Fuente: Xornal
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Los medios de comunicación cifran en 18 los días de huelga en el sector del metal de la provincia de Pontevedra. Los sindicatos también. Hasta ahora las cinco patronales que negocian el convenio colectivo del sector metalúrgico se han mantenido en un plano más discreto, pero en los últimos días han denunciado a través de diversas voces su desconcierto ante una huelga que no parece tener visos de acabar. El propio presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, aseguró el viernes en Vigo que ni patronal ni sindicatos están “a la altura de las circunstancias” y demandó a ambas partes que pidan el arbitraje del Gobierno autonómico. La patronal Asime se niega y los sindicatos no están muy por la labor. El próximo martes toca decidir si ambas partes ceden en sus pretensiones o continúan con el conflicto. Las expectativas son de un pesimismo total.
Mientras el sector del metal pelea por cerrar un acuerdo sobre su convenio colectivo para los próximos dos años, otro sector, el naval, que tiene su propio convenio, se ha visto perjudicado desde el comienzo de la negociación, hace ya más de tres meses. “Las noticias son malas”, asegura a Xornal José Domínguez, del astillero Vulcano, en alusión a lo que se espera de la reunión del próximo día 30.
El pasado miércoles, los representantes de los principales astilleros de la ría de Vigo y Marín – Barreras, Vulcano, Freire, Metalships, Armada, Cíes, Cardama, Armon y Factoría Naval de Marín– comparecieron juntos por primera vez en la historia para alertar de que “quedan horas” para poder evitar la quiebra en cadena de las factorías. El conflicto en el que ha desembocado el convenio colectivo del sector metalúrgico de la provincia ha provocado, según los empresarios, penalizaciones de 1.000 millones de euros por retrasos en las entregas de al menos 32 buques.
Todos los astilleros consultados por Xornal consideran legítimo el derecho a la huelga de los trabajadores del metal, pero no comprenden por qué la huelga dura tanto tiempo.
UNA CARTERA INASUMIBLE
Entre 2005 y 2008 el naval vigués contrató una cartera de pedidos histórica en volumen y en facturación, una noticia que supuso un impulso para el empleo de la ciudad y la comarca. Al naval le llovían contratos, ya fueran de Noruega o Venezuela, pero ahora se ven incapaces de asumir nuevos contratos por motivo de la huelga. “En los años precedentes contratamos mucha cartera, pero todos esos barcos hay que construirlos y entregarlos”, explica José Domínguez, de Vulcano. “Una cartera de pedidos más amplia obliga a una mayor necesidad de recursos humanos y financieros”, continúa. De hecho, ahora el naval carece de esos dos recursos imprescindibles. Desde hace meses los astilleros, pese a tener mucha carga de trabajo para los próximos años, tienen muy complicado obtener financiación y liquidez de las entidades financieras. En concreto esas necesidades se cifraban el pasado mes de abril en 190 millones de euros. “La crisis financiera nos da un palo y ahora el convenio del metal inicia un conflicto interminable y se pierden miles de horas de trabajo”, matiza Domínguez.
“Hay astilleros que han tenido que rechazar trabajos. De hecho, en Vigo se encuentran los únicos diques flotantes de reparación junto con Barcelona de toda España y han tenido que negarse a hacer varias reparaciones por falta de personal”, asegura un portavoz del astillero Metalships & Docks de la ciudad olívica.
IMAGEN NEGATIVA
Los astilleros sienten cada cliente que no pueden atender porque esto, según ellos, significa perderlo para siempre. “El cliente no vuelve”, declaran desde Metalships. La Asociación de Ingenieros Navales y Oceánicos de España explica a Xornal que los armadores foráneos que contratan la cosntrucción de buques a las gradas viguesas se quedan con las imágenes de las manifestaciones y las batallas campales por las ciudades de Vigo. Además, desde la propia Asociación resaltan que estos incidente son cíclicos y que se repiten cada varios años, algo que, según ellos, refuerza todavía más esa imagen negativa. Fuentes del sector también inciden sobre los beneficios que este conflicto está reportando a la competencia más directa. En Singapur ya han se frotan las manos con la conflictividad laboral de la ría viguesa, según los ingenieros navales. Lo que está claro es que los astilleros del norte de Galicia, los de Ferrol, no son competencia del sur, ya que la sección sindical de la CIG-METAL en Navantia Ferrol, convocó para mañana a todos los trabajadores de Navantia Ferrol y a la industria auxiliar a una concentración en la puerta principal del astillero, en apoyo de los trabajadores del convenio siderometalúrgico de la provincia de Pontevedra.
EMPLEOS EN PELIGRO
Pese a que la huelga contabiliza 18 días de duración, los empresarios aseguran sentir las consecuencias del parón de los trabajadores desde que comenzó la negociación del convenio hace más de tres meses, ya que se produjeron reducciones de la jornada laboral. Además, las huelgas parciales de cuatro horas dicen sentirlas como si fueran de todo el día. “Tenemos pérdidas porque hay que seguir pagando los gastos fijos y no hay trabajo, no se ingresa. A esto hay que sumar las sanciones por los retrasos que, dependiendo del contrato, oscilan entre los 10.000 y los 15.000 euros por buque y día.
Pero además de las pérdidas económicas, preocupan los puestos de trabajo que están en juego, unos 8.000 empleos del sector naval “de aquí a final de año” con efecto arrastre a los 25.000 del sector metalúrgico inmerso en el conflicto. “Todavía estamos a tiempo” pero “solo nos quedan horas”, aseguró Alberto Iglesias, de Metalships. Y a las pérdidas de empleos en el naval se suman las que pueden darse en el sector metalúrgico, el más afectado por la negociación del convenio del metal pontevedrés. La patronal Asime asegura que ya son 217 las empresas que han constatado por escrito que ya no van a poder hacer frente al pago de las nóminas de junio. En total, 9.000 trabajadores no recibirán su remuneración, algo que la patronal califica de “situacion dramática”. Y este problema tiene su consecuencia directa sobre el sector naval.
FUTURO MANIATADO
La credibilidad de la industria naval viguesa y gallega está en entredicho. Según José Domínguez, todos los retrasos en cada uno de los astilleros comprometen no solo esa credibilidad, sino también la viabilidad del sector a medio y largo plazo. “Los armadores son más exigentes para todo y ahora que se acercan las fechas límite y las cancelaciones estamos dejando en manos extranjeras el futuro naval de Vigo”, sentencia Domínguez. “Las decisiones no se toman aquí, sino que lo hacen personas y empresas alejadas del tejido industrial de la comarca de Vigo. Pierdes el cliente, el mercado. Lo pierdes todo”, concluye.