Fuente: Deia
sestao. El sector naval vasco está a punto de dejar atrás veinte meses de sequía con la contratación de cuatro buques. Las expectativas son buenas, pero se impone la cautela porque, aunque hay otras oportunidades de negocio cerca de cristalizar, todas están sujetas a las dificultades derivadas de la crisis, que tiene el estrangulamiento financiero como principal consecuencia.
En cualquier caso, poco a poco van dando fruto los contactos establecidos durante casi dos años sin lograr carga de trabajo. Las empresas que no están cerrando contratos lo harán en breve, y el resto está recibiendo consultas de cara al futuro. En medio de ese ambiente se celebró ayer la XIII Asamblea General del Foro Marítimo Vasco (FMV) en el Hotel La Naval en Sestao, cuya terraza entra físicamente en el último gran astillero vasco y permite una visión cercana de su actividad casi plana con un sólo buque en grada.
"Un halo de optimismo" planea sobre la industria marítima, aseguran desde un sector que se mueve con "pies de plomo" para evitar que se desmoronen los proyectos que pueden materializarse a corto plazo, muchos de ellos ya más que avanzados.
cuatro contratos En el plano más tangible, se ha cerrado ya la contratación de un buque y otros tres verán la luz previsiblemente antes de que termine el mes. Astilleros Zamakona se ha adelantado finalmente a La Naval adjudicándose la construcción de un anchor handling que prestará servicio en una plataforma petrolífera en Groenlandia. Este tipo de buque arrastra la plataforma hasta su ubicación y la ancla en el fondo marino. Posteriormente realiza diferentes labores de suministro y mantenimiento. El barco se construirá en la planta de Santurtzi.
Responsables de Astilleros Zamakona rehusaron dar detalles sobre el precio del contrato. Consideran que "no es el momento de estar en el escaparate", sino de trabajar por la consecución de nuevos buques. Mientras tanto, todo apunta a que La Naval firmará en breve el contrato de la construcción de un barco instalador de molinos marinos. Está cerrado el acuerdo con el armador, y despejadas las líneas de financiación. Algunos flecos -velados entre los entresijos de la operación- han impedido hasta ahora la firma, pero nadie duda de que llegue a buen puerto.
Otro astillero vasco se ha adjudicado además la contratación de dos buques. Sus responsables prefieren no hacerlo público porque, si bien están asignados, todavía no han sido firmados y la operación se mueve por el terreno enfangado en el que transita el sector tras el paso del vendaval de la crisis. Esos cuatro contratos son la punta del iceberg de una industria que da sus primeros pasos fuera del paréntesis de veinte meses sin lograr carga de trabajo.
Tras mantenerse a flote durante todo ese tiempo con los contratos cerrados antes de la crisis, cunde ahora la percepción de que empieza un nuevo ciclo. El aguacero redujo las plantillas en sólo 250 personas el año pasado porque las empresas, que dan empleo directo a 8.850 personas, apostaron por los ERE, con el de La Naval como ejemplo más notable. La facturación cayó apenas un 8% -1.380 millones de euros frente a los 1.500 de 2008- y se exportó por valor de 966 millones, en torno a un 1,7% más. Son datos relativamente buenos precisamente por los tempos que maneja la industria marítima. Los contratos se cierran a largo plazo y la construcción de los buques supera el año de media. Romper veinte meses de sequía supone una reactivación básica a punto de entregarse los barcos que quedan en construcción.
nuevo horizonte "offshore" Por ello, durante la asamblea del Foro Marítmo, se puso en valor la necesidad de apostar por la innovación como resorte de crecimiento en el nuevo escenario que se abre. Sin margen de competencia en precios con los astilleros asiáticos, la clave está en la construcción de buques de alto contenido tecnológico. Y el segmento industrial offshore, mar adentro, es el primer horizonte.
Los contratos de Zamakona y de La Naval se ciñen a esa actividad ligada al sector energético. La importancia de explorar esa línea de negocio llevó a la dirección del Foro Marítimo a invitar como conferenciante a un experto internacional del ramo, el británico John Westwood. Antes, el viceconsejero de Planificación del Gobierno vasco, Pedro Gómez Damborenea, emplazó a los empresarios del sector presentes en la asamblea a "buscar nuevos nichos" de negocio y a reforzar la innovación. En la misma línea, la directora de Innovación de la Diputación de Bizkaia, Izaskun Artetxe, aseguró en la clausura de la asamblea que la industria naval vasca tiene "un futuro tecnológico", y animó a las empresas a implementar proyectos conjuntos. Artetxe puso de relieve la capacidad de transformación del sector durante las crisis y se mostró convencida de que saldrá reforzado de esta.
En su intervención, el director gerente del FMV, Javier López de Lacalle, puso el acento en la apuesta por las energías renovables marinas y lamentó las restricciones bancarias que han frustrado proyectos cerca de materializarse. Además, repasó la actividad comercial del sector durante el año pasado y las previsiones de cara a este año. Las ferias y las misiones son un polo de negocio clave en periodo de crisis y serán la piedra angular en el nuevo escenario.
Al término de la asamblea, el presidente del Foro Marítimo, Luis Cañada Vicinay, incidió en declaraciones a DEIA en la mejoría del negocio: "Hace tres meses, el panorama era negro; ahora, hay buenas expectativas a materializar".
En cualquier caso, poco a poco van dando fruto los contactos establecidos durante casi dos años sin lograr carga de trabajo. Las empresas que no están cerrando contratos lo harán en breve, y el resto está recibiendo consultas de cara al futuro. En medio de ese ambiente se celebró ayer la XIII Asamblea General del Foro Marítimo Vasco (FMV) en el Hotel La Naval en Sestao, cuya terraza entra físicamente en el último gran astillero vasco y permite una visión cercana de su actividad casi plana con un sólo buque en grada.
"Un halo de optimismo" planea sobre la industria marítima, aseguran desde un sector que se mueve con "pies de plomo" para evitar que se desmoronen los proyectos que pueden materializarse a corto plazo, muchos de ellos ya más que avanzados.
cuatro contratos En el plano más tangible, se ha cerrado ya la contratación de un buque y otros tres verán la luz previsiblemente antes de que termine el mes. Astilleros Zamakona se ha adelantado finalmente a La Naval adjudicándose la construcción de un anchor handling que prestará servicio en una plataforma petrolífera en Groenlandia. Este tipo de buque arrastra la plataforma hasta su ubicación y la ancla en el fondo marino. Posteriormente realiza diferentes labores de suministro y mantenimiento. El barco se construirá en la planta de Santurtzi.
Responsables de Astilleros Zamakona rehusaron dar detalles sobre el precio del contrato. Consideran que "no es el momento de estar en el escaparate", sino de trabajar por la consecución de nuevos buques. Mientras tanto, todo apunta a que La Naval firmará en breve el contrato de la construcción de un barco instalador de molinos marinos. Está cerrado el acuerdo con el armador, y despejadas las líneas de financiación. Algunos flecos -velados entre los entresijos de la operación- han impedido hasta ahora la firma, pero nadie duda de que llegue a buen puerto.
Otro astillero vasco se ha adjudicado además la contratación de dos buques. Sus responsables prefieren no hacerlo público porque, si bien están asignados, todavía no han sido firmados y la operación se mueve por el terreno enfangado en el que transita el sector tras el paso del vendaval de la crisis. Esos cuatro contratos son la punta del iceberg de una industria que da sus primeros pasos fuera del paréntesis de veinte meses sin lograr carga de trabajo.
Tras mantenerse a flote durante todo ese tiempo con los contratos cerrados antes de la crisis, cunde ahora la percepción de que empieza un nuevo ciclo. El aguacero redujo las plantillas en sólo 250 personas el año pasado porque las empresas, que dan empleo directo a 8.850 personas, apostaron por los ERE, con el de La Naval como ejemplo más notable. La facturación cayó apenas un 8% -1.380 millones de euros frente a los 1.500 de 2008- y se exportó por valor de 966 millones, en torno a un 1,7% más. Son datos relativamente buenos precisamente por los tempos que maneja la industria marítima. Los contratos se cierran a largo plazo y la construcción de los buques supera el año de media. Romper veinte meses de sequía supone una reactivación básica a punto de entregarse los barcos que quedan en construcción.
nuevo horizonte "offshore" Por ello, durante la asamblea del Foro Marítmo, se puso en valor la necesidad de apostar por la innovación como resorte de crecimiento en el nuevo escenario que se abre. Sin margen de competencia en precios con los astilleros asiáticos, la clave está en la construcción de buques de alto contenido tecnológico. Y el segmento industrial offshore, mar adentro, es el primer horizonte.
Los contratos de Zamakona y de La Naval se ciñen a esa actividad ligada al sector energético. La importancia de explorar esa línea de negocio llevó a la dirección del Foro Marítimo a invitar como conferenciante a un experto internacional del ramo, el británico John Westwood. Antes, el viceconsejero de Planificación del Gobierno vasco, Pedro Gómez Damborenea, emplazó a los empresarios del sector presentes en la asamblea a "buscar nuevos nichos" de negocio y a reforzar la innovación. En la misma línea, la directora de Innovación de la Diputación de Bizkaia, Izaskun Artetxe, aseguró en la clausura de la asamblea que la industria naval vasca tiene "un futuro tecnológico", y animó a las empresas a implementar proyectos conjuntos. Artetxe puso de relieve la capacidad de transformación del sector durante las crisis y se mostró convencida de que saldrá reforzado de esta.
En su intervención, el director gerente del FMV, Javier López de Lacalle, puso el acento en la apuesta por las energías renovables marinas y lamentó las restricciones bancarias que han frustrado proyectos cerca de materializarse. Además, repasó la actividad comercial del sector durante el año pasado y las previsiones de cara a este año. Las ferias y las misiones son un polo de negocio clave en periodo de crisis y serán la piedra angular en el nuevo escenario.
Al término de la asamblea, el presidente del Foro Marítimo, Luis Cañada Vicinay, incidió en declaraciones a DEIA en la mejoría del negocio: "Hace tres meses, el panorama era negro; ahora, hay buenas expectativas a materializar".
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