Fuente: La Cronica de Quindio
La pregunta tal vez si la vemos en forma desprevenida y sin analizar su sentido estaría fuera de contexto. En efecto, evidente es nuestra condición geográfica, con la cobertura de dos mares, amplias costas y también una amplia historia marítima hasta hace algún tiempo.
¿Qué ha pasado?… desidia, desinterés, desconocimiento, soberbia, posiciones obtusas.
Muchas podrían ser las posibles escusas para ser un país que adolece de conciencia marítima.
Analicemos algunas:
• Misticismo mal entendido: el alma máter de la formación de profesionales erróneamente infundía un gran misticismo naval, tan arraigado y excluyente que nuestros colegas mercantes eran vistos como algo despreciable y despectivamente se les llamaban ‘Los Mercachifles’. Ello hacía que se viera con malos ojos el desarrollo de la actividad en las compañías mercantes, únicamente eran loables las actividades en la Armada Nacional.
• Narcotráfico: las motonaves al servicio de empresas colombianas fueron víctimas del flagelo de la droga, esto se originaba, entre otros motivos porque el manejo de mercancías en el embarque era muy difícil, por la deficiente infraestructura portuaria, facilitando el ilícito.
• Corrupción: la falta de valores morales en algunos funcionarios propiciaba este hecho anterior, impulsando el afán de enriquecimiento para poder acceder a condiciones cada vez más distantes por los abusos de quienes ostentan el poder.
• Falta de políticas del alto gobierno: cuando un banco entra en crisis y se pone en venta al mejor postor, natural es que el gobierno intervenga por ser los intereses de nacionales los que están en juego. Las empresas marítimas colombianas izaban las enseñas nacionales, eran la representación del país en el exterior, transportaban las mercancías colombianas. Lamentablemente no hubo una voz institucional de ninguna índole para defender esos derechos.
• Dimar la institución rectora: creada con el supuesto fin de proteger esos derechos, por falta de tener claras políticas, no sólo no hizo lo correspondiente en defensa de las Empresas y sus naves, sino que obstaculizaba tanto el desarrollo a la industria marítima que terminó haciendo que sin mayores detalles se feriaran esos patrimonios nacionales.
Como profesional del mar que he sido, durante más de 20 años, siento vergüenza de la incapacidad y postración en que se encuentra el país en el campo marítimo.
De nada vale llorar sobre la leche derramada; aprendamos del pasado.
Invito a las instituciones involucradas a tomar conciencia de la necesidad del desarrollo de la industria marítima.
Si bien el Estado ha realizado todo el esfuerzo por pacificar el país, es necesario crear políticas para llevar al país a la posición que le corresponde por su envidiable ubicación: punto medio norte – sur, este – oeste.
Necesario es la creación de un ministerio o ente administrativo que le dé el verdadero y necesario impulso a las industrias que tienen que ver con el mar:
Turismo, transporte, pesca, construcción naval, incentivar la formación de personal para atender las correspondientes actividades, entre otros.
Importante y necesario es también el cambio de mentalidad en la alma máter, la Escuela Naval, pues es ahí donde se han estado formando quienes toman las decisiones del tema que nos ocupa.
Incentivar la creación de empresa, con exención de impuestos por lo menos por un lapso lo suficiente como para fortalecer la actividad, no menos de seis años.
Facilitar la matricula de embarcaciones nacionales y extranjeras con el correspondiente beneficio en la solución de la problemática del desempleo.
Si de estrategia y soberanía se trata no olvidemos que los buques mercantes son el apoyo logístico a la armada.
* Oficial naval (r) ingeniero.
Tomado de: www.revistaenlaceuan.com
La pregunta tal vez si la vemos en forma desprevenida y sin analizar su sentido estaría fuera de contexto. En efecto, evidente es nuestra condición geográfica, con la cobertura de dos mares, amplias costas y también una amplia historia marítima hasta hace algún tiempo.
¿Qué ha pasado?… desidia, desinterés, desconocimiento, soberbia, posiciones obtusas.
Muchas podrían ser las posibles escusas para ser un país que adolece de conciencia marítima.
Analicemos algunas:
• Misticismo mal entendido: el alma máter de la formación de profesionales erróneamente infundía un gran misticismo naval, tan arraigado y excluyente que nuestros colegas mercantes eran vistos como algo despreciable y despectivamente se les llamaban ‘Los Mercachifles’. Ello hacía que se viera con malos ojos el desarrollo de la actividad en las compañías mercantes, únicamente eran loables las actividades en la Armada Nacional.
• Narcotráfico: las motonaves al servicio de empresas colombianas fueron víctimas del flagelo de la droga, esto se originaba, entre otros motivos porque el manejo de mercancías en el embarque era muy difícil, por la deficiente infraestructura portuaria, facilitando el ilícito.
• Corrupción: la falta de valores morales en algunos funcionarios propiciaba este hecho anterior, impulsando el afán de enriquecimiento para poder acceder a condiciones cada vez más distantes por los abusos de quienes ostentan el poder.
• Falta de políticas del alto gobierno: cuando un banco entra en crisis y se pone en venta al mejor postor, natural es que el gobierno intervenga por ser los intereses de nacionales los que están en juego. Las empresas marítimas colombianas izaban las enseñas nacionales, eran la representación del país en el exterior, transportaban las mercancías colombianas. Lamentablemente no hubo una voz institucional de ninguna índole para defender esos derechos.
• Dimar la institución rectora: creada con el supuesto fin de proteger esos derechos, por falta de tener claras políticas, no sólo no hizo lo correspondiente en defensa de las Empresas y sus naves, sino que obstaculizaba tanto el desarrollo a la industria marítima que terminó haciendo que sin mayores detalles se feriaran esos patrimonios nacionales.
Como profesional del mar que he sido, durante más de 20 años, siento vergüenza de la incapacidad y postración en que se encuentra el país en el campo marítimo.
De nada vale llorar sobre la leche derramada; aprendamos del pasado.
Invito a las instituciones involucradas a tomar conciencia de la necesidad del desarrollo de la industria marítima.
Si bien el Estado ha realizado todo el esfuerzo por pacificar el país, es necesario crear políticas para llevar al país a la posición que le corresponde por su envidiable ubicación: punto medio norte – sur, este – oeste.
Necesario es la creación de un ministerio o ente administrativo que le dé el verdadero y necesario impulso a las industrias que tienen que ver con el mar:
Turismo, transporte, pesca, construcción naval, incentivar la formación de personal para atender las correspondientes actividades, entre otros.
Importante y necesario es también el cambio de mentalidad en la alma máter, la Escuela Naval, pues es ahí donde se han estado formando quienes toman las decisiones del tema que nos ocupa.
Incentivar la creación de empresa, con exención de impuestos por lo menos por un lapso lo suficiente como para fortalecer la actividad, no menos de seis años.
Facilitar la matricula de embarcaciones nacionales y extranjeras con el correspondiente beneficio en la solución de la problemática del desempleo.
Si de estrategia y soberanía se trata no olvidemos que los buques mercantes son el apoyo logístico a la armada.
* Oficial naval (r) ingeniero.
Tomado de: www.revistaenlaceuan.com
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