Fuente: El País
La Bahía de Algeciras (Cádiz) ha vivido en jaque durante 2008, año en el que se ha producido el mayor número de incidentes marinos y vertidos contaminantes. Más de una decena de veces tuvieron que ser activados los servicios de limpieza para retirar las manchas de fuel que alcanzaron el litoral. El intenso tráfico marítimo es la principal causa. Se han multiplicado las operaciones de avituallamiento y bunkering (carga de combustible), que importan un enorme riesgo, sobre todo si se realizan de forma ilegal, como se ha denunciado en aguas próximas a Gibraltar.
A esto hay que sumar la escasez de inspectores de la Capitanía Marítima que impide revisar, como marca la normativa comunitaria, cada uno de los buques que fondean en la bahía. Una situación que se agrava en aguas gestionadas por Gibraltar, donde a la falta de control se une la reticencia a recibir ayuda de Salvamento Marítimo español. Los ecologistas reivindican como solución una autoridad marítima única.
El primer suceso grave fue el naufragio del carguero panameño New Flame, tras colisionar en agosto de 2007 con el petrolero danés de doble casco Torm Gertrud, que no sufrió daños. El New Flame, con 42.000 toneladas de chatarra y 750 de combustible en sus bodegas quedó encallado a media milla de Punta Europa, en Gibraltar. El 6 de febrero de 2008, un fuerte temporal de viento y lluvia provocó un vertido de fuel. Durante varios días, los equipos de limpieza recogieron más de 100 toneladas de arena contaminada de las playas de El Rinconcillo y Getares, en Algeciras.
El encallamiento del New Flame generó numerosas críticas de los grupos ecologistas, que aún mantienen sus dudas sobre los daños que haya podido causar la chatarra depositada en el fondo marino tras el hundimiento del barco.
Muy cerca de donde aún yacen 10.000 toneladas de la chatarra que transportaba el New Flame, se encuentran la proa y parte de la popa del Fedra. El 10 de octubre, la fuerza del temporal arrastró a este carguero de bandera liberiana y lo hizo colisionar contra los acantilados de Punta Europa. El mismo día, el buque Tawe, quedó varado en la Punta de San García y sufrió una grieta en el casco. El barco fue remolcado hasta los astilleros de Cernaval en San Roque (Cádiz) donde aún se encuentra a la espera de ser reparado.
Los daños sufridos por ambos barcos, volvieron a provocar vertidos de fuel ligero procedentes de los tanques de combustible. El Fedra llevaba en sus tanques 35.000 toneladas de fuel y el Tawe manchó unos 500 metros de zona rocosa perteneciente al Parque Natural del Estrecho, alcanzando además, parte de la playa de Los Lances en Tarifa.
Los vertidos -una gran mancha de fuel que se desplazaba desde la bahía de Algeciras hasta el estrecho de Gibraltar- obligaron a los pescadores y armadores de Ceuta, La Línea, Tarifa y Algeciras a amarrar sus barcos a puerto durante tres días. El sector pesquero, el más perjudicado siempre en este tipo de incidentes, reclamará unos 600.000 euros a las empresas armadoras de ambos barcos por daños y perjuicios.
Además de estos vertidos, los más conocidos, la Bahía de Algeciras ha sufrido otros incidentes. El fuel ligero inundó el pasado 14 de diciembre, más de un kilómetro de la playa de La Concha en Algeciras, la playa de Poniente y Puerto Chico de La Línea, parte de la costa de Gibraltar y la playa de Guadarranque en San Roque. El Ayuntamiento de San Roque acusa del vertido al Ropax 1, un buque de carga de vehículos de bandera británica. Este barco, tras quedar a la deriva, golpeó supuestamente a la monoboya de la refinería de Cepsa de San Roque. Tres semanas después del incidente, aún se siguen retirando galletas de fuel de 20 centímetros de espesor.
Los ecologistas de Verdemar acusan a la refinería de Cepsa de haber dejado escapar aguas residuales oleosas al arroyo de La Napoleona en San Roque. Verdemar insiste en que municipios costeros, como Los Barrios o Algeciras, volvieron a verter sus aguas sin depurar a una Bahía, que a pesar de todo, dicen científicos y entendidos en fondos marinos, cuenta con una buena salud.
A esto hay que sumar la escasez de inspectores de la Capitanía Marítima que impide revisar, como marca la normativa comunitaria, cada uno de los buques que fondean en la bahía. Una situación que se agrava en aguas gestionadas por Gibraltar, donde a la falta de control se une la reticencia a recibir ayuda de Salvamento Marítimo español. Los ecologistas reivindican como solución una autoridad marítima única.
El primer suceso grave fue el naufragio del carguero panameño New Flame, tras colisionar en agosto de 2007 con el petrolero danés de doble casco Torm Gertrud, que no sufrió daños. El New Flame, con 42.000 toneladas de chatarra y 750 de combustible en sus bodegas quedó encallado a media milla de Punta Europa, en Gibraltar. El 6 de febrero de 2008, un fuerte temporal de viento y lluvia provocó un vertido de fuel. Durante varios días, los equipos de limpieza recogieron más de 100 toneladas de arena contaminada de las playas de El Rinconcillo y Getares, en Algeciras.
El encallamiento del New Flame generó numerosas críticas de los grupos ecologistas, que aún mantienen sus dudas sobre los daños que haya podido causar la chatarra depositada en el fondo marino tras el hundimiento del barco.
Muy cerca de donde aún yacen 10.000 toneladas de la chatarra que transportaba el New Flame, se encuentran la proa y parte de la popa del Fedra. El 10 de octubre, la fuerza del temporal arrastró a este carguero de bandera liberiana y lo hizo colisionar contra los acantilados de Punta Europa. El mismo día, el buque Tawe, quedó varado en la Punta de San García y sufrió una grieta en el casco. El barco fue remolcado hasta los astilleros de Cernaval en San Roque (Cádiz) donde aún se encuentra a la espera de ser reparado.
Los daños sufridos por ambos barcos, volvieron a provocar vertidos de fuel ligero procedentes de los tanques de combustible. El Fedra llevaba en sus tanques 35.000 toneladas de fuel y el Tawe manchó unos 500 metros de zona rocosa perteneciente al Parque Natural del Estrecho, alcanzando además, parte de la playa de Los Lances en Tarifa.
Los vertidos -una gran mancha de fuel que se desplazaba desde la bahía de Algeciras hasta el estrecho de Gibraltar- obligaron a los pescadores y armadores de Ceuta, La Línea, Tarifa y Algeciras a amarrar sus barcos a puerto durante tres días. El sector pesquero, el más perjudicado siempre en este tipo de incidentes, reclamará unos 600.000 euros a las empresas armadoras de ambos barcos por daños y perjuicios.
Además de estos vertidos, los más conocidos, la Bahía de Algeciras ha sufrido otros incidentes. El fuel ligero inundó el pasado 14 de diciembre, más de un kilómetro de la playa de La Concha en Algeciras, la playa de Poniente y Puerto Chico de La Línea, parte de la costa de Gibraltar y la playa de Guadarranque en San Roque. El Ayuntamiento de San Roque acusa del vertido al Ropax 1, un buque de carga de vehículos de bandera británica. Este barco, tras quedar a la deriva, golpeó supuestamente a la monoboya de la refinería de Cepsa de San Roque. Tres semanas después del incidente, aún se siguen retirando galletas de fuel de 20 centímetros de espesor.
Los ecologistas de Verdemar acusan a la refinería de Cepsa de haber dejado escapar aguas residuales oleosas al arroyo de La Napoleona en San Roque. Verdemar insiste en que municipios costeros, como Los Barrios o Algeciras, volvieron a verter sus aguas sin depurar a una Bahía, que a pesar de todo, dicen científicos y entendidos en fondos marinos, cuenta con una buena salud.
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