El patrón del pesquero Nueva Pepita Aurora, cuyo naufragio en 2007 se saldó con la muerte de ocho marineros de Barbate (Cádiz), ha aceptado este lunes 18 meses de prisión como pena por ocho delitos de homicidio imprudente, siete de lesiones imprudentes y uno contra los derechos de los trabajadores. Asimismo, José Vega deberá indemnizar con 150.000 euros a la familia de cada fallecido y con 35.000 euros a los supervivientes, tal y como pedía la fiscalía. La investigación judicial se cerró en julio de 2012 con Vega como único imputado al considerarse que el principal motivo del siniestro fue el exceso de carga, una responsabilidad directa del patrón.
Según ha asegurado durante la vista previa al juicio, el patrón ha aceptado el acuerdo alcanzado por todas las partes "por consejo" de su familia, amigos y abogado. La titular del Juzgado de lo Penal 2 de Algeciras ha aceptado la petición del abogado de Vega y ha acordado suspender su ingreso en prisión si en el plazo de dos años no comete otro delito y si hace frente a las indemnizaciones, a no ser que se decrete su insolvencia, informa Efe. Ya su abogado ha avanzado que el patrimonio de Vega no es suficiente para cubrir la cuantía total y se declarará insolvente. Vega siempre había reclamado su absolución. La fiscalía pedía cuatro años de prisión frente a los 20 años que reclamaban las acusaciones particular y popular, ejercidas por las familias de los fallecidos y el grupo municipal de IU en el Ayuntamiento de Barbate, respectivamente.
El Nueva Pepita Aurora naufragó el 5 de septiembre de 2007 a 7,8 millas de Punta Camarinal, en Tarifa, cuando regresaba de faenar en aguas de Larache (Marruecos). De los 16 marineros que viajaban, solo 8 lograron sobrevivir. Cinco cadáveres se encontraron en las horas siguientes al naufragio y tres cuerpos nunca se han recuperado. Según un informe de la Comisión Permanente de Investigación de Siniestros Marítimos, dependiente del Ministerio de Fomento, el buque zozobró como consecuencia de la “inundación de sus compartimentos internos tras su vuelco”, debido a la pérdida de estabilidad por una “inadecuada disposición de los pesos a bordo” y “recibir dos golpes de mar consecutivos”. Según la instrucción, el pesquero llevaba 12 toneladas de pesos no registrados en el libro de estabilidad, como dos tanques de agua dulce y seis toneladas más de redes no previstas, y el 60% de sus desagües estaban obstruidos, lo que unido a las olas en cubierta y las condiciones meteorológicas terminaron por hundir el barco.
de los acusados responsables de los astilleros y de las Administraciones públicas porque hubo fallos que supuestamente deberían haberse detectado antes de que el Nuevo Pepita Aurora se hiciera a la mar para no volver.
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