Importación de bienes por vía maritima
Los barcos, ideales para transportar mercancía en grandes volúmenes y a menor costo
Por Hugo Arroyo
La tecnología y apertura de los mercados acortan las distancias y flexibilizan las fronteras. En México, esto es una realidad tangible, ya que, en materia de comercio, se ve reflejada en el número de tratados firmados con otros países, lo cual ha generado una oportunidad sin paralelos para que el retail pueda importar artículos de gran cantidad de naciones y así, enriquecer el surtido en sus tiendas. La forma más común para importar mercancía de un continente a otro es por medio del barco debido a su capacidad de carga y menor costo de flete; aunque, por el movimiento que causa el oleaje, es poco recomendable para el transporte de animales o mercancía frágil.
La diversidad de mercancías que se requiere transportar de un lugar a otro por este medio es causa de que los navíos dispongan en su parte inferior de una bodega –sobredimensionada especialmente– para cargar productos de todo tipo; no así en la parte superior, donde los bienes pueden ir almacenados correctamente dentro de contenedores.
“El transporte marítimo, a diferencia del aéreo y el terrestre, no puede asegurar con total certeza la fecha de arribo a su destino, debido a lo impredecible en las condiciones climáticas, lo cual puede producir un retraso hasta de días enteros en la llegada a puerto de los buques”, afirmaron Karl Otto Hess y Agustín Vallejo, Director Comercial y Director de Operaciones de Fimasa, reexpedidora de carga, respectivamente.
Otra desventaja es que si la mercancía no es subida en el barco correspondiente, el tiempo de espera para colocarla en otro navío que la conduzca a su destino toma de una semana hasta 10 días.
Sin embargo, no se puede comparar entre la capacidad de carga de un avión y la de un barco. En México, es frecuente ver navíos con capacidad de 2,500 hasta 4,000 contenedores. No obstante, los hay de 8,000 y, en la actualidad, ya están en desarrollo los de 10,000.
¿Tres son multitud?
Los pasos que debe seguir cualquier detallista para importar mercancía por este medio son los mismos que para otros sectores del país. De acuerdo con Fernando Delfín, Presidente de la naviera Delco Marítima, para lograr lo anterior “se requiere tener perfectamente definido tanto el proveedor, como los medios de pago, el seguro, agente aduanal, transporte y la logística a seguir”.
El detallista puede llevar a cabo todos los pasos anteriores mediante su área de Logística o por medio de outsourcing.
Podría pensarse que tercerizar esta parte de las operaciones resultaría más costoso. Por ello, siempre es más ventajoso que la reexpedidora de carga contratada tenga contacto con diversas navieras para ofrecer precios de flete competitivos, además de contar con experiencia para agilizar los trámites de su cargamento en la aduana, evitando así el pago de impuestos indebidos.
Paso a paso
A continuación, se explica con detenimiento la labor que debe hacer el detallista para importar mercancía por mar.
Todo comienza cuando el detallista envía una orden de compra al proveedor en turno así como a su departamento de Logística para que le dé seguimiento a todo el proceso de importación.
“La orden de compra siempre debe incluir los siguientes datos: información completa del vendedor, términos de compra, plazo de entrega, cantidad, descripción y precio de los bienes adquiridos”, señalaron Karl Otto Hess y Agustín Vallejo.
Dentro de la disposición de los términos de compra se debe incluir la última versión de las Cláusulas para el Comercio Internacional (Incoterms) y estipularse en cuáles se basa el acuerdo.
Fernando Delfín explicó algunos de las Incoterms más comunes en los acuerdos de compra-venta:
• Con el Free on Board (FOB) el comprador instruye al vendedor para que realice la contratación del transporte y se haga cargo de los trámites necesarios para la importación de la mercancía. • Si el acuerdo se pactó en los términos de Ex-Work (EXW), el vendedor entrega la mercancía en su fábrica y es responsabilidad del comprador recogerla y pagar todos los gastos hasta que los productos alcancen su destino final. • Cuando la compra se realiza bajo los términos Cost, Insurance and Freight (CIF) y Cost and Freight (C&F) el vendedor realizará todos los trámites por su cuenta y riesgo.
La orden de compra marca el inicio de la transacción entre cliente, proveedor y embarcador, por lo que servirá de base para todos los documentos subsecuentes emitidos por estos últimos.
Conjuntamente con la orden de compra se recomienda firmar un routing order, documento que emite el cliente a su proveedor para predeterminar los servicios de un embarcador en particular. Este trámite puede omitirse, designando a la empresa naviera en la misma orden de compra.
Cuando el caso lo amerita, el encargado del departamento de Logística del retail envía una copia de la orden de compra al embarcador, para que se ponga en contacto con el proveedor y solicite información sobre el pedido en cuestión. De no ser así, el fabricante informa a la naviera sobre la carga que se va a transportar.
A partir de ese momento, el embarcador apartará lugar en el buque que corresponda para la mercancía en cuestión.
Siempre es más conveniente para el detallista conseguir el embarque de su pedido en una naviera de confianza, para mantenerse bien informado sobre el avance del mismo; mientras que los transportistas de los proveedores, generalmente no dan ese servicio y el cliente se ve limitado a depender de la información que la naviera proporciona al fabricante.
Una vez que el pedido llega al puerto y es descargado, dispone de cinco días de almacenamiento sin costo, tiempo necesario para pasarlo por la aduana y despacharlo a su destino final por algún otro medio de transporte; generalmente, el ferrocarril.
En la aduana se utilizan los servicios de un agente aduanal, quien deberá estar registrado ante el gobierno. Es decir, se trata de un particular con pleno conocimiento de las leyes y tarifas arancelarias, quien, finalmente, permitirá o impedirá el paso de la mercancía al país.
En la parte del proceso logístico relacionada con el trámite aduanal, previamente se realiza un estudio para determinar bajo qué fracción arancelaria deberá ser introducida al país la mercancía en cuestión, ya que si existe acuerdo de libre comercio con la nación de procedencia, probablemente pague menos impuestos. Por último, una vez que la mercancía pasa por la aduana es conducida a su destino final –en este caso, al almacén o centro de distribución del detallista–, en camión o por tren.
Las flotas existentes
Actualmente, México carece de una flota naviera de relevancia. Hace algunos años contaba con una empresa que disponía de una flotilla reconocida a nivel mundial; aunque, por decisiones estratégicas, se decidió que era mejor venderla. Según los datos más recientes de la Coordinación de Puertos y Marina Mercante, nuestro país hoy sólo cuenta con 16 cargueros, cantidad realmente pequeña para el volumen de mercancía que se importa y exporta en la nación.
Debido a la falta de transporte de origen nacional, quien se dedica a importar mercancía, forzosamente se ve obligado a contratar el servicio de barcos de compañías extranjeras.
Existen dos formas de traer la mercancía por barco: por medio de una ruta directa o mediante trasbordo, esta última resulta más económica, aunque la mercancía tarda más en llegar a su destino. Esta forma de transporte se utiliza frecuentemente cuando los barcos vienen de Europa, ya que dejan la mercancía en alguna isla del Caribe para que, posteriormente, otro barco la recoja y la conduzca a su destino final.
Algunos de los tiempos que tarda en arribar la mercancía a México son los siguientes: de Asia, entre 18 y 22 días y de Europa, alrededor de 15 a 18. Sin embargo, cuando hay trasbordo en el Caribe, puede demorar entre 25 y 30 días.
Protegiéndose de los imprevistos
También, deben tomarse en cuenta los accidentes, ya que, gracias a éstos, el envío puede no llegar a su destino. “Por eso, es recomendable que los embarques vengan asegurados contra todo riesgo, de bodega a bodega, sin deducible alguno. Generalmente, se asegura por 130% del valor del pedido para cubrir costo de mercancía y gastos de transportación, entre otros”, aseveraron Karl Otto Hess y Agustín Vallejo.
El flete no es el único costo
Comprar la mercancía en el exterior, así como pagar el flete correspondiente para traerla a México, no supone el único gasto. También deben considerarse entre los expendios más importantes el costo de la mercancía por ingresar a México, el cual varia dependiendo del tipo de tratado que nuestra nación haya firmado con el país de origen, así como el iva y 0.45% del valor de la mercancía que se paga por los servicios de la aduana.
Este último pago puede variar; incluso, cuando se trate de un importador frecuente, será menor.
Cuando la mercancía no pasa
La revisión de mercancía en la aduana de los puertos es similar a la de los aeropuertos. También existe un semáforo y sólo se revisará aquella en la que al pasar se encienda la luz roja. Cuando esto sucede y no coincide lo que se declaró con lo que está revisando el agente aduanal, el importador tiene dos opciones a seguir.
La primera es pagar los impuestos correspondientes, aunque eso signifique no aplicar los descuentos señalados en el tratado de libre comercio que se firmó con el país de origen de la mercancía. La ventaja radica en que si próximamente se recibiera otro cargamento con el mismo tipo de mercancía, en ésta podría aplicarse una reducción de impuestos compensatoria y así, recuperar la cantidad entregada con anterioridad en la aduana.
La otra opción es no pagar los impuestos usuales para el caso y esperar a que el documento sea corregido, hasta entonces se permitirá el ingreso de la mercancía. El problema, en este caso, es que si transcurren más de cinco días se comenzará a cobrar el almacenaje de los productos en puerto; por ello, el detallista debe analizar bien la situación para resolver qué le conviene más. Aunque, si se tratara de productos costosos y no hubiera otro embarque igual la mejor opción sería esperar a que se arreglara la situación, ya que no habría mercancía similar para emparejar los costos.
El futuro de la importación por mar es promisorio. Cada vez, más líneas navieras buscan tener representación en nuestro país al considerarlo un lugar potencial para sus negocios. Esta situación beneficiará al retail al ofrecerle cada día más y mejores opciones para importar mercancía.
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lunes, 20 de noviembre de 2006
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