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lunes, 10 de diciembre de 2007

Ordenamiento ecológico del territorio en mares y costas

Fuente: Ecos de la Costa

México tiene una posición geográfica privilegiada, ya que está ubicado entre los dos océanos más grandes del planeta; se encuentra en una latitud intertropical y es una región de transición entre las zonas biogeográficas neártica y neotropical, siendo lo anterior causa de la megadiversidad que existe en el país. Los ambientes costeros y oceánicos son aportes importantes a la megadiversidad del país; ejemplo de esto son los manglares, los arrecifes de coral, las zonas de surgencia, los pastos marinos en la zona costera y las chimeneas hidrotermales y chapopoteras en la zona oceánica que poseen una elevada riqueza biológica.

La gran riqueza natural en las regiones costeras y oceánicas concurre con las diversas actividades económicas como la extracción de hidrocarburos, el turismo, la transportación marítima y portuaria, la industrial, la acuacultura, la agropecuaria y la pesca, entre otras. Esto representa un gran desafío para el desarrollo sustentable y exige una acción transversal entre diversos sectores de gobierno y una concertación con diferentes sectores sociales.

A nivel mundial, el 70% de la población se asienta en la zona costera. En México, este porcentaje asciende a sólo 15% de la población, lo que representa un área de oportunidad para impulsar el desarrollo ordenado de la costa.

El acelerado desarrollo de algunas actividades económicas, ha inducido un crecimiento desordenado en la zona costera, generando deterioro, contaminación en el medio marino, sobreexplotación de los recursos naturales, en particular los pesqueros, así como conflictos derivados de la competencia por espacio y recursos. Ejemplo de esto último, son los asentamientos sobre las dunas y humedales costeros.

Estos problemas, combinados con la alta tasa de crecimiento poblacional y de las áreas urbanas, inciden en la salud y la calidad de vida de la población, en el empobrecimiento de las comunidades costeras, en la disminución de la competitividad de los propios sectores económicos en la fuga de capitales por la incertidumbre para invertir en el desarrollo y en el aumento de actividades ilegales.

Las zonas oceánicas y costeras de México deben entenderse como áreas de atención prioritaria y su gestión, debe abordarse como un tema de seguridad nacional que incluya riesgos físicos causados por los desastres naturales, principalmente huracanes e inundaciones, así como deslizamientos y movimientos telúricos. De entre los riesgos naturales destaca el originado por el cambio climático y los fenómenos hidrometeorológicos, debido a sus efectos perturbadores en la población, la infraestructura y los ecosistemas costeros.

Las políticas públicas en torno a la zona costera y oceánica en México han sido mayoritariamente sectorizadas y poco integradas, generalmente motivo de discurso político y no de una visión integral de desarrollo económico y social. Muestra de lo anterior, es la ausencia en la legislación de una definición de costa, zona costera y de su gestión y manejo.

Comparativamente con otras naciones que cuentan con grandes extensiones de Zona Económica Exclusiva, Mar Patrimonial y Costas, en México, el valor y el desarrollo de industrias como la de los hidrocarburos, la turística, la generación de energía y la de puertos y transportación marítima, es mucho menor. Lo anterior representa sin duda una oportunidad y un desafío para hacer negocios de manera sustentable.

Para lograr el desarrollo sustentable del país en estas zonas, es necesario emprender procesos de planeación ecológica del territorio que permitan fortalecer la coordinación de las diferentes dependencias y órdenes de gobierno, con los diversos sectores de la sociedad, incorporando los componentes económico, sociocultural y ambiental de los océanos y las costas en la formulación y gestión de los planes y programas integrales de desarrollo.

Las zonas oceánicas y costeras de México deben considerarse una gran área de oportunidad para el desarrollo económico, social y ambiental. El Ordenamiento Ecológico del Territorio (OET), por su carácter transversal, puede constituirse en la piedra angular necesaria para la gestión integrada de océanos y costas y para la construcción de una política de estado o nacional de océanos y costas que no ha existido en el país.

Fragmento de la Estrategia nacional para el ordenamiento ecológico del territorio en mares y costas, editado por la Semarnat, transcrito por Juan G. Jiménez Rivera. Semarnat Delegación Colima.
E-mail: normatividad@colima.semarnat.gob.mx

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