Por BRIAN SKOLOFF
Fuente: The Associated Press / El Nuevo Herald
Debajo de la superficie marítima frente a la costa oriental del estado de la Florida yace una mina de oro virtual.
No es un tesoro hundido ni un galeón español, sino una sucesión de arrecifes de coral que generan ganancias de miles de millones de dólares al año por actividades relacionadas con el turismo.
Pero la contaminación, el calentamiento del agua por el cambio climático global, la pesca comercial, el desarrollo y los barcos encallados lo han puesto en peligro. Desde 1993, al menos 12 barcos de gran porte han encallado en el área de los arrecifes frente al Puerto Everglades, al sur de Fort Lauderdale.
El puerto tiene tres arrecifes paralelos frente a su costa, y canales estrechos para maniobrar y anclar entre ellos.
Como el 84% de los arrecifes de coral de todo el país están en la Florida, las autoridades están implementando medidas para protegerlos.
Recientemente Tim Keeney, secretario adjunto de Estados Unidos para océanos y atmósfera y figura clave en la Administración Nacional de Oceanografía y Atmósfera, recorrió el área para observar con sus propios ojos el daño de los arrecifes, y los esfuerzos de reparación y recuperación.
"Precioso. Eso es impresionante", expresó Michael Sole, el jefe del departamento de medio ambiente de la Florida, que visitó la zona con Keeney. Había regresado a una embarcación después de bucear frente a la costa de Fort Lauderdale. Vio diferentes tipos de corales, entre ellos algunos incluidos en una lista de especies en peligro de extinción, como los elkhorn y staghorn.
Sole expresó que Florida es uno de los estados líderes que investigan cómo proteger y restaurar los arrecifes de coral que desaparecen a lo largo de sus 2.170 kilómetros (1.350 millas) de costa.
"Es fundamental que tomemos las medidas apropiadas para que mejore el entendimiento (de la situación) porque no es posible controlar lo que no se entiende", dijo. "Nuestros recursos oceanográficos contribuyen con miles de millones de dólares a la economía".
El estado está desarrollando una especie de viveros marítimos para criar corales que luego serán transplantados a arrecifes naturales. Busca asimismo frenar el vertimiento de aguas residuales al mar y alentar la investigación sobre los arrecifes artificiales.
La Florida también ha destinado dos millones de dólares a un proyecto para extraer del fondo del océano Altántico unas 700.000 cubiertas de automóviles viejas, frente a la costa de Fort Lauderdale. Las cubiertas fueron arrojadas en los años 70 en busca de crear un arrecife artificial, pero el plan no funcionó y ahora contribuyen al deterioro de los corales.
Buzos del ejército, la marina y la Guardia Costera comenzaron recientemente a extraer las cubiertas.
"Lo primero que pensamos cuando miramos es que estas cosas no pertenecen aquí", manifestó Keeney tras pasar cerca de media hora bajo el agua investigando las cubiertas.
Los arrecifes de coral de todo el mundo están siendo destruidos por la pesca comercial, el desarrollo, la contaminación y el calentamiento de las aguas, y algunos científicos han advertido que la mitad de estos ecosistemas marinos podría desaparecer antes del 2045.
Al mismo tiempo, esos ecosistemas son un terreno fértil para numerosas piscifactorías comerciales del mundo, de manera que sin ellos, se perdería una importante fuente de alimentos para los seres humanos.
Además, los arrecifes de coral actúan como barreras para los maremotos generados por tormentas poderosas, y su degradación pondría en riesgo a las comunidades costeras de todo el mundo.
"Estamos hablando de un importante motor de la economía que la gente no comprende", expresó Richard Dodge, director ejecutivo del Instituto Nacional de Arrecifes de Coral. "Ellos apuntalan los ingresos de la población y su sustento. Estamos hablando de impactos económicos importantes en todo el mundo" si se pierden.
Las actividades relacionadas con los arrecifes generan ingresos de más de 4.000 millones de dólares para la economía del sudeste de la Florida, dijo Dodge.
El Congreso considera actualmente la reposición de una ley de conservación de los arrecifes que, en caso de ser aprobada, podría ser otra protección para el sistema de corales de todo el país, explicó Keeney.
De acuerdo con las leyes actuales, el gobierno nacional no tiene autoridad para multar a lanchas o barcos que encallan en las inmediaciones de arrecifes de coral que no están localizados en las reservas marítimas, ni de penalizar a las personas que los destruyan, indicó.
La reposición de esa ley podría crear esa autoridad y también forjar un fondo federal para restaurar los sistemas de arrecifes dañados, manifestó. Los estados y condados generalmente tienen una autoridad limitada en estos casos.
Cuando terminaba su viaje, Keeney miró hacia el océano de color verde esmeralda y señaló un grupo de delfines que jugueteaba cerca de un arrecife. Varios barcos de carga pasaban a la distancia, camino del puerto.
"La gente está comenzando a apreciar el valor de los arrecifes", expresó, con sus ojos clavados en el agua. "Les toma mucho tiempo crecer a estos arrecifes de coral, y en un período muy corto, podríamos destruirlos si no somos cuidadosos".
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martes, 7 de agosto de 2007
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