Fuente: La Voz de Galicia
El derribo del muro de Beiramar que acota las instalaciones de Hijos de J. Barreras permite contemplar con claridad las limitaciones de espacio que, crisis al margen, hasta ahora han impedido al astillero vigués abarcar nuevos proyectos de grandes dimensiones.
El encargo de un ferri de 195 metros realizado por la naviera Balearia, que obligó al astillero vigués a construirlo en Lisnave (Setúbal), fue el detonante final que impulsó el proyecto de ampliación autorizado por la Autoridad Portuaria a finales del 2008, junto con una concesión de suelo portuario que se prolonga hasta más allá del año 2030.
El proyecto se completa con los trabajos de alargamiento de dos de sus tres gradas, con vistas a poder optar a proyectos de buques mercantes de hasta 250 metros de largo y casi 40 de manga, un nicho de mercado, hoy por hoy, inalcanzable para el astillero privado de España más productivo del momento.
La mejora del astillero, que dispone de un presupuesto aprobado de 24 millones de euros, supondrá, visualmente, un cambio notable en su estructura, puesto que al menos dos naves cubiertas de montaje próximas a las dos gradas principales tendrán que desplazarse de su emplazamiento actual, con el objetivo de dejar espacio suficiente a las nuevas gradas ancheadas. Los trabajos se harán de formas escalonada para no entorpecer la producción de la factoría. Los trabajos de ampliación de dos de sus tres gradas de los 200 a los 250 metros de largo son consecuencia de una planificación que se remonta al menos tres años y que culminará dentro de un año.
El derribo del muro de Beiramar que acota las instalaciones de Hijos de J. Barreras permite contemplar con claridad las limitaciones de espacio que, crisis al margen, hasta ahora han impedido al astillero vigués abarcar nuevos proyectos de grandes dimensiones.
El encargo de un ferri de 195 metros realizado por la naviera Balearia, que obligó al astillero vigués a construirlo en Lisnave (Setúbal), fue el detonante final que impulsó el proyecto de ampliación autorizado por la Autoridad Portuaria a finales del 2008, junto con una concesión de suelo portuario que se prolonga hasta más allá del año 2030.
El proyecto se completa con los trabajos de alargamiento de dos de sus tres gradas, con vistas a poder optar a proyectos de buques mercantes de hasta 250 metros de largo y casi 40 de manga, un nicho de mercado, hoy por hoy, inalcanzable para el astillero privado de España más productivo del momento.
La mejora del astillero, que dispone de un presupuesto aprobado de 24 millones de euros, supondrá, visualmente, un cambio notable en su estructura, puesto que al menos dos naves cubiertas de montaje próximas a las dos gradas principales tendrán que desplazarse de su emplazamiento actual, con el objetivo de dejar espacio suficiente a las nuevas gradas ancheadas. Los trabajos se harán de formas escalonada para no entorpecer la producción de la factoría. Los trabajos de ampliación de dos de sus tres gradas de los 200 a los 250 metros de largo son consecuencia de una planificación que se remonta al menos tres años y que culminará dentro de un año.
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