Fuente: Nuestromar
Las últimas entregas de la actual cartera se producirán en el primer trimestre del año 2011.La crisis pasa factura al sector naval gallego.
El sector de la construcción naval gallega puede pasarlo muy mal si en los próximos meses no cierra nuevos contratos. Desde el segundo trimestre de 2008, los astilleros de la Ría de Vigo y Marín han visto como su cartera de pedidos ha dejado de engordar. Salvo alguna pequeña excepción, no han conseguido captar ningún cliente. La situación preocupa, y mucho, a la patronal del sector que urge medidas inmediatas para salvar a los 15.000 empleos que dependen de esta actividad.
Las empresas de construcción naval de la Ría de Vigo viven en la actualidad del glorioso momento que vivió el sector en el año 2007, que fue considerado como el mejor de toda su historia. Las contrataciones de entonces mantienen en pie un cartera conjunta de pedidos que ronda los 1.500 millones de euros.
Cada vez quedan menos buques por entregar. De no lograrse nuevos contratos, en el primer trimestre del año 2011 no quedará ningún buque en las gradas y la situación se volverá crítica. "Esto quiere decir que si no se firman pedidos se podría notar una fuerte disminución de la actividad a partir del primer trimestre del año", advierte Tomás Casquero, secretario general de la Asociación del Clúster del Naval Gallego (Aclunaga).
El inicio de nuevas construcciones empieza a languidecer con fuerza. El primer paso en la producción del sector naval –el corte de chapa– es prácticamente inexistente. En estos momentos constructores de la importancia de Astilleros Cíes o Factoría Naval de Marín, no tienen ningún barco de grandes dimensiones en esa fase. A MetalShips le quedan dos meses para finalizar esas operaciones. Armón ha tenido que desviar un contrato de Navia para Vigo para mantener la actividad. Astilleros Paulino Freire tiene sólo una unidad en la fase de corte de chapa, mientras que Barreras registra dos.
En este año sólo el Astillero Cardama ha logrado contratos: un remolcador y un buque oceanográfico para Angola. Esta es una de las pocas excepciones que se pueden encontrar en la exigua cartera de nuevos contratos de los astilleros vigueses.
Desde Aclunaga se señalan varias causas del descenso de la actividad naval en el sur de Galicia. Entre ellas las dificultades que tienen los navieros y los constructores para acceder a la financiación para nuevas construcciones. También culpan de esta situación al exceso de contratación y a la alta capacidad mundial de construcción, especialmente por parte de Corea del Sur y China. Y, por supuesto, a la crisis financiera que no es ajena a este fenómeno. A consecuencia de ella se ha producido un fuerte desplome del transporte marítimo y una caída del volumen y del precio de los fletes.
Los contratos a los astilleros de la ría de Vigo, que en los últimos años se habían especializado en buques offshore, dedicados a la exploración y explotación de yacimientos marinos y que suponían el 50% del total de la cartera de pedidos de Galicia, han desaparecido por el desplome del precio del crudo que pasó en menos de un año de los casi 150 dólares por barril a los 40, aunque en los últimos días haya superado ligeramente los 60 dólares. El sector considera que en este segmento la actividad volvería a ser rentable para los navieros si el precio del petróleo se estabilizase entre los 75 y 100 dólares por barril.
Los constructores navales gallegos consideran que la actual situación cambiaría de rumbo si las entidades financieras y las administraciones fuesen más flexibles el acceso al crédito tanto de armadores como de las restantes empresas de construcción naval. Además, el sector necesita que se le facilitase el acceso a las garantías de reembolso, se estimulase la demanda y se impulsasen planes para el acceso de los astilleros y de las auxiliares del naval a otro tipo de actividades.
Los responsables de los astilleros gallegos también mencionan como aspecto negativo "la lamentable imagen que estamos dando al exterior como la mejor noticia para nuestros competidores".
FARO DE VIGO
El sector de la construcción naval gallega puede pasarlo muy mal si en los próximos meses no cierra nuevos contratos. Desde el segundo trimestre de 2008, los astilleros de la Ría de Vigo y Marín han visto como su cartera de pedidos ha dejado de engordar. Salvo alguna pequeña excepción, no han conseguido captar ningún cliente. La situación preocupa, y mucho, a la patronal del sector que urge medidas inmediatas para salvar a los 15.000 empleos que dependen de esta actividad.
Las empresas de construcción naval de la Ría de Vigo viven en la actualidad del glorioso momento que vivió el sector en el año 2007, que fue considerado como el mejor de toda su historia. Las contrataciones de entonces mantienen en pie un cartera conjunta de pedidos que ronda los 1.500 millones de euros.
Cada vez quedan menos buques por entregar. De no lograrse nuevos contratos, en el primer trimestre del año 2011 no quedará ningún buque en las gradas y la situación se volverá crítica. "Esto quiere decir que si no se firman pedidos se podría notar una fuerte disminución de la actividad a partir del primer trimestre del año", advierte Tomás Casquero, secretario general de la Asociación del Clúster del Naval Gallego (Aclunaga).
El inicio de nuevas construcciones empieza a languidecer con fuerza. El primer paso en la producción del sector naval –el corte de chapa– es prácticamente inexistente. En estos momentos constructores de la importancia de Astilleros Cíes o Factoría Naval de Marín, no tienen ningún barco de grandes dimensiones en esa fase. A MetalShips le quedan dos meses para finalizar esas operaciones. Armón ha tenido que desviar un contrato de Navia para Vigo para mantener la actividad. Astilleros Paulino Freire tiene sólo una unidad en la fase de corte de chapa, mientras que Barreras registra dos.
En este año sólo el Astillero Cardama ha logrado contratos: un remolcador y un buque oceanográfico para Angola. Esta es una de las pocas excepciones que se pueden encontrar en la exigua cartera de nuevos contratos de los astilleros vigueses.
Desde Aclunaga se señalan varias causas del descenso de la actividad naval en el sur de Galicia. Entre ellas las dificultades que tienen los navieros y los constructores para acceder a la financiación para nuevas construcciones. También culpan de esta situación al exceso de contratación y a la alta capacidad mundial de construcción, especialmente por parte de Corea del Sur y China. Y, por supuesto, a la crisis financiera que no es ajena a este fenómeno. A consecuencia de ella se ha producido un fuerte desplome del transporte marítimo y una caída del volumen y del precio de los fletes.
Los contratos a los astilleros de la ría de Vigo, que en los últimos años se habían especializado en buques offshore, dedicados a la exploración y explotación de yacimientos marinos y que suponían el 50% del total de la cartera de pedidos de Galicia, han desaparecido por el desplome del precio del crudo que pasó en menos de un año de los casi 150 dólares por barril a los 40, aunque en los últimos días haya superado ligeramente los 60 dólares. El sector considera que en este segmento la actividad volvería a ser rentable para los navieros si el precio del petróleo se estabilizase entre los 75 y 100 dólares por barril.
Los constructores navales gallegos consideran que la actual situación cambiaría de rumbo si las entidades financieras y las administraciones fuesen más flexibles el acceso al crédito tanto de armadores como de las restantes empresas de construcción naval. Además, el sector necesita que se le facilitase el acceso a las garantías de reembolso, se estimulase la demanda y se impulsasen planes para el acceso de los astilleros y de las auxiliares del naval a otro tipo de actividades.
Los responsables de los astilleros gallegos también mencionan como aspecto negativo "la lamentable imagen que estamos dando al exterior como la mejor noticia para nuestros competidores".
FARO DE VIGO
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