armados la habían interceptado y abordado en alta mar. Durante los siguientes dos meses el barco, su carga y su tripulación quedaron en manos de piratas. No se sabe aún si se pagó un rescate para su liberación.
El drama del Action es solo uno más de una larga lista de naves víctimas de la piratería marítima moderna en las aguas cercanas al cuerno de Africa, donde el secuestro naviero se está convirtiendo en una epidemia que tiene en vilo a las potencias del mundo.
Debido a ello, el 10 y 11 de diciembre pasados delegaciones de 42 naciones se reunieron en Nairobi, Kenya, para tratar de buscar un marco legal internacional que permita enfrentar esta nueva amenaza global.
De momento la Unión Europea, India, Rusia y Estados Unidos han enviado naves de guerra para tratar, sin mucho éxito hasta ahora, de detener esta ola delincuencial sin precedentes.
Según datos del International Maritime Bureau (IMB), reproducidos por la agencia EFE, este año en las aguas del océano Índico y el golfo de Adén los piratas somalíes han atacado a 94 buques mercantes, de un total de 199 buques en el mundo víctimas de ataques piratas. De ellos 26 fueron secuestrados, 12 de los cuales, con 259 rehenes, se encuentran en poder de los piratas. El año pasado por este mismo periodo se realizaron 36 ataques pirata.
ZONA PIRATA
Puntlandia es un extraño Estado que ocupa la punta del cuerno de África, al occidente del continente, sobre el océano Indico. Escindido de la ingobernable Somalia, no es reconocido por ningún país. Lo defienden bandas armadas al mando de señores de la guerra, y se ha convertido en un lugar idóneo para que prosperen toda clase de negocios ilícitos. Su estratégica posición, justo frente a la península arábiga, ha sido una tentación inmejorable para los piratas marítimos.
Allí, el puerto de Eyl se viste de fiesta cada vez que hay un secuestro. Opulentas casas adornan la costa, vehículos lujosos se pasean entre destartaladas villas. Hay un próspero negocio del que todos saben, según reporta la BBC de Londres
Algunos lugareños se animan a explicar cómo se hace: “el grupo que hace el primer ataque es pequeño, normalmente son entre siete y diez personas”, le dijo un hombre a la BBC.
“Ellos salen a alta mar en potentes lanchas con armamento pesado (RPG, Ak-47), Pero una vez que toman la embarcación, unos 50 piratas aparecen para quedarse a bordo, mientras que otros 50 esperan en la costa en caso de que algo salga mal”.
Después de esta parte ‘operativa’ que incluye la retención del barco y su tripulación, viene la parte ‘sofisticada’: los rescates.
Un pirata somalí, Ahmaid Suleman, manifestó a la Associated Press que como “piratas profesionales”, se apoyan en redes de relaciones y agentes dispersas en todas partes del mundo para tener suficientes recursos humanos, financieros y materiales. Han creado así un poderoso sistema de inteligencia y negociación cuya utilidad este año asciende a cerca de los 30 millones de dólares.
El poder de los piratas es impredecible por las cargas que han capturado: en septiembre tomaron el buque ucraniano MV Faina con un cargamento de regalo: 33 tanques de guerra T-72, armas y municiones.
Y tienen el récord del mayor buque jamás secuestrado: el supertanquero saudíSirius Star, con dos millones de barriles de crudo, valorado en 100 millones de dólares.
Una preocupación panameña
Panamá, un país cuya economía depende en buena parte del negocio marítimo, tiene razones para preocuparse ante el aumento de la piratería naviera.
Las más de 8 mil naves de bandera panameña están bajo esa amenaza. Panamá encabeza el Registro Internacional de Naves y Tonelaje Bruto (TRB) que al 31 de octubre de 2008 contaba con 8 mil 159 buques y más de 180 millones de toneladas, respectivamente, según datos oficiales.
El administrador de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), Alberto Alemán Zubieta, dijo en octubre pasado a medios internacionales que la entidad del Canal sigue con atención la situación en el océano Índico. Alemán respaldó entonces el llamado del embajador panameño en la ONU, Ricardo Alberto Arias, sobre la adopción urgente de medidas que frenen la piratería, actividad que se creía superada.
ARISTIDES CAJAR PÁEZ
acajar@prensa.com
La noche del pasado sábado 13 de diciembre de 2008 el buque griego de bandera panameña Action navegaba hacia aguas seguras desde un punto desconocido del golfo de Adén en el océano Índico. Había vuelto a ser una nave libre.
Sin embargo, tres de sus veinte tripulantes originales de nacionalidad georgiana y paquistaní, ya no venían a bordo. Estaban muertos.
El 11 de octubre, cuando la nave cargada con varias toneladas de productos químicos se dirigía hacia el Mar Rojo desde el sudeste de Asia con la intención de cruzar el Canal del Suez, varias lanchas rápidas con hombres armados la habían interceptado y abordado en alta mar. Durante los siguientes dos meses el barco, su carga y su tripulación quedaron en manos de piratas. No se sabe aún si se pagó un rescate para su liberación.
El drama del Action es solo uno más de una larga lista de naves víctimas de la piratería marítima moderna en las aguas cercanas al cuerno de Africa, donde el secuestro naviero se está convirtiendo en una epidemia que tiene en vilo a las potencias del mundo.
Debido a ello, el 10 y 11 de diciembre pasados delegaciones de 42 naciones se reunieron en Nairobi, Kenya, para tratar de buscar un marco legal internacional que permita enfrentar esta nueva amenaza global.
De momento la Unión Europea, India, Rusia y Estados Unidos han enviado naves de guerra para tratar, sin mucho éxito hasta ahora, de detener esta ola delincuencial sin precedentes.
Según datos del International Maritime Bureau (IMB), reproducidos por la agencia EFE, este año en las aguas del océano Índico y el golfo de Adén los piratas somalíes han atacado a 94 buques mercantes, de un total de 199 buques en el mundo víctimas de ataques piratas. De ellos 26 fueron secuestrados, 12 de los cuales, con 259 rehenes, se encuentran en poder de los piratas. El año pasado por este mismo periodo se realizaron 36 ataques pirata.
ZONA PIRATA
Puntlandia es un extraño Estado que ocupa la punta del cuerno de África, al occidente del continente, sobre el océano Indico. Escindido de la ingobernable Somalia, no es reconocido por ningún país. Lo defienden bandas armadas al mando de señores de la guerra, y se ha convertido en un lugar idóneo para que prosperen toda clase de negocios ilícitos. Su estratégica posición, justo frente a la península arábiga, ha sido una tentación inmejorable para los piratas marítimos.
Allí, el puerto de Eyl se viste de fiesta cada vez que hay un secuestro. Opulentas casas adornan la costa, vehículos lujosos se pasean entre destartaladas villas. Hay un próspero negocio del que todos saben, según reporta la BBC de Londres
Algunos lugareños se animan a explicar cómo se hace: “el grupo que hace el primer ataque es pequeño, normalmente son entre siete y diez personas”, le dijo un hombre a la BBC.
“Ellos salen a alta mar en potentes lanchas con armamento pesado (RPG, Ak-47), Pero una vez que toman la embarcación, unos 50 piratas aparecen para quedarse a bordo, mientras que otros 50 esperan en la costa en caso de que algo salga mal”.
Después de esta parte ‘operativa’ que incluye la retención del barco y su tripulación, viene la parte ‘sofisticada’: los rescates.
Un pirata somalí, Ahmaid Suleman, manifestó a la Associated Press que como “piratas profesionales”, se apoyan en redes de relaciones y agentes dispersas en todas partes del mundo para tener suficientes recursos humanos, financieros y materiales. Han creado así un poderoso sistema de inteligencia y negociación cuya utilidad este año asciende a cerca de los 30 millones de dólares.
El poder de los piratas es impredecible por las cargas que han capturado: en septiembre tomaron el buque ucraniano MV Faina con un cargamento de regalo: 33 tanques de guerra T-72, armas y municiones.
Y tienen el récord del mayor buque jamás secuestrado: el supertanquero saudíSirius Star, con dos millones de barriles de crudo, valorado en 100 millones de dólares.
Una preocupación panameña
Panamá, un país cuya economía depende en buena parte del negocio marítimo, tiene razones para preocuparse ante el aumento de la piratería naviera.
Las más de 8 mil naves de bandera panameña están bajo esa amenaza. Panamá encabeza el Registro Internacional de Naves y Tonelaje Bruto (TRB) que al 31 de octubre de 2008 contaba con 8 mil 159 buques y más de 180 millones de toneladas, respectivamente, según datos oficiales.
El administrador de la Autoridad del Canal de Panamá (ACP), Alberto Alemán Zubieta, dijo en octubre pasado a medios internacionales que la entidad del Canal sigue con atención la situación en el océano Índico. Alemán respaldó entonces el llamado del embajador panameño en la ONU, Ricardo Alberto Arias, sobre la adopción urgente de medidas que frenen la piratería, actividad que se creía superada.
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