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martes, 22 de enero de 2008

“Barcos” Issa

Fuente: Milenio Torreon
espacio4@prodigy.net.mx

Sólo en México ocurre que un funcionario sea contratista del gobierno al mismo tiempo o que en pocos meses pase de burócrata de altos vuelos a empresario exitoso, gracias a la información y relaciones obtenidas en el servicio público.

El caso de Antonio Juan Marcos Issa, coordinador de asesores de los tres últimos directores de Petróleos Mexicanos, es paradigmático.

Su fortuna en los negocios puede provenir de la combinación de tres factores: deslealtad, oportunismo y habilidad para explotar su condición y talentos.

Por principio, resulta extraño que haya sido el único coahuilense del grupo instalado por Rogelio Montemayor en Pemex —una vez concluida la administración 1993-1999— que salvó el pellejo tras el escándalo por el desvío de más de mil millones de pesos a la campaña del candidato del PRI a la Presidencia, Francisco Labastida, en las elecciones de 2000.

El caso tuvo al ex gobernador a un paso de la cárcel y a salto de mata a Carlos Juaristi, el otrora poderoso secretario de Gobierno y cacique fronterizo cuyo paradero, una vez exonerado, se convirtió en misterio.

El hecho de que el gobierno de Fox protegiera a Marcos Issa mientras sus paisanos pasaban las de Caín y eran objeto de linchamiento, persecución y escarnio, se ha prestado a mil y una interpretaciones.

Sus malquerientes hablan de traición; sus defensores, de una especie de buen fario para relacionarse con figuras clave del poder, como en sus inicios la tuvo en el gobierno de José López Portillo por el lado del DIF.

En el sexenio del presidente Fox, al parecer, sus contactos fueron los polémicos y todavía impunes hermanos Bribiesca Sahagún, hijos de Martha.

El tema lo aborda Anabel Hernández en su libro Fin de fiesta en Los Pinos (Grijalbo).

Ahora la Auditoría Superior de la Federación, órgano fiscalizador de la Cámara de Diputados, investiga al Grupo Blue Marine y a su subsidiaria Arrendadora Ocean Mexicana, ambas presididas por el ex secretario de Finanzas de Coahuila, por presuntos quebrantos contra Pemex, el menor de los cuales rondaría los sesenta millones de pesos.

¿El delito? Inflar precios en la renta de buques tanque.

El asunto podría devenir en escándalo nacional, según publicaciones especializadas.

En tal caso sus efectos repercutirían al estado, sobre todo en La Laguna.

Lo extraño, aunque en México no lo sea tanto, es que Marcos Issa se haya convertido, al poco tiempo de abandonar una posición estratégica en Petróleos Mexicano, en naviero próspero y socio de transnacionales beneficiadas por la paraestatal a través de contratos multimillonarios.

Otras empresas, dedicadas no sólo al negocio de los energéticos, florecieron también en los años del coahuilense en Pemex.

Marcos Issa y algunos familiares suyos están en el ojo del huracán.

Su grupo es sin duda poderoso, pero igual lo son quienes, como Rogelio Montemayor, no perdonan la traición.

Y no se diga el presidente Calderón, comprometido a castigar la corrupción y a gobernar con “manos limpias”.

gerardo.espacio4@gmail.com

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