Fuente: La Voz de Galicia
El representante del Ministerio de Fomento cree que los marineros y armadores de bajura no deberían asumir riesgos no controlados por ir a buscar los aparejos.
Gustavo Romero se considera «de todas partes y de ninguna». Quizá porque nació en la provincia de Sevilla, se crió en Madrid, estudió en A Coruña, se casó en Ferrol, vivió en Cádiz y ha sido capitán marítimo de Burela. Ahora lleva toda la provincia y uno de los asuntos que más le preocupa es la seguridad de los marineros y armadores de la flota de bajura
-¿Una de las principales quejas es la falta de personal?
-Ahora mismo la Administración marítima es, junto con la Guardia Civil, de las más cercanas al administrado. Hay desplegadas por la costa capitanías de segunda que ahora son jefatura de distrito. En A Coruña hay seis oficinas sin contar la de Ferrol. Las de primera categoría nos vamos defendiendo, pero en las localidades pequeñas los funcionarios suelen ser de fuera y piden traslados. Cuando al personal se le adiestra en las aplicaciones sale un concurso de traslados.
-Para las cofradías estos días se ha hecho muy cuesta arriba la celebración de procesiones y muchas se han suspendido por las exigencias de seguridad.
-Las cofradías u otras entidades no han estado dispuestas a asumir las condiciones para la celebración de estos actos. La normativa prevé los requisitos mínimos de la seguridad marítima y la filosofía es potenciar la autorresponsabilidad con la designación de un coordinador de seguridad. Este es un hándicap, porque nadie se quiere colgar el gorro de la responsabilidad. Yo creo que el principal punto, por lo que me dice la gente que me llama, es que los barcos tienen una póliza de seguros que cubre su actividad y su tripulación, pero en estas procesiones el público sube al barco y hay que tener una póliza que cubra el riesgo de las personas embarcadas. Hace 30 años no ocurría nada, pero en nuestra sociedad una mínima incidencia puede dar lugar a una reclamación civil. Yo creo que los principales problemas son el coordinador de seguridad y la póliza.
-¿La pesca de bajura es arriesgada?
-La pesca es un mundo complicado y tiene submundos, como la bajura, con peculiaridades de cada uno de los lugares. Corme es distinto de Camariñas y de Vilagarcía. Es muy difícil acaparar todas las circunstancias. La Administración debe tratar de garantizar todos los medios de seguridad en la bajura. Ahora hay diferencias entre los que salen a aguas abiertas y los que trabajan en las rías o zonas abrigadas.
-En pocos años han aumentado las exigencias.
-Se piden cosas que se consideran necesarias, pero siempre median subvenciones y ayudas. Los que salen a aguas abiertas deben llevar una radiobaliza, porque en los barcos pequeños no da tiempo de pedir socorro si hay un hundimiento. A partir de los diez metros ahora han de llevar una lancha salvavidas y también los de siete metros que salen a aguas exteriores.
-¿La normativa cambia a fuerza de accidentes?
-Si se han encontrado que las causas directas del accidente no estaban contempladas en el control de ese riesgo o para ese segmento de embarcaciones sí puede ocurrir, pero hay que tener presente que más del 80% de los accidentes en el mar se deben al factor humano. Cuando se cree que la causa no está cubierta por la normativa tenemos que introducir cambios. Por otra parte, la normativa de barcos de más de 24 metros ya viene impuesta.
-Pero han introducido más exigencias en cuanto a la estabilidad.
-No había una normativa unificada que cubriera todo el espectro de barcos de menos de 24 metros. No tiene nada que ver un pesquero de 18 metros con uno de 8, cada uno tiene sus peculiaridades y en la bajura es difícil hacer una normativa unificada. También hay diferencias según las implementaciones técnicas. No tiene nada que ver los sistemas de comunicaciones actuales con los de hace 20 años y pedimos en esa medida, pero para la pesca profesional siempre hay ayudas.
-El hecho de que no conozcan exactamente cómo es la flota hará más difícil establecer una normativa.
-Sabemos cómo es.
-Me refiero a la cantidad de embarcaciones cuyas medidas, material o motores no se corresponden con su hoja de asiento.
-Precisamente hicimos el año pasado una norma con rango de ley porque nos dimos cuenta de que había ese problema. Marina Mercante ya intentó la regularización en 1998. Ahora estamos en un nuevo proceso de regularización para resolver oficialmente este tipo de casuística. Hace años nos encontramos de todo, por lo que se decidió hacer una ley única y al que se le encuentre un cambio se tomarán medidas.
-La bajura es problemática y suele atenerse poco a las reglas.
-Yo creo que sin hacer mías sus palabras, se está en el proceso de tener buena información y concienciar a los profesionales de que deben atenerse al marco normativo. Es lo mejor para ellos. Por desgracia las irregularidades son un problema sobre todo cuando hay un accidente. En la bajura han de saber que casi todo se puede hacer, pero primero hay que preguntar a la Administración. Lo que cometen es una infracción administrativa y aunque tengan póliza de seguros eso puede darles problemas a la hora de tener un accidente.
-¿Habrá soluciones para todos?
-Yo creo que sí. Dicen que todo tiene solución menos la muerte, pero yo digo que es si las dos partes quieren solucionarlo. Los que se pasen mucho de GT tendrán que aportarlos, porque sería un agravio comparativo, ya que aumenta el valor del barco
-¿Cuáles han sido sus peores momentos?
-Ha habido algunos malos, pero hay que apechugar. Lo más doloroso, desde luego, son los accidentes con víctimas. Como gente del mar que somos todos sentimos mucha empatía cuando hay pérdidas de vidas humanas.
-¿Algunos accidentes se podrían evitar?
-Yo creo que el 90% de los accidentes se podría evitar, al igual que en cualquier otro ámbito en la vida. Estamos rodeados de riesgos y la mar no es insegura, pero hay que calcular el riesgo, no asumir el riesgo calculado. Lo que pueda ocurrir, ocurrirá. En la provincia de A Coruña hay 1.400 embarcaciones que salen todos los días. Los de litoral y altura están 24 horas en el barco, por lo que son sujetos pasivos de riesgo durante todo este tiempo.
-¿Qué recomienda al sector?
-Han de entender que a veces se cae en la rutina y la confianza. Ellos van a coger sus capturas y no a dar una vuelta, por lo que para no volver de vacío asumen riesgos no controlados. Deben saber que no pasa nada por dejar los aparejos en el mar y si hay problemas.
El representante del Ministerio de Fomento cree que los marineros y armadores de bajura no deberían asumir riesgos no controlados por ir a buscar los aparejos.
Gustavo Romero se considera «de todas partes y de ninguna». Quizá porque nació en la provincia de Sevilla, se crió en Madrid, estudió en A Coruña, se casó en Ferrol, vivió en Cádiz y ha sido capitán marítimo de Burela. Ahora lleva toda la provincia y uno de los asuntos que más le preocupa es la seguridad de los marineros y armadores de la flota de bajura
-¿Una de las principales quejas es la falta de personal?
-Ahora mismo la Administración marítima es, junto con la Guardia Civil, de las más cercanas al administrado. Hay desplegadas por la costa capitanías de segunda que ahora son jefatura de distrito. En A Coruña hay seis oficinas sin contar la de Ferrol. Las de primera categoría nos vamos defendiendo, pero en las localidades pequeñas los funcionarios suelen ser de fuera y piden traslados. Cuando al personal se le adiestra en las aplicaciones sale un concurso de traslados.
-Para las cofradías estos días se ha hecho muy cuesta arriba la celebración de procesiones y muchas se han suspendido por las exigencias de seguridad.
-Las cofradías u otras entidades no han estado dispuestas a asumir las condiciones para la celebración de estos actos. La normativa prevé los requisitos mínimos de la seguridad marítima y la filosofía es potenciar la autorresponsabilidad con la designación de un coordinador de seguridad. Este es un hándicap, porque nadie se quiere colgar el gorro de la responsabilidad. Yo creo que el principal punto, por lo que me dice la gente que me llama, es que los barcos tienen una póliza de seguros que cubre su actividad y su tripulación, pero en estas procesiones el público sube al barco y hay que tener una póliza que cubra el riesgo de las personas embarcadas. Hace 30 años no ocurría nada, pero en nuestra sociedad una mínima incidencia puede dar lugar a una reclamación civil. Yo creo que los principales problemas son el coordinador de seguridad y la póliza.
-¿La pesca de bajura es arriesgada?
-La pesca es un mundo complicado y tiene submundos, como la bajura, con peculiaridades de cada uno de los lugares. Corme es distinto de Camariñas y de Vilagarcía. Es muy difícil acaparar todas las circunstancias. La Administración debe tratar de garantizar todos los medios de seguridad en la bajura. Ahora hay diferencias entre los que salen a aguas abiertas y los que trabajan en las rías o zonas abrigadas.
-En pocos años han aumentado las exigencias.
-Se piden cosas que se consideran necesarias, pero siempre median subvenciones y ayudas. Los que salen a aguas abiertas deben llevar una radiobaliza, porque en los barcos pequeños no da tiempo de pedir socorro si hay un hundimiento. A partir de los diez metros ahora han de llevar una lancha salvavidas y también los de siete metros que salen a aguas exteriores.
-¿La normativa cambia a fuerza de accidentes?
-Si se han encontrado que las causas directas del accidente no estaban contempladas en el control de ese riesgo o para ese segmento de embarcaciones sí puede ocurrir, pero hay que tener presente que más del 80% de los accidentes en el mar se deben al factor humano. Cuando se cree que la causa no está cubierta por la normativa tenemos que introducir cambios. Por otra parte, la normativa de barcos de más de 24 metros ya viene impuesta.
-Pero han introducido más exigencias en cuanto a la estabilidad.
-No había una normativa unificada que cubriera todo el espectro de barcos de menos de 24 metros. No tiene nada que ver un pesquero de 18 metros con uno de 8, cada uno tiene sus peculiaridades y en la bajura es difícil hacer una normativa unificada. También hay diferencias según las implementaciones técnicas. No tiene nada que ver los sistemas de comunicaciones actuales con los de hace 20 años y pedimos en esa medida, pero para la pesca profesional siempre hay ayudas.
-El hecho de que no conozcan exactamente cómo es la flota hará más difícil establecer una normativa.
-Sabemos cómo es.
-Me refiero a la cantidad de embarcaciones cuyas medidas, material o motores no se corresponden con su hoja de asiento.
-Precisamente hicimos el año pasado una norma con rango de ley porque nos dimos cuenta de que había ese problema. Marina Mercante ya intentó la regularización en 1998. Ahora estamos en un nuevo proceso de regularización para resolver oficialmente este tipo de casuística. Hace años nos encontramos de todo, por lo que se decidió hacer una ley única y al que se le encuentre un cambio se tomarán medidas.
-La bajura es problemática y suele atenerse poco a las reglas.
-Yo creo que sin hacer mías sus palabras, se está en el proceso de tener buena información y concienciar a los profesionales de que deben atenerse al marco normativo. Es lo mejor para ellos. Por desgracia las irregularidades son un problema sobre todo cuando hay un accidente. En la bajura han de saber que casi todo se puede hacer, pero primero hay que preguntar a la Administración. Lo que cometen es una infracción administrativa y aunque tengan póliza de seguros eso puede darles problemas a la hora de tener un accidente.
-¿Habrá soluciones para todos?
-Yo creo que sí. Dicen que todo tiene solución menos la muerte, pero yo digo que es si las dos partes quieren solucionarlo. Los que se pasen mucho de GT tendrán que aportarlos, porque sería un agravio comparativo, ya que aumenta el valor del barco
-¿Cuáles han sido sus peores momentos?
-Ha habido algunos malos, pero hay que apechugar. Lo más doloroso, desde luego, son los accidentes con víctimas. Como gente del mar que somos todos sentimos mucha empatía cuando hay pérdidas de vidas humanas.
-¿Algunos accidentes se podrían evitar?
-Yo creo que el 90% de los accidentes se podría evitar, al igual que en cualquier otro ámbito en la vida. Estamos rodeados de riesgos y la mar no es insegura, pero hay que calcular el riesgo, no asumir el riesgo calculado. Lo que pueda ocurrir, ocurrirá. En la provincia de A Coruña hay 1.400 embarcaciones que salen todos los días. Los de litoral y altura están 24 horas en el barco, por lo que son sujetos pasivos de riesgo durante todo este tiempo.
-¿Qué recomienda al sector?
-Han de entender que a veces se cae en la rutina y la confianza. Ellos van a coger sus capturas y no a dar una vuelta, por lo que para no volver de vacío asumen riesgos no controlados. Deben saber que no pasa nada por dejar los aparejos en el mar y si hay problemas.
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