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domingo, 16 de agosto de 2009

Navieros por la gracia de Pemex

Naviero por la gracia de Fox.
By: Dávila, Patricia
Publication: Proceso
Date: Sunday, December 9 2007
Sólo un empresario del sector naviero aparecía junto a Vicente Fox en sus giras al extranjero: Juan Pablo Vega Arriaga, quien empezó su carrera como empleado de una antigua empresa y de pronto consiguió millonarios contratos con Pemex. Otros empresarios del ramo confirman que Vega se ufanó siempre de haber aportado dinero a la campaña electoral de Fox pero, más allá de eso, fue evidentemente favorecido por el gobierno federal en detrimento de sus competidores.
Uno de los navieros que más disfrutaron de privilegios durante el foxismo fue Juan Pablo Vega Arriaga: durante el sexenio pasado obtuvo contratos con Petróleos Mexicanos por más de mil millones de pesos y fue el único empresario del ramo al que el entonces presidente invitó a sus giras por el extranjero.
La trayectoria del empresario dentro del negocio del transporte marítimo se desarrolló a la par que la de su hermano mayor, Jesús Vega.
Este ingresó a la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) en los años setenta, cuando esta paraestatal manejaba la importación de granos. Como encargado de la comercialización de esta mercancía, Jesús Vega participó en el arrendamiento de buques para trasladarlos y así llegó a conocer a fondo ese mercado.
Gracias a ello, a mediados de esa década fue contratado por Fernando Delfín Palomba, propietario de Delmex, una de las empresas más antiguas del país (ingresó al negocio naval en 1928), en la cual Vega se dedicó durante una década a promover el arrendamiento de buques graneleros de carga seca, como maíz, sorgo y soya. Al consolidarse en su puesto, Jesús Vega integró a su hermano Juan Pablo a la plantilla de Delmex.
Posteriormente, ya con dominio pleno del negocio de fletamento, Vega Arriaga se independizó y constituyó en Veracruz la empresa Maquinaria y Servicios Portuarios, que funcionó sólo durante cinco años, sin mucho éxito. Después creó la compañía Navegación Veracruzana (Navega), que el 15 de mayo de 1995 obtuvo la concesión para operar la Terminal Marítima Playa del Carmen con una renta fija mensual de 61 mil 416 pesos hasta 2006.
Sin embargo, fue durante el gobierno de Vicente Fox cuando Jesús Vega alcanzó los mayores beneficios: en el último año del sexenio se le otorgó el permiso para convertir la mencionada terminal marítima en muelle de cruceros.
También se aplicaron medidas favorables a Navega: la Capitanía de Puerto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) le negó un permiso de ruta federal entre Playa del Carmen y Cozumel al empresario Germán Orozco, propietario de Aquaworld (dedicada a proveer servicios náuticos) y Ultramar (de transportación marítima).
Además, al imponer tarifas superiores a las del mercado, el gobierno foxista le permitió a Jesús Vega mantener el monopolio del muelle. El propio Germán Orozco declaró a Mariana Orea, de la revista mensual Latitud 21:
"Tuve pláticas con Vega para que me cediera espacio en su muelle para el cruce a Cozumel. Me propuso una sociedad de 90-10. Me pareció razonable hasta que me especificó que 90% era su ganancia y el 10% la de nosotros".
Por su cercanía con Cozumel, actualmente Playa del Carmen está posicionada entre las rutas cortas de pasaje más importantes de México y el movimiento de pasajeros supera los 3 millones anuales.
Así, bajo el cobijo de la administración foxista, Jesús Vega convirtió el referido muelle fiscal de Playa del Carmen, Quintana Roo, en la Terminal Marítima Navega, y expandió su negocio a Progreso, Yucatán, donde realiza agenciamiento marítimo y presta servicio de maniobra.
Surge un magnate
Juan Pablo Vega solía explayarse ante otros navieros sobre su cercanía con Vicente Fox, a cuya campaña presidencial dijo haber aportado fuertes cantidades de dinero. Los beneficios que alcanzó Jesús Vega en el sexenio pasado y su inclusión en la comitiva de Vicente Fox durante sus giras contribuyen a darle verosimilitud a esa versión.
Antes de convertirse en "amigo" de Fox, a mediados de los ochenta Juan Pablo Vega se desempeñó primero como asistente del área de operaciones y luego de comercialización en la naviera Delmex. En 1986 renunció para emplearse en el área de comercialización de Armamex, naviera de Rodolfo Mora Cordero. Por esa época inició su despegue.
Armamex ya manejaba contratos con Pemex: le rentaba en la Sonda de Campeche buques tanque y abastecedores, y la proveía de los servicios de estibadores, lanchas, envío de comestibles y combustible, todo lo que puede necesitar un barco.
El 23 de febrero de 1987, Mora Cordero creó otra empresa, filial de Armamex: Naviera Integral, S.A de C.V. (Navinsa). Conforme a la escritura 112444 del Registro Público de la Propiedad y del Comercio (RPP) del Distrito Federal, esta compañía estaba constituida con 25 mil acciones de mil pesos cada una. La accionista mayoritaria, con 18 mil 750, era Alejandra Ricaud Velasco.
Según consta en la escritura 114869, cuatro meses después de crear la nueva empresa, Mora Cordero incrementó su capital social a 62 millones 500 mil pesos, a la vez que se incorporó como accionista con 9 mil 375 créditos. Lo mismo hizo su subordinado Juan Pablo Vega Arriaga, quien aparece en la escritura con 6 mil 250 acciones; Alejandra Ricaud conservaba la mayoría (40 mil 625).
En la escritura 151425, del 15 de enero de 1991, hubo otro incremento del capital social de Naviera Integral a 300 millones de pesos; esta vez quedaron como socios mayores Rodolfo Mora Cordero, con 153 mil, y Juan Pablo Vega, con 99 mil acciones.
Rodolfo Mora realizó el último trámite relacionado con Navinsa ante el RPP del Distrito Federal el 23 de abril de 1993; es la revocación del poder legal conferido dos años antes a Guillermo Reychy Ballesteros. A partir de entonces desaparecieron los nombres de los fundadores de Naviera Integral y sólo permaneció el de Juan Pablo Vega Arriaga, quien a través de la escritura 87506, del 19 de agosto de 1994, hizo constar que a partir de esa fecha él era el administrador único de la empresa.
Datos obtenidos por Rosa Santana, corresponsal de Proceso en Campeche, señalan que el 29 de febrero de 1996, ante el RPP de ese estado, en Ciudad del Carmen, se formalizó el acuerdo estipulado en el acta de asamblea del 13 de enero de 1995 para aumentar en 2 millones 252 mil pesos el capital social de Navinsa en su parte variable, de modo que éste pasó a 4 millones 252 mil pesos.
Ese mismo día se protocolizó un acta del 30 de enero de 1995, mediante la cual se incrementó el capital social de la empresa en 1 millón 250 mil pesos más, aportados por Vega Arriaga. Así el empresario nacido en San Luis Potosí se hizo de la mayoría de las acciones de Naviera Integral.
En junio de 1997 Juan Pablo Vega viajó a Guadalajara, Jalisco, donde obtuvo del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) uno de sus primeros créditos fuertes: 1 millón 275 mil dólares, pagaderos a diciembre de 2000, inicio del sexenio de Fox. En garantía, el empresario "hipoteca en primer lugar y grado la embarcación de su propiedad". El acta del RPP no especifica cuál es esa embarcación.
Seis meses después, el 15 de diciembre, el Bancomext le otorgó un crédito refaccionario por 467 mil 500 dólares, a pagar al mismo plazo de 3.6 años. Aquí, el documento no se refiere a ninguna garantía.
De esa forma, Juan Pablo Vega se convirtió en un gran intermediario para contratar barcos de bandera extranjera y arrendarlos a Pemex Refinación. Las ganancias eran grandes porque Vega cobraba hasta 10 veces más por los servicios referidos.
Este ingresó a la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (Conasupo) en los años setenta, cuando esta paraestatal manejaba la importación de granos. Como encargado de la comercialización de esta mercancía, Jesús Vega participó en el arrendamiento de buques para trasladarlos y así llegó a conocer a fondo ese mercado.
Gracias a ello, a mediados de esa década fue contratado por Fernando Delfín Palomba, propietario de Delmex, una de las empresas más antiguas del país (ingresó al negocio naval en 1928), en la cual Vega se dedicó durante una década a promover el arrendamiento de buques graneleros de carga seca, como maíz, sorgo y soya. Al consolidarse en su puesto, Jesús Vega integró a su hermano Juan Pablo a la plantilla de Delmex.
Posteriormente, ya con dominio pleno del negocio de fletamento, Vega Arriaga se independizó y constituyó en Veracruz la empresa Maquinaria y Servicios Portuarios, que funcionó sólo durante cinco años, sin mucho éxito. Después creó la compañía Navegación Veracruzana (Navega), que el 15 de mayo de 1995 obtuvo la concesión para operar la Terminal Marítima Playa del Carmen con una renta fija mensual de 61 mil 416 pesos hasta 2006.
Sin embargo, fue durante el gobierno de Vicente Fox cuando Jesús Vega alcanzó los mayores beneficios: en el último año del sexenio se le otorgó el permiso para convertir la mencionada terminal marítima en muelle de cruceros.
También se aplicaron medidas favorables a Navega: la Capitanía de Puerto de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) le negó un permiso de ruta federal entre Playa del Carmen y Cozumel al empresario Germán Orozco, propietario de Aquaworld (dedicada a proveer servicios náuticos) y Ultramar (de transportación marítima).
Además, al imponer tarifas superiores a las del mercado, el gobierno foxista le permitió a Jesús Vega mantener el monopolio del muelle. El propio Germán Orozco declaró a Mariana Orea, de la revista mensual Latitud 21:
"Tuve pláticas con Vega para que me cediera espacio en su muelle para el cruce a Cozumel. Me propuso una sociedad de 90-10. Me pareció razonable hasta que me especificó que 90% era su ganancia y el 10% la de nosotros".
Por su cercanía con Cozumel, actualmente Playa del Carmen está posicionada entre las rutas cortas de pasaje más importantes de México y el movimiento de pasajeros supera los 3 millones anuales.
Así, bajo el cobijo de la administración foxista, Jesús Vega convirtió el referido muelle fiscal de Playa del Carmen, Quintana Roo, en la Terminal Marítima Navega, y expandió su negocio a Progreso, Yucatán, donde realiza agenciamiento marítimo y presta servicio de maniobra.
Por ejemplo, en 2001 Pemex Refinación le asignó un contrato, y pese a que las bases especificaban que se otorgaría exclusivamente a navíos mexicanos, durante más de dos años Vega Arriaga le arrendó a la paraestatal dos buques de bandera extranjera --el Kriti Palm y Kriti Filoxenia, del grupo griego Vardinoyannis--, cada uno a una tarifa que sobrepasaba en mil 500 dólares diarios la entonces vigente.
El especialista en transporte internacional Melchor Arellano Chávez, en su columna Marea Alta (Uno más uno, 2001) explicó al respecto: "El personaje (Juan Pablo Vega) actuó como broker o intermediario, con la salvedad de que no cobró la comisión acostumbrada de 1.125%, sino que se llevó más de 10%, obteniendo ganancias superiores a 2.190 millones de dólares libres ... (24 mil 90 millones de pesos), ocasionando daños patrimoniales a Petróleos Mexicanos".
A la vez que Juan Pablo Vega obtenía esas enormes ganancias como intermediario de Pemex, el 27 de septiembre de 2001 el Bancomext, en el municipio de Tonalá, Jalisco, abrió otro crédito de "habilitación o avío" a favor de Navinsa por 2.5 millones de dólares y a un plazo de tres años. Tampoco en este caso se especificó el tipo de garantía.
El contrato de este crédito se modificó ocho meses después, el 30 de mayo de 2002, para elevar el monto a 3.5 millones de dólares.
Entre los navieros se afirma que Juan Pablo Vega adquiría préstamos tan grandes gracias a que Pemex le concedía contratos de fletamento a largo plazo, en los cuales la paraestatal se comprometía a contratar un determinado número de lanchas de pasaje a Navinsa durante 10 o 15 años. Según Melchor Arellano, este tipo de contratos es garantía suficiente para cualquier institución bancaria, por lo que --junto con su actuación como broker-- se constituyeron en otra fuente de recursos rápidos para que Vega Arriaga mandara construir algunos barcos a un astillero holandés, como difundió el propio Vega ante medios de comunicación.
En la mencionada columna periodística, el analista Arellano Chávez señala que Navinsa incurrió en el soborno de legisladores para facilitar que se le asignaran contratos y prebendas de Pemex. Por ejemplo, según él, se invitó a recorrer el astillero holandés al senador por Campeche, Jorge Nordhausen.
Además, Melchor Arellano asegura que la naviera tenía el apoyo de las comisiones de Comunicaciones y Transportes, así como de Marina, en la Cámara de Diputados.

Favoritismo
Conforme al reporte de la Federación Internacional de Trabajadores del Transporte (ITF por sus siglas en inglés), Juan Pablo Vega fue propietario de naves a partir de la década de los noventa, primero con una sola lancha (Juan Pablo); después adquirió otra (Benjamín). La primera fue construida en 1980 y la segunda el año siguiente.
Sin embargo, su expansión acelerada coincidió desde el inicio con el sexenio foxista: en el año 2000 adquirió Doña Blanca y Don Juan, su primer remolcador. En el 2001compró una lancha que bautizó Don Vicente en honor a Vicente Fox, así como otra que llamó Mauricio. Al año siguiente compró Lady Di T. (una lancha de pasaje construida en 1999), Doña Conchita, Juan Pablo II (tender o embarcación auxiliar) y Don Luis (otro remolcador, construido en Cuba).
En 2006 llegó al país la lancha Don Joaquín, que al llegar ya tenía contrato con Pemex, y en 2007 Doña Silvia. En su última embarcación, Doña Diana, Pablo Vega invirtió 12 millones de dólares. Se trata, en la mayoría de los casos, de naves construidas el mismo año que las compra.
Estas 12 embarcaciones aparecen registradas tanto en Equasis (Sistema Europeo de Información sobre Calidad Naval) como en la ITF. Sin embargo, por declaraciones de Juan Pablo Vega se sabe que Naviera Integral ya posee 19 barcos, entre lanchas para transporte de pasajeros y remolcadores, con centro de operación en Ciudad del Carmen, Campeche.
Con esa flota, Navinsa obtuvo numerosos contratos de Pemex:
En 2003, la empresa sólo consiguió la adjudicación 18576018-0016-03, pagada en una sola partida de 24 mil 612.50 pesos. Al siguiente año, Navinsa ganó las siguientes licitaciones: 18575108-007-04, por 54 millones 763 mil 440 pesos; 18575108009-04, por 40 millones 211 mil 83 pesos; 18575108-039-04, por 16 millones 571 mil 730 pesos; 18575108-070-04, por 3 millones 858 mil 634 pesos, y 18575108-07204, por 1 millón 518 mil 589 pesos. Los contratos van de cinco a 15 años, con la opción de ampliarlos.
En 2005 Vega consiguió una sola adjudicación (la número 18575107-021-05), por 49 millones 635 mil 746 pesos, que se pagaron en una sola partida.
Para 2006, último año de gobierno de Fox, los contratos volvieron a multiplicarse. Vega se benefició con la adjudicación de las licitaciones 18575107-008-06, por 34 millones 222 mil 669 pesos, y la 18575107018-06, por 28 millones 13 mil 901 pesos, pagadas en sendas partidas.
El mismo año ganó la licitación 18575 107-045-06, por 34 millones 601 mil 548 pesos, y la 18575107-051-06, por 15 millones 924 mil 135 pesos; luego Navinsa se hizo del contrato derivado de la licitación 18575107060-06, por 177 millones 193 mil 435 pesos, pagados en cuatro exhibiciones.
Las siguientes adjudicaciones también fueron millonarias: la licitación 18575107074-06, por 25 millones 972 mil 933 pesos; la 18575107-118-06, por 79 millones 47 mil 465 (pagada en tres exhibiciones), y finalmente la 18576018-001-06, por 18 millones 458 mil 880 pesos, y la 18576057-00906, por 10 millones 219 mil 532. Además, se detectaron 14 partidas por un monto de 392 millones 911 mil 581 pesos.
En el sistema Compranet del gobierno federal aparecen registradas otras dos cuentas con números de Clabe (clave bancaria estandarizada) C810000000 y C811005000, por 146 millones 128 mil 857 y 34 millones 601 mil 548 pesos, respectivamente. Se desconoce a qué año corresponden.
En el último año del sexenio foxista, Juan Pablo Vega amplió sus actividades al incursionar en astilleros. Para ello, le compró al armador Francisco Manzano un ruinoso taller de embarcaciones camaroneras localizado en la calle 40 de Ciudad del Carmen, que registró como Astimex JP. El empresario también se encargó de presumir en los medios la adquisición de un frente de agua que pretende convertir en otro astillero en Frontera, Tabasco, informa la corresponsal Rosa Santana.
Este auge de Vega Arriaga, fincado en medidas del gobierno federal que lo favorecen ampliamente, ha provocado quejas en el sector naviero. Además de la cantidad de contratos que Pemex le asigna a Navinsa, hay quejas por la alta tarifa que cobra por día esta empresa.
Por ejemplo, en junio pasado la naviera Navimín, mediante Marin Insurance, propiedad de Miguel Castañeda, ofreció a Pemex arrendarle una embarcación con tirón a punto fijo de 60 toneladas métricas a 35 mil pesos por día, pero el límite fijado por Pemex era de 15 mil pesos; sin embargo, la paraestatal le otorgó el contrato a Vega con una tarifa de 55 mil 335 pesos diarios.
Antes, en el Diario Oficial del 29 de agosto de 2005, se publicó que el gobierno federal, a través de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), desincorporaba del régimen de dominio público de la Federación un área de 8 mil 229.11 metros cuadrados de terreno ganado al mar y las construcciones en ella contenidas, a favor de Naviera Integral, con el objeto de que la continúe utilizando como taller, oficina y patio de maniobras". Ese terreno se encuentra frente al lote 14, manzana N, Parque Industrial Laguna Azul, municipio del Carmen, Campeche.
La concesión de esta área, conocida como "muelle número 43", se le otorgó a Vega de manera irregular. La compañía naviera Protexa la tenía en posesión desde hace 20 años y durante 15 de ellos estuvo solicitando formalmente la concesión, sin obtener respuesta. Conforme a la ley, la Semarnat no podía dar entrada a la solicitud de Navinsa sin desahogar la previa de Protexa; y pese a todo, la dependencia dictaminó a favor de Vega.

1 comentario:

Camila dijo...

Veo que tienen mucha gente que trabajó en Playa del Carmen. Y no debe ser fácil estar ahí, porque te distrae la belleza del lugar, y están los turistas a los que se empieza a envidiar. Hay ciertos lugares en el mundo que yo considero que no se puede trabajar. Tiene que ser alguien del lugar que ya esté acostumbrado al paisaje y que haya tenido tiempo de sobra para disfrutarlo. Cuando saque mis pasajes a Playa del Carmen va a ser por placer. Es un lugar para ir en familia o con la pareja, no con compañeros de trabajo! jaja