Fuente: La Prensa
Francisca Vega, Santiago
Detrás de los ojos profundos del chileno Ricardo Claro se esconde la mirada de un viejo lobo de mar. Costumbrista, opinante público, directo y golpeador de mesa cuando algo le parece mal, conoce los vaivenes del mercado naviero como nadie en América Latina y, tal vez, en el mundo.
Pero para el malestar de muchos, a Claro no le gusta hablar cuando está tomando decisiones. “Le incomoda profundamente que hablen de él o conversar de sus movimientos”, dice un ejecutivo que lo conoce de cerca. “Intriga porque nadie sabe qué hará”.
Como presidente de la Compañía Sud Americana de Vapores (CSAV), la mayor naviera de América Latina y una de las empresas más globalizadas de la región, la maniobra que hoy haga —o deje de hacer— es crucial en las aguas en que se mueve. Tras años de buenos resultados, la tormenta está desatada desde 2006 porque la oferta de contenedores superó con creces la demanda, lo que hoy se mantiene. Y todo hace prever que perdurará. Por eso, se dice que Claro hoy está moviendo sus fichas para seguir en las ligas mayores del negocio marítimo mundial.
Según el estudio de AXS Alphaliner, CSAV está en el lugar número 14 entre las mayores navieras del mundo a enero de 2007, seis puestos más arriba que en enero de 2000. En total, tal como se lee en el informe, el volumen embarcado por sus cargueros llega a 250,452 TEU (sigla en inglés referida a unidades de contenedor de 20 pies), lo que representa un aumento de más de 2.5 veces respecto de 2000, y con lo que mantiene el 2.4 por ciento de participación de mercado en el mundo.
“Pero el negocio naviero es como el tenis profesional”, dice Ricardo Sánchez, experto en transporte marítimo de la Cepal, desde Argentina. “Es decir, ganar un puesto es muy difícil, pero caer a los últimos lugares es demasiado fácil”.
Entonces, como el buen capitán que por años ha demostrado ser, Claro está tomando con fuerza el timón y dando instrucciones a sus subalternos. “¿Cuáles serán sus medidas?, es la pregunta del millón”, dice un analista en Santiago, que prefiere el anonimato, quien se queja de que CSAV jamás informa mucho sobre el devenir de la compañía. “Es pesimista y, por ende, pronto hará algo”. Y ello redundará en la posición de la empresa.
“Pienso que el desafío, tal como el de las grandes, es afianzar el crecimiento para seguir en el ranking mundial”, dice Sánchez. Eso se puede hacer comprando compañías medianas, aumentando la capacidad de transporte con más buques o buscando nuevas rutas.
La decisión es difícil, con la crisis subprime en Estados Unidos que amenaza con enfriar la millonaria ruta que va directo a Asia o a China, donde CSAV obtiene resultados prometedores. Pero hay que tomar una. “O te escondes a esperar que pasen los chubascos o, tal como lo están haciendo los líderes, te preparas para el día después”, dice Sánchez. Y Claro no es de aquéllos que agachan la cabeza cuando el mar está movido.
ESPERANDO AL CAPITÁN
Con 136 años de historia y más de 130 agencias en el globo, CSAV estuvo por años enfocada en ser la mayor compañía del Pacífico, hasta que en 1999 compró las navieras Libra, de Brasil, y Montemar, en Uruguay, con lo que potenció la Costa Atlántica regional. Pero el gran golpe de timón lo dio en 2000 cuando compró Norasia, con lo que llevó a sus buques al Lejano Oriente.
Todo iba viento en popa hasta 2006, cuando la compañía registró pérdidas por US$58.2 millones, después de haber obtenido ganancias por US$132 millones en 2005.
La gran crisis de hoy vino del éxito en 2004 y 2005, donde todas las compañías navieras de contenedores lograron grandes ganancias.
“Todos, incluidos nosotros, nos fuimos a los astilleros del mundo a ordenar la construcción de barcos, razón por la cual hoy existe una sobreoferta de espacios”, confidenció Claro en mayo pasado a la prensa mexicana. “Esto se tradujo en una caída fuerte de precios de los fletes”, dice Rina Jarufe, analista de la clasificadora FitchRatings, en Santiago. “Situación que se profundizó aún más por la actitud defensiva de muchas empresas que se fusionaron en 2006”.
Se calcula que ese año la oferta de contenedores aumentó en 13 por ciento, produciendo bajas en las tarifas de 20 por ciento y hasta en 40 por ciento. Según el último informe de FitchRatings (septiembre de 2007), el exceso de oferta continúa. Un ejemplo es la lista de órdenes de barcos en construcción a ser entregados hasta 2012, “equivalente al 45.5 por ciento de la flota a marzo de 2007”. Por lo tanto, la incertidumbre continúa.
Por lo pronto, tal como consta en los hechos esenciales enviados a la entidad reguladora, el directorio de CSAV adquirió en noviembre un crédito por US$675 millones, el que será usado por una o más filiales para la adquisición de naves portacontenedores de unos 12,500 TEU y 6,300 TEU. En julio ya había autorizado la compra de cuatro naves de 12,000 TEU cada una. Además, los accionistas votarán (al cierre de esta edición aún no se realizaba la junta) un aumento de capital por la suma de US$200 millones o por otro monto que determinarán sus directivos.
“No esperamos un desplome, pero el encantamiento de Estados Unidos y el elevado precio del petróleo aumentan los riesgos que vive el sector”, dice Patricia Pellegrini, analista del sector de la corredora LarrainVial, en Santiago. “Claro no se va a quedar de brazos cruzados”.
PLANES EN EL HORIZONTE
Los consultados ya tienen las apuestas. Claro va por más en el mar de dudas. Además de más naves, destaca su interés en México, donde en mayo de 2007 estuvo hablando de las bondades de ese mercado. Pero eso no es todo, CSAV Norasia ha mejorado aún más los servicios y productos que ofrece desde los principales puertos de Asia con el resto del mundo.
“La consolidación o fusiones continuarán”, dice Sánchez. De hecho, se rumora que Neptune Orient Lines (NOL), compañía madre de American President Lines (APL), podría fusionarse con otra naviera reconocida, como lo es Hapag Lloyd, la misma que hace un par de años compró a la línea naviera CP Ships.
“Claro sí podría comprar una mediana, caja tiene”, dice un analista en Santiago. Una movida de ese estilo aumentará su poderío. “Olfato tengo, ha dicho en más de una ocasión Claro”, dice el mismo analista.
Así parece que todos esperan que hable el capitán. Claro, por lo pronto, duerme tranquilo. Además, abraza a la naviera más poderosa de la región, con un poder indiscutido en el mar.
Su compañía es la única chilena que figura en el listado 2008 de las 100 empresas emergentes más importantes del mundo que elaboró The Boston Consulting Group. “Y es que logra desafiar a las más grandes del mundo”, dice el brasileño Marcos Aguiar, socio y director de BCG en São Paulo. Parece que incomoda igual que su mirada de viejo lobo marino.
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lunes, 14 de abril de 2008
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