Fuente: Nuestromar
Sobre una plataforma marítima inglesa construida durante la Segunda Guerra, Paddy Roy Bates y su familia fundaron en 1967 el Principado de Sealand, el país más pequeño del mundo.
Aunque nunca fue reconocido oficialmente, sus reclamos de soberanía, historias y escándalos cuentan con miles de seguidores en Internet. Ahora está en venta, y es una buena oportunidad para conocerlo.
Hacia fines de 1941 Winston Churchill supo que debía montar rápidamente un sistema eficaz y económico para finalizar con los constantes bombardeos de la Luftwaffe al estuario del río Támesis. Y también entendió que la mejor solución a su problema, que venía derrumbando la moral británica, se encontraba en el tablero de dibujo del arquitecto Guy Anson Maunsell.
El proyecto consistía en el emplazamiento de cuatro fortificaciones marítimas, ubicadas a unos 15 kilómetros de la costa, en aguas del mar del Norte.
Cada fuerte tendría una plataforma de hierro, construida sobre dos columnas de cemento de ocho metros de diámetro. Y sobre esas planchas se ubicarían instalaciones para alojamiento, depósitos, radares, sistemas de comunicación y baterías antiaéreas.
Las construcciones fueron bautizadas como "Knock John", "Tongue Sands", "Sunk Head" y "Rough Sands", y en pocas semanas quedó demostrada su efectividad contra los ataques nazis. Por eso, Churchill ordenó la construcción de otros tres fuertes: "Shiverting Sands", "Red Sand" y "Great Nore".
Entre todos derribaron una veintena de aviones, abortaron ataques submarinos y finalmente disuadieron a los alemanes de seguir intentando llegar al cielo de Londres.
Y un buen día de abril de 1945 la guerra en el frente europeo se terminó.
Todas las instalaciones quedaron deshabitados en 1946, y una década más tarde culminaron las tareas de mudanza, dejando a las estructuras completamente abandonadas a su suerte. Había demasiado por reconstruir en las ciudades como para preocuparse por aquellas herrumbres de ultramar.
Sin embargo, el vértigo de los años posteriores a la guerra hizo que nadie reparase en un detalle: seis de los siete fuertes estaban dentro de la jurisdicción británica, pero "Rough Sands" se encontraba en aguas internacionales.
Un detalle menor, que podría pasar fácilmente desapercibido.
O no.
A los 45 años, el ex mayor del ejército Paddy Roy Bates transcurría su vida entre la pesca y la radiofonía. En busca de algún lugar desde el cual transmitir sin pagar impuestos ni rendir cuentas por los contenidos, se topó con aquel detalle limítrofe del "Rough Sands".
Es difícil imaginar qué clase de emoción tuvo en ese instante, pero algo es seguro: sintió que estaba ante la oportunidad de su vida.
Sin pensarlo demasiado, subió a su mujer Joan y su hijo Richard a un helicóptero y llegó a la antigua fortificación en la mañana del 2 de septiembre de 1967.
Los casi 550 metros cuadrados de hierro y cemento, completamente vacíos, confirmaban lo que estaba imaginando. Llamó a sus abogados, recibió respuestas afirmativas, y con la certeza de la protección legal, salió a la cubierta a escribir con pintura blanca siete grandes letras: "Sealand", la tierra del mar.
Acababa de fundar su propia nación.
En pocos días, los Bates resolvieron cuestiones que a otros estados le demandaron décadas de conflictos internos. Decidieron que su "país" sería una monarquía hereditaria, completamente independiente del Reino Unido.
Además establecieron que Paddy Bates sería nombrado como el príncipe "Roy I of Sealand", que pasarían a la categoría de ciudadanos quienes le juraran lealtad, que redactarían una constitución, que emitirían pasaportes, moneda y sellos postales propios, y que tendrían un himno nacional ("E mare libertas").
Los británicos no tardaron demasiado en descubrir la situación, pero empezaron a preocuparse en mayo de 1968, cuando uno de sus barcos fue tiroteado desde la plataforma por invadir, supuestamente, las aguas del principado.
El incidente se resolvió en los tribunales de Londres, pero la sentencia resultó un verdadero cachetazo para la querella: la plataforma marítima y sus habitantes no podían ser juzgados ya que estaban fuera de toda jurisdicción inglesa.
Los seanlandeses interpretaron el fallo como un éxito político: a su criterio, fue el primer reconocimiento de facto de su existencia como Estado soberano.
El principado permaneció en el olvido por casi otra década, hasta que en 1978 se produjo un grave incidente con el empresario alemán Alexander Achenbach, quien pretendió realizar un "golpe de Estado" contra los dominios de Roy I.
Después de un inevitable tiroteo entre los seguidores de Achenbach y súbditos sealandeses, el trono fue recuperado por las fuerzas leales. La mayoría de los invasores fue devuelto al continente, pero quedaba un problema: qué hacer con Achenbach, poseedor de un pasaporte real y, por tanto, acusado de "alta traición a Sealand".
Fue necesaria la intervención diplomática de Berlín, para negociar la liberación de su ciudadano. El escándalo resultó un nuevo impulso para el proyecto de Roy I. Con sus gestiones directas, en Sealand consideran que los alemanes los reconocieron de hecho.
Sealand volvió a ser noticia en 1997, cuando Tensin Reisnik, uno de los indagados por el asesinato del diseñador italiano Gianni Versace, se excusó de declarar, mostrando un pasaporte diplomático del principado. Resultó que el documento era falso, pero estaba tan bien confeccionado que la policía de Miami inició una investigación al respecto.
Pronto se descubrió una compleja red de falsificadores españoles, que había entregado más de 160 mil pasaportes sealandeses, idénticos al detectado en Reisnik.
¿Por qué tanto interés en tener uno? Porque se trataba de una forma útil para moverse por ciertos pasadizos de Europa, facilitar ingresos y salidas desde Medio Oriente y China, gestionar triangulaciones financieras o participar en varias clases de tráfico.
La crisis llegó hasta el trono, y los Bates se vieron obligados a anular todos los pasaportes emitidos desde 1967 a la fecha.
Los últimos años de Sealand transcurrieron por tres ejes: sus intentos por establecerse como un paraíso para el hosting web --facilitando enlaces a páginas de juego, prostitución o piratería de contenidos audiovisuales--, el incendio que averió buena parte de las instalaciones en 2007, y la decisión de la familia real de poner en venta la plataforma, para paliar el rojo de sus cuentas.
La utopía de los Bates, casi desarticulada, trajo un inesperado interés cultural por la vieja plataforma militar.
Circularon insistentes versiones sobre la posibilidad de montar un casino de lujo, además del interés de algunos estudios para realizar una película con la historia del principado.
También se creó un seleccionado de fútbol, creció el coleccionismo de merchandising y las redes sociales como Facebook o Twitter suman miles de seguidores, que alientan la continuación del sueño.
Porque precisamente ese es el punto que despierta la empatía, al margen de los escándalos o irregularidades legales. Paddy Roy Bates logró la fantasía de muchos: tener un país propio. Y encima ubicado delante de las narices de Londres.
Casi podría decirse que Sealand es el último romántico.
Ficha técnica
* NOMBRE OFICIAL: Principality of Sealand
* LEMA: E mare libertas (Libres desde el mar)
* FUNDACION: 2 de septiembre de 1967
* FORMA DE GOBIERNO: Monarquía constitucional
* MAXIMA AUTORIDAD: Prince Michael
* SUPERFICIE HABITABLE: 550 m2
* HABITANTES ESTABLES: 27 (Censo 2002)
* UBICACION: Latitud: 51º32'02.70" Norte
Longitud: 1º17'08.65" Este
* CAPITAL: HM Fort Roughs
* IDIOMA OFICIAL: Inglés
* RELIGION OFICIAL: Anglicanismo
* MONEDA: Dólar de Sealand (= 1 u$s)
* FUENTES DE INGRESO: hosting, bases de datos y turismo
* CODIGO POSTAL: Sealand 1001, IP11 9SZ (UK)
* USO HORARIO: GMT 0 (+ 3hs, respecto de Argentina)
* GENTILICIO: Sealandés/a
* PAGINA WEB: www.sealandgov.org
* CONTACTO: contact@sealandgov.org
Por Mariano Buren
LA NUEVA PROVINCIA
Aunque nunca fue reconocido oficialmente, sus reclamos de soberanía, historias y escándalos cuentan con miles de seguidores en Internet. Ahora está en venta, y es una buena oportunidad para conocerlo.
Hacia fines de 1941 Winston Churchill supo que debía montar rápidamente un sistema eficaz y económico para finalizar con los constantes bombardeos de la Luftwaffe al estuario del río Támesis. Y también entendió que la mejor solución a su problema, que venía derrumbando la moral británica, se encontraba en el tablero de dibujo del arquitecto Guy Anson Maunsell.
El proyecto consistía en el emplazamiento de cuatro fortificaciones marítimas, ubicadas a unos 15 kilómetros de la costa, en aguas del mar del Norte.
Cada fuerte tendría una plataforma de hierro, construida sobre dos columnas de cemento de ocho metros de diámetro. Y sobre esas planchas se ubicarían instalaciones para alojamiento, depósitos, radares, sistemas de comunicación y baterías antiaéreas.
Las construcciones fueron bautizadas como "Knock John", "Tongue Sands", "Sunk Head" y "Rough Sands", y en pocas semanas quedó demostrada su efectividad contra los ataques nazis. Por eso, Churchill ordenó la construcción de otros tres fuertes: "Shiverting Sands", "Red Sand" y "Great Nore".
Entre todos derribaron una veintena de aviones, abortaron ataques submarinos y finalmente disuadieron a los alemanes de seguir intentando llegar al cielo de Londres.
Y un buen día de abril de 1945 la guerra en el frente europeo se terminó.
Todas las instalaciones quedaron deshabitados en 1946, y una década más tarde culminaron las tareas de mudanza, dejando a las estructuras completamente abandonadas a su suerte. Había demasiado por reconstruir en las ciudades como para preocuparse por aquellas herrumbres de ultramar.
Sin embargo, el vértigo de los años posteriores a la guerra hizo que nadie reparase en un detalle: seis de los siete fuertes estaban dentro de la jurisdicción británica, pero "Rough Sands" se encontraba en aguas internacionales.
Un detalle menor, que podría pasar fácilmente desapercibido.
O no.
A los 45 años, el ex mayor del ejército Paddy Roy Bates transcurría su vida entre la pesca y la radiofonía. En busca de algún lugar desde el cual transmitir sin pagar impuestos ni rendir cuentas por los contenidos, se topó con aquel detalle limítrofe del "Rough Sands".
Es difícil imaginar qué clase de emoción tuvo en ese instante, pero algo es seguro: sintió que estaba ante la oportunidad de su vida.
Sin pensarlo demasiado, subió a su mujer Joan y su hijo Richard a un helicóptero y llegó a la antigua fortificación en la mañana del 2 de septiembre de 1967.
Los casi 550 metros cuadrados de hierro y cemento, completamente vacíos, confirmaban lo que estaba imaginando. Llamó a sus abogados, recibió respuestas afirmativas, y con la certeza de la protección legal, salió a la cubierta a escribir con pintura blanca siete grandes letras: "Sealand", la tierra del mar.
Acababa de fundar su propia nación.
En pocos días, los Bates resolvieron cuestiones que a otros estados le demandaron décadas de conflictos internos. Decidieron que su "país" sería una monarquía hereditaria, completamente independiente del Reino Unido.
Además establecieron que Paddy Bates sería nombrado como el príncipe "Roy I of Sealand", que pasarían a la categoría de ciudadanos quienes le juraran lealtad, que redactarían una constitución, que emitirían pasaportes, moneda y sellos postales propios, y que tendrían un himno nacional ("E mare libertas").
Los británicos no tardaron demasiado en descubrir la situación, pero empezaron a preocuparse en mayo de 1968, cuando uno de sus barcos fue tiroteado desde la plataforma por invadir, supuestamente, las aguas del principado.
El incidente se resolvió en los tribunales de Londres, pero la sentencia resultó un verdadero cachetazo para la querella: la plataforma marítima y sus habitantes no podían ser juzgados ya que estaban fuera de toda jurisdicción inglesa.
Los seanlandeses interpretaron el fallo como un éxito político: a su criterio, fue el primer reconocimiento de facto de su existencia como Estado soberano.
El principado permaneció en el olvido por casi otra década, hasta que en 1978 se produjo un grave incidente con el empresario alemán Alexander Achenbach, quien pretendió realizar un "golpe de Estado" contra los dominios de Roy I.
Después de un inevitable tiroteo entre los seguidores de Achenbach y súbditos sealandeses, el trono fue recuperado por las fuerzas leales. La mayoría de los invasores fue devuelto al continente, pero quedaba un problema: qué hacer con Achenbach, poseedor de un pasaporte real y, por tanto, acusado de "alta traición a Sealand".
Fue necesaria la intervención diplomática de Berlín, para negociar la liberación de su ciudadano. El escándalo resultó un nuevo impulso para el proyecto de Roy I. Con sus gestiones directas, en Sealand consideran que los alemanes los reconocieron de hecho.
Sealand volvió a ser noticia en 1997, cuando Tensin Reisnik, uno de los indagados por el asesinato del diseñador italiano Gianni Versace, se excusó de declarar, mostrando un pasaporte diplomático del principado. Resultó que el documento era falso, pero estaba tan bien confeccionado que la policía de Miami inició una investigación al respecto.
Pronto se descubrió una compleja red de falsificadores españoles, que había entregado más de 160 mil pasaportes sealandeses, idénticos al detectado en Reisnik.
¿Por qué tanto interés en tener uno? Porque se trataba de una forma útil para moverse por ciertos pasadizos de Europa, facilitar ingresos y salidas desde Medio Oriente y China, gestionar triangulaciones financieras o participar en varias clases de tráfico.
La crisis llegó hasta el trono, y los Bates se vieron obligados a anular todos los pasaportes emitidos desde 1967 a la fecha.
Los últimos años de Sealand transcurrieron por tres ejes: sus intentos por establecerse como un paraíso para el hosting web --facilitando enlaces a páginas de juego, prostitución o piratería de contenidos audiovisuales--, el incendio que averió buena parte de las instalaciones en 2007, y la decisión de la familia real de poner en venta la plataforma, para paliar el rojo de sus cuentas.
La utopía de los Bates, casi desarticulada, trajo un inesperado interés cultural por la vieja plataforma militar.
Circularon insistentes versiones sobre la posibilidad de montar un casino de lujo, además del interés de algunos estudios para realizar una película con la historia del principado.
También se creó un seleccionado de fútbol, creció el coleccionismo de merchandising y las redes sociales como Facebook o Twitter suman miles de seguidores, que alientan la continuación del sueño.
Porque precisamente ese es el punto que despierta la empatía, al margen de los escándalos o irregularidades legales. Paddy Roy Bates logró la fantasía de muchos: tener un país propio. Y encima ubicado delante de las narices de Londres.
Casi podría decirse que Sealand es el último romántico.
Ficha técnica
* NOMBRE OFICIAL: Principality of Sealand
* LEMA: E mare libertas (Libres desde el mar)
* FUNDACION: 2 de septiembre de 1967
* FORMA DE GOBIERNO: Monarquía constitucional
* MAXIMA AUTORIDAD: Prince Michael
* SUPERFICIE HABITABLE: 550 m2
* HABITANTES ESTABLES: 27 (Censo 2002)
* UBICACION: Latitud: 51º32'02.70" Norte
Longitud: 1º17'08.65" Este
* CAPITAL: HM Fort Roughs
* IDIOMA OFICIAL: Inglés
* RELIGION OFICIAL: Anglicanismo
* MONEDA: Dólar de Sealand (= 1 u$s)
* FUENTES DE INGRESO: hosting, bases de datos y turismo
* CODIGO POSTAL: Sealand 1001, IP11 9SZ (UK)
* USO HORARIO: GMT 0 (+ 3hs, respecto de Argentina)
* GENTILICIO: Sealandés/a
* PAGINA WEB: www.sealandgov.org
* CONTACTO: contact@sealandgov.org
Por Mariano Buren
LA NUEVA PROVINCIA
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