Extrañó que Rusia movilizara una inmensa flota para buscarlo. Sospechan que llevaba armas.
Por: Idafe Martín
Fuente: BRUSELAS. ESPECIAL PARA CLARIN
Mafias rusas, submarinos nucleares por las transitadas aguas del Báltico, un buque fantasma con una carga misteriosa, desmentidos diplomáticos, medias verdades e intoxicaciones del Kremlin. Un mes después del presunto secuestro del Arctic Sea, a la historia sólo le falta un James Bond para tener todos los ingredientes de un guión de cine.
El secuestro del carguero es cada vez menos creíble. La versión oficial, difundida por el Gobierno ruso, dice que el buque fue asaltado el 24 de julio en aguas de la isla sueca de Gotland, en pleno Báltico, uno de los mares más vigilados y transitados del mundo y en el que no se producen secuestros de barcos en tiempos de paz desde hace más de tres siglos. Perdió contacto en el Canal de la Mancha.
El buque se dirigía a Argelia con una carga de madera finlandesa cuando fue atacado, secuestrado y dirigido al Atlántico, donde fue liberado por comandos de élite rusos. Hasta ahí la versión oficial, que hace agua por todas partes, mientras crecen las dudas sobre qué llevaba a bordo.
Lo que sí se sabe es que los servicios guardacostas de varios países europeos buscaron el barco durante una semana sin, oficialmente, encontrarlo. Aunque el embajador ruso ante la OTAN, Dimitri Rogozin, asegura que la Alianza Atlántica supo en todo momento donde se encontraba el navío. Entonces, el presidente ruso, Dimitri Medvedev, dio la orden de recuperarlo.
Rusia movilizó una flota militar como no lo había hecho desde la crisis de los misiles en Cuba. En la operación participaron incluso dos submarinos nucleares. ¿Todo esto para recuperar un barco de bandera maltesa que llevaba una carga de una empresa finlandesa valorada en un máximo de 1,3 millones de euros?
Además, para repatriar desde Cabo Verde a los ocho presuntos secuestradores detenidos -que ya están encerrados en una prisión de los servicios secretos rusos- se usaron tres aviones de carga Il-76 que pueden llevar hasta 40 toneladas cada uno.
Esto alimenta aún más los rumores sobre la carga del buque, porque el traslado de ocho personas difícilmente pueda movilizar semejante flota aérea. ¿Qué llevaba el buque? ¿La madera oficialmente declarada o un cargamento sensible -"más caro que armas o drogas", como dijo Rogozin- que el Kremlin quería repatriar a cualquier precio?
Las sospechas sobre una posible carga de armas quizás destinada a Irán aumentaron cuando se supo que el barco podría haber parado en el enclave ruso de Kaliningrado, territorio entre Polonia y Lituania, al que se acusa de ser un agujero negro de mafias, tráficos ilícitos, prostitución, armas y drogas. Y donde Rusia tiene una importante base militar.
Analistas del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, citados por la prensa sueca y finlandesa, aseguran que el navío podría haber transportado armas enviadas a Irán o Siria por alguna mafia rusa. Que Rusia exigió ser el único participante en su detención y que los gobiernos de los países por los que pasó aceptaron ese acuerdo a cambio de que Rusia lo detuviera fuera de aguas europeas.
Por: Idafe Martín
Fuente: BRUSELAS. ESPECIAL PARA CLARIN
Mafias rusas, submarinos nucleares por las transitadas aguas del Báltico, un buque fantasma con una carga misteriosa, desmentidos diplomáticos, medias verdades e intoxicaciones del Kremlin. Un mes después del presunto secuestro del Arctic Sea, a la historia sólo le falta un James Bond para tener todos los ingredientes de un guión de cine.
El secuestro del carguero es cada vez menos creíble. La versión oficial, difundida por el Gobierno ruso, dice que el buque fue asaltado el 24 de julio en aguas de la isla sueca de Gotland, en pleno Báltico, uno de los mares más vigilados y transitados del mundo y en el que no se producen secuestros de barcos en tiempos de paz desde hace más de tres siglos. Perdió contacto en el Canal de la Mancha.
El buque se dirigía a Argelia con una carga de madera finlandesa cuando fue atacado, secuestrado y dirigido al Atlántico, donde fue liberado por comandos de élite rusos. Hasta ahí la versión oficial, que hace agua por todas partes, mientras crecen las dudas sobre qué llevaba a bordo.
Lo que sí se sabe es que los servicios guardacostas de varios países europeos buscaron el barco durante una semana sin, oficialmente, encontrarlo. Aunque el embajador ruso ante la OTAN, Dimitri Rogozin, asegura que la Alianza Atlántica supo en todo momento donde se encontraba el navío. Entonces, el presidente ruso, Dimitri Medvedev, dio la orden de recuperarlo.
Rusia movilizó una flota militar como no lo había hecho desde la crisis de los misiles en Cuba. En la operación participaron incluso dos submarinos nucleares. ¿Todo esto para recuperar un barco de bandera maltesa que llevaba una carga de una empresa finlandesa valorada en un máximo de 1,3 millones de euros?
Además, para repatriar desde Cabo Verde a los ocho presuntos secuestradores detenidos -que ya están encerrados en una prisión de los servicios secretos rusos- se usaron tres aviones de carga Il-76 que pueden llevar hasta 40 toneladas cada uno.
Esto alimenta aún más los rumores sobre la carga del buque, porque el traslado de ocho personas difícilmente pueda movilizar semejante flota aérea. ¿Qué llevaba el buque? ¿La madera oficialmente declarada o un cargamento sensible -"más caro que armas o drogas", como dijo Rogozin- que el Kremlin quería repatriar a cualquier precio?
Las sospechas sobre una posible carga de armas quizás destinada a Irán aumentaron cuando se supo que el barco podría haber parado en el enclave ruso de Kaliningrado, territorio entre Polonia y Lituania, al que se acusa de ser un agujero negro de mafias, tráficos ilícitos, prostitución, armas y drogas. Y donde Rusia tiene una importante base militar.
Analistas del Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo, citados por la prensa sueca y finlandesa, aseguran que el navío podría haber transportado armas enviadas a Irán o Siria por alguna mafia rusa. Que Rusia exigió ser el único participante en su detención y que los gobiernos de los países por los que pasó aceptaron ese acuerdo a cambio de que Rusia lo detuviera fuera de aguas europeas.
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