Fuente: Mundo Marítimo
Se reunieron las autoridades portuarias de Latinoamérica, en el marco de una cumbre regional propiciada por la OEA, para buscar soluciones conjuntas a los graves inconvenientes que les está produciendo la crisis económica global.
La situación surgida a partir de la debacle en los Estados Unidos golpeó de manera muy fuerte al transporte marítimo, principal responsable del transporte de mercancías a nivel internacional entre la región y sobre todo la Eurozona, y esto repercutió en la actividad y el nivel de empleo en los puertos latinoamericanos.
El cónclave que se llevó a cabo en Buenos Aires, contó con la presencia de casi todos los miembros del Comité Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Puertos (CIP) de la OEA.
Uno de los principales oradores, el peruano Frank Boyle Alvarado, presidente del Directorio de la Autoridad Marítima del Perú, reconoció que la conjunción de factores para la actividad portuaria no podría ser peor, ya que hay una demanda muy inferior de cargas a la normal, tasas de interés más altas para la permanencia de mercaderías en puerto, y por supuesto menores inversiones como consecuencia de una brusca caída de las exportaciones.
No dudó en afirmar también que pese a los problemas que les acarrea a los países exportadores de petróleo, la baja en el precio del crudo trajo alivio a la mayoría de los países que dependen de ese combustible indispensable para el funcionamiento de sus flotas navieras.
La situación de Panamá es muy complicada por la gran caída de la cantidad de buques que pasan por el canal, lo que los obligará a muy corto plazo a aumentar significativamente el precio del peaje para compensar las pérdidas ocasionadas por el menor tráfico.
Pero esto a su vez perjudicará la rentabilidad de los buques que circulan por la zona, con lo cual todo se transforma en una espiral de difícil salida.
Francisco Pastrana, el presidente de la CIP, señaló que los puertos siempre fueron la mejor forma de interconectar comercialmente a las naciones, pero si las exportaciones bajan y la crisis impide a países de larga tradición importadora continuar con el ritmo habitual de sus compras, las terminales portuarias se ven seriamente afectadas y comprometidas por la caída de la actividad, con lo que se dispara el número de parados y la situación se torna crítica.
Sólo una reactivación de la economía a nivel mundial puede hacer que los puertos latinoamericanos recuperen su histórico nivel de actividad y sigan contribuyendo al desarrollo económico de las naciones de la región.
Fuente: Mercado Continuo
La situación surgida a partir de la debacle en los Estados Unidos golpeó de manera muy fuerte al transporte marítimo, principal responsable del transporte de mercancías a nivel internacional entre la región y sobre todo la Eurozona, y esto repercutió en la actividad y el nivel de empleo en los puertos latinoamericanos.
El cónclave que se llevó a cabo en Buenos Aires, contó con la presencia de casi todos los miembros del Comité Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Puertos (CIP) de la OEA.
Uno de los principales oradores, el peruano Frank Boyle Alvarado, presidente del Directorio de la Autoridad Marítima del Perú, reconoció que la conjunción de factores para la actividad portuaria no podría ser peor, ya que hay una demanda muy inferior de cargas a la normal, tasas de interés más altas para la permanencia de mercaderías en puerto, y por supuesto menores inversiones como consecuencia de una brusca caída de las exportaciones.
No dudó en afirmar también que pese a los problemas que les acarrea a los países exportadores de petróleo, la baja en el precio del crudo trajo alivio a la mayoría de los países que dependen de ese combustible indispensable para el funcionamiento de sus flotas navieras.
La situación de Panamá es muy complicada por la gran caída de la cantidad de buques que pasan por el canal, lo que los obligará a muy corto plazo a aumentar significativamente el precio del peaje para compensar las pérdidas ocasionadas por el menor tráfico.
Pero esto a su vez perjudicará la rentabilidad de los buques que circulan por la zona, con lo cual todo se transforma en una espiral de difícil salida.
Francisco Pastrana, el presidente de la CIP, señaló que los puertos siempre fueron la mejor forma de interconectar comercialmente a las naciones, pero si las exportaciones bajan y la crisis impide a países de larga tradición importadora continuar con el ritmo habitual de sus compras, las terminales portuarias se ven seriamente afectadas y comprometidas por la caída de la actividad, con lo que se dispara el número de parados y la situación se torna crítica.
Sólo una reactivación de la economía a nivel mundial puede hacer que los puertos latinoamericanos recuperen su histórico nivel de actividad y sigan contribuyendo al desarrollo económico de las naciones de la región.
Fuente: Mercado Continuo
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