Panama ha quedado mal con los japoneses y los griegos

Fuente: Estrella de Panamá

El mal servicio que está ofreciendo Panamá a la Marina Mercante mundial, se debe sobre todo, a que la Autoridad Marítima de Panamá (AMP) no se ha podido adaptar a las exigencias técnicas requeridas, por problemas de burocracia y de estructura administrativa.

La falta de visión de este y los otros gobiernos para ver en la Marina Mercante un polo de desarrollo económico para el país, ha sido uno de los obstáculos para que la AMP pueda ofrecer un mejor servicio a la marina mercante mundial.

Carlos Raúl Moreno, subadministrador de la AMP y el abogado Adolfo Linares, presidente de la junta directiva de la Asociación Panameña de Derecho Marítimo, advirtieron en el programa Enfoque que dirige la periodista Dorita de Reyna, que si no se toman los correctivos lo más pronto posible, el negocio de la marina mercante puede seguir en picada.

La crisis del sector de registro marítimo, quedó al descubierto la semana pasada, cuando La Estrella de Panamá reveló el contenido de una carta que envió el presidente de la Marine Bureau Inc de Japón, Masaharu Okamoto dirigida a la AMP, en donde se quejaba del mal servicio y los graves problemas que confronta el registro panameño.

Quejas por incumplimiento

En la carta, Okamoto se quejó del no cumplimiento de una serie de medidas destinadas a mejorar la calidad del servicio y advirtió que puede haber un éxodo de barcos japoneses hacia otros registros.

La preocupación en Panamá de perder el primer puesto en abanderamiento de barcos ha sido tal, que se ha conformado una “comisión de emergencia” que coordina Carlos Raúl Moreno y que también integran la Asociación de Abogados de Derecho Marítimo, y la Cámara Marítima.

Uno de los primeros pasos que tomará la comisión, será el traslado de las oficinas de Seguridad Marítima (SEGUMAR) ubicadas en Nueva York, a Panamá y crear turno de 24 horas al día, durante los siete días de la semana a partir del 1 de julio, y ofrecer una rápida respuesta a los clientes, según dijo Moreno.

“Esa ha sido una de las principales quejas que refleja en la carta Okamoto”, sostuvo Moreno. Los japoneses planteaban como única esperanza para una solución permanente al problema, que esa oficina técnica de la AMP (SEGUMAR) se estableciera en Japón.
Moreno también anunció, que el Protocolo 88, un certificado técnico de seguridad y buena administración, que era otra de las exigencias de los japoneses será enviado hoy mismo a la Asamblea de Diputados con carácter de urgencia para ser aprobado e implementado.

Aunado a eso, se creará una posición de “oficial de enlace”, que pueda ser desempeñada por un técnico japonés o panameño y que esté de manera permanente en Japón para coordinar todos los aspectos técnicos.

Además de los japoneses, los griegos, segundos clientes en importancia para Panamá, también se han quejado por el mal servicio prestado, y han exigido una respuesta rápida para mejorar la calidad de atención y servicio.

Problemas de burocracia

Moreno confesó, que la AMP no se ha podido adaptar a los cambios requeridos con la debida celeridad, por problemas de burocracia y de estructura administrativa.
A juicio del funcionario, la oficina de SEGUMAR que opera en Nueva York y que debe funcionar como el enlace técnico con los clientes, ya es inoperante, porque se hace necesario personal que trabaje las 24 horas del día, durante toda la semana.

Adolfo Linares, un abogado con mucha experiencia en el sector marítimo sostuvo que los gobernantes deben comenzar a mirar a la Marina Mercante como un polo de desarrollo nacional, y no como un sector que solo sirve para generar entradas a las arcas del Estado.

“Desde el año 1990, cuando Panamá se posicionó como el número uno a nivel mundial en el abanderamiento de barcos, los gobiernos de turno han visto a la Marina Mercante como una vaca, a la que hay que sacarle la mayor cantidad de leche posible; sin embargo, no le quieren dar de comer para que engorde y funcione bien”, indicó Linares.

La AMP genera cerca de 96 millones de dólares al año, de los cuales 75 millones provienen de la Marina Mercante y el resto es generado por la actividad de los puertos.

De esos 96 millones, 60 van a parar a las arcas del Estado; 8 millones y medio son para organismos internacionales a los que pertenece la AMP; ocho para inversión y 19.5 en gastos de mantenimiento en la AMP. Linares advirtió que perder el primer puesto como país con el mayor registro de barcos a nivel mundial, sería como quedarse “cojo”, ya que resultaría un golpe muy lamentable para la economía nacional.