Fuente: El Boletin
Los operarios de un buque de Iscomar permanecen en huelga desde hace un mes para exigir los pagos de tres recibos que les deben. Denuncian además el limbo jurídico al que les han expuesto: no les pagan, les amarran y no les despiden.
PAU SEMPERE La tripulación del buque Mercedes del Mar —propiedad de la empresa naviera Iscomar— ha cumplido esta semana un mes de encierro a bordo del buque: permanece en huelga indefinida desde el 27 de julio a causa de los tres meses de salarios adeudados que acumulan. El buque que operan fue amarrado en el puerto de Valencia de manera indefinida, desvinculándolo de cualquier trayecto. Ahora, sin abandonar su puesto de trabajo, los tripulantes aguantan férreamente el pulso al que les está sometiendo la empresa naval, que no asume el coste de los despidos ni reubica a los operarios en otras embarcaciones.
Más de 35 empleados fueron abandonados junto al navío cuando se ordenó que éste fuera amarrado. Actualmente, un mes después, 20 tripulantes aguantan el desafío encubierto de Iscomar, que pretende colmar la paciencia o las necesidades personales de los operarios para que renuncien voluntariamente a sus salarios y regresen a sus ciudades con sus familias. «La situación es dramática», atestiguan. La actitud adoptada por la empresa es, según un operario de la firma, «comunicar a los empleados que no nos van a despedir y que ya nos pagarán...». Sin embargo, «ni te pagan los tres meses que te deben ni te mandan al paro», asume y recrimina un empleado de la firma desde 1994.
Fuentes del sindicato CGT perciben que la estrategia de Iscomar será quitarse deudas declarando concurso de acreedores y provocar que el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) se haga cargo de los salarios adeudados. Asimismo, recuerdan que «en 2006 se publicaron beneficios de un 37%» y preguntan «¿qué ha sido de la fortuna de la familia Seguí?».
La esperanza generalizada de los tripulantes es denunciar individualmente a la empresa naviera por incumplimiento grave de contrato laboral cuando pase agosto. No obstante, algunos empleados han cedido ya a las presiones de Iscomar y han abandonado el barco para buscarse la vida por otras vías, pues, como apunta la oficial de máquinas del navío, «las facturas y la hipoteca deben pagarse y aquí, ahora, no recibimos nada».
A su vez, también conviven en huelga empleados que llevan 30 años al servicio de la firma y se muestran reacios a denunciar por su vinculación más personal con la que ha sido la empresa de toda su vida. Además de la vida a bordo y la falta de cobros, los tripulantes se enfrentan a retrasos en el abastecimiento de fuel y víveres. «Estamos al límite de los suministros de agua, pero al parecer, por fin vamos a recibir 200.000 litros», asegura un oficial de la embarcación.
Los operarios del navío denuncian que el Mercedes del Mar cuenta con mecanismos de seguridad obsoletos e inútiles, así como fatiga de materiales, y es que, según declaran, el buque, que tiene alrededor de 30 años, pasaba las revisiones anuales del astillero reemplazando las piezas desperfectas por otras ya usadas. «Las estructuras son tercermundistas y peligrosas», señala la oficial de máquinas. Además, los operarios manifiestan la falta de inspecciones de trabajo. «Se han vivido casos de personas que después de meses trabajando, van al INEM y se percatan de que no están dados de alta», afirma un empleado.
Los tripulantes del Mercedes del Mar señalan que «siempre hemos tenido problemas con los pagos», e incluso aseguran que «había que mandar un aviso de prehuelga para cobrar». Además, la firma respondía en ocasiones con amenazas diciendo que «si paraban, serían los últimos en cobrar».
Los operarios de un buque de Iscomar permanecen en huelga desde hace un mes para exigir los pagos de tres recibos que les deben. Denuncian además el limbo jurídico al que les han expuesto: no les pagan, les amarran y no les despiden.
PAU SEMPERE La tripulación del buque Mercedes del Mar —propiedad de la empresa naviera Iscomar— ha cumplido esta semana un mes de encierro a bordo del buque: permanece en huelga indefinida desde el 27 de julio a causa de los tres meses de salarios adeudados que acumulan. El buque que operan fue amarrado en el puerto de Valencia de manera indefinida, desvinculándolo de cualquier trayecto. Ahora, sin abandonar su puesto de trabajo, los tripulantes aguantan férreamente el pulso al que les está sometiendo la empresa naval, que no asume el coste de los despidos ni reubica a los operarios en otras embarcaciones.
Más de 35 empleados fueron abandonados junto al navío cuando se ordenó que éste fuera amarrado. Actualmente, un mes después, 20 tripulantes aguantan el desafío encubierto de Iscomar, que pretende colmar la paciencia o las necesidades personales de los operarios para que renuncien voluntariamente a sus salarios y regresen a sus ciudades con sus familias. «La situación es dramática», atestiguan. La actitud adoptada por la empresa es, según un operario de la firma, «comunicar a los empleados que no nos van a despedir y que ya nos pagarán...». Sin embargo, «ni te pagan los tres meses que te deben ni te mandan al paro», asume y recrimina un empleado de la firma desde 1994.
Fuentes del sindicato CGT perciben que la estrategia de Iscomar será quitarse deudas declarando concurso de acreedores y provocar que el Fondo de Garantía Salarial (Fogasa) se haga cargo de los salarios adeudados. Asimismo, recuerdan que «en 2006 se publicaron beneficios de un 37%» y preguntan «¿qué ha sido de la fortuna de la familia Seguí?».
La esperanza generalizada de los tripulantes es denunciar individualmente a la empresa naviera por incumplimiento grave de contrato laboral cuando pase agosto. No obstante, algunos empleados han cedido ya a las presiones de Iscomar y han abandonado el barco para buscarse la vida por otras vías, pues, como apunta la oficial de máquinas del navío, «las facturas y la hipoteca deben pagarse y aquí, ahora, no recibimos nada».
A su vez, también conviven en huelga empleados que llevan 30 años al servicio de la firma y se muestran reacios a denunciar por su vinculación más personal con la que ha sido la empresa de toda su vida. Además de la vida a bordo y la falta de cobros, los tripulantes se enfrentan a retrasos en el abastecimiento de fuel y víveres. «Estamos al límite de los suministros de agua, pero al parecer, por fin vamos a recibir 200.000 litros», asegura un oficial de la embarcación.
Los operarios del navío denuncian que el Mercedes del Mar cuenta con mecanismos de seguridad obsoletos e inútiles, así como fatiga de materiales, y es que, según declaran, el buque, que tiene alrededor de 30 años, pasaba las revisiones anuales del astillero reemplazando las piezas desperfectas por otras ya usadas. «Las estructuras son tercermundistas y peligrosas», señala la oficial de máquinas. Además, los operarios manifiestan la falta de inspecciones de trabajo. «Se han vivido casos de personas que después de meses trabajando, van al INEM y se percatan de que no están dados de alta», afirma un empleado.
Los tripulantes del Mercedes del Mar señalan que «siempre hemos tenido problemas con los pagos», e incluso aseguran que «había que mandar un aviso de prehuelga para cobrar». Además, la firma respondía en ocasiones con amenazas diciendo que «si paraban, serían los últimos en cobrar».
No hay comentarios.:
Publicar un comentario