Fuente: Milenio
Veracruz.- En sus 27 años de travesías por los océanos del mundo, el Buque Escuela Cuauhtémoc, reconocido como el embajador de los mares de México, estuvo durante seis días anclado en el Puerto de Veracruz, para unirse a las celebraciones de las fiestas del inicio de la Independencia.
Tras concluir su participación en la Regata del Bicentenario, junto con otros ocho buques en las aguas del Golfo de México, su comandante, el capitán de navío, José Francisco González Galindo, zarpó este lunes hacia las costas del Pacífico.
Durante su estancia en el muelle, donde permaneció desde el pasado 24 de junio y hasta este lunes 28, la tripulación recibió a niños, jóvenes y adultos que acudieron con un gran interés para conocer cada rincón de la embarcación, identificada en el mundo como embajador de México.
El velero que nunca duerme porque vive impulsado por el viento y la energía de su tripulación, demostró a los visitantes que se encuentra en óptimas condiciones de preservación, luciendo unas instalaciones envidiables.
Lo mismo recibe a mandatarios de otras naciones que al Presidente de México como jefe supremo de las fuerzas armadas.
Existe el camarote presidencial, con una pequeña sala, siempre lista por si el Jefe del Ejecutivo desea hacer uso de él, pues en el pasado, mandatario como José López Portillo, disfrutaban de su estancia en el Cuauhtémoc.
Fiesta del Bicentenario
El navegador incansable desde que formara a la primera generación de oficiales egresados de la Heroica Escuela Naval Militar, participó en la celebración de los 200 años de vida independiente de vida independiente de México.
En uno de sus impecables espacios múltiples, se presentó una exposición que compartió con el público la travesía del Buque Cuauhtémoc, por las 18 mil 19 millas recorridas.
Mostró en su máximo esplendor, a pesar de que durante la travesía para llegar a las costas del Golfo, estuvo a punto de encallar al arribar a Ushuaia, Argentina, en el canal Beagle, donde soplaban vientos con rachas de 55 nudos, según lo reveló el capitán de la embarcación.
Este navío construido en los Astilleros de Celaya, en Bilbao, España, en 1982, y adquirido por la Armada de México para la instrucción de capitanes, oficiales, cadetes y elementos de clases y marinería.
El buque lleva la efigie y el nombre del Tlacatecutli azteca, como símbolo de la mexicanidad, en su indomable lucha por defender el territorio.
De acuerdo con la información difundida en una publicación especial sobre la embarcación, el tlatoani Cuauhtémoc, que significa el águila que desciende, ingresó al Calmécac a los 15 años, en este centro de instrucción aprendió de los sacerdotes y guerreros la historia de su pueblo, de la teología, de la medicina y la astronomía, pero ante todo, se sometió a una rigurosa práctica físico militar.
Tras fallecer Moctezuma II, ascendió al trono su hermano Cuitláhuac, quien a los 80 días murió a consecuencia de la viruela negra, y le sucedió Cuauhtémoc, quien fuera capturado y torturado por los españoles, quienes posteriormente, según algunas versiones de la historia, lo colgaron de una ceiba.
La celebración náutica más representativa para recordar los 200 años de vida independiente, fue organizada como Regata Bicentenario, debido a que la incipiente armada nacional participó en la consolidación de México como nación independiente.
El Puerto de Veracruz, que fue el último reducto de los españoles, despidió a los navíos participantes en la Regata del Bicentenario, que tuvieron que enfrentar los embates del mar.
Tras concluir su participación en la Regata del Bicentenario, junto con otros ocho buques en las aguas del Golfo de México, su comandante, el capitán de navío, José Francisco González Galindo, zarpó este lunes hacia las costas del Pacífico.
Durante su estancia en el muelle, donde permaneció desde el pasado 24 de junio y hasta este lunes 28, la tripulación recibió a niños, jóvenes y adultos que acudieron con un gran interés para conocer cada rincón de la embarcación, identificada en el mundo como embajador de México.
El velero que nunca duerme porque vive impulsado por el viento y la energía de su tripulación, demostró a los visitantes que se encuentra en óptimas condiciones de preservación, luciendo unas instalaciones envidiables.
Lo mismo recibe a mandatarios de otras naciones que al Presidente de México como jefe supremo de las fuerzas armadas.
Existe el camarote presidencial, con una pequeña sala, siempre lista por si el Jefe del Ejecutivo desea hacer uso de él, pues en el pasado, mandatario como José López Portillo, disfrutaban de su estancia en el Cuauhtémoc.
Fiesta del Bicentenario
El navegador incansable desde que formara a la primera generación de oficiales egresados de la Heroica Escuela Naval Militar, participó en la celebración de los 200 años de vida independiente de vida independiente de México.
En uno de sus impecables espacios múltiples, se presentó una exposición que compartió con el público la travesía del Buque Cuauhtémoc, por las 18 mil 19 millas recorridas.
Mostró en su máximo esplendor, a pesar de que durante la travesía para llegar a las costas del Golfo, estuvo a punto de encallar al arribar a Ushuaia, Argentina, en el canal Beagle, donde soplaban vientos con rachas de 55 nudos, según lo reveló el capitán de la embarcación.
Este navío construido en los Astilleros de Celaya, en Bilbao, España, en 1982, y adquirido por la Armada de México para la instrucción de capitanes, oficiales, cadetes y elementos de clases y marinería.
El buque lleva la efigie y el nombre del Tlacatecutli azteca, como símbolo de la mexicanidad, en su indomable lucha por defender el territorio.
De acuerdo con la información difundida en una publicación especial sobre la embarcación, el tlatoani Cuauhtémoc, que significa el águila que desciende, ingresó al Calmécac a los 15 años, en este centro de instrucción aprendió de los sacerdotes y guerreros la historia de su pueblo, de la teología, de la medicina y la astronomía, pero ante todo, se sometió a una rigurosa práctica físico militar.
Tras fallecer Moctezuma II, ascendió al trono su hermano Cuitláhuac, quien a los 80 días murió a consecuencia de la viruela negra, y le sucedió Cuauhtémoc, quien fuera capturado y torturado por los españoles, quienes posteriormente, según algunas versiones de la historia, lo colgaron de una ceiba.
La celebración náutica más representativa para recordar los 200 años de vida independiente, fue organizada como Regata Bicentenario, debido a que la incipiente armada nacional participó en la consolidación de México como nación independiente.
El Puerto de Veracruz, que fue el último reducto de los españoles, despidió a los navíos participantes en la Regata del Bicentenario, que tuvieron que enfrentar los embates del mar.
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