Mar de Fondo

Muy ilustres amigos, como dijo una de las más brillantes mentes del continente americano en el año 1691, nuestra ilustre Sor Juana Inés de la Cruz a su critica Sor Filotea “ni mi voluntad, ni mi poca salud, ni mi justo temor han suspendido tantos días mi respuesta, ¿Qué mucho si, al primer paso, encontraba para tropezar mi torpe pluma dos imposibles? El primero (y para mí el más riguroso) es saber responder a vuestra doctísima, discretísima, santísima y amorosísima carta. Y si veo que preguntado el Ángel de las Escuelas, Santo Tomás, de su silencio con Alberto Magno, su maestro, respondió que callaba porque nada sabía decir digno de Alberto, con cuánta mayor razón callaría, no como el Santo, de humildad, sino que en la realidad es no saber algo digno de vos. El segundo imposible es saber agradeceros tan excesivo como no esperado favor, de dar a las prensas mis borrones: merced tan sin medida que aun se le pasara por alto a la esperanza más ambiciosa y al deseo más fantástico; y que ni aun como ente de razón pudiera caber en mis pensamientos; y en fin, de tal magnitud que no sólo no se puede estrechar a lo limitado de las voces, pero excede a la capacidad del agradecimiento, tanto por grande como por no esperado, que es lo que dijo Quintiliano: Minorem spei, maiorem benefacti gloriam pereunt. Y tal que enmudecen al beneficiado.”

“Cuando la felizmente estéril para ser milagrosamente fecunda, madre del Bautista vio en su casa tan desproporcionada visita como la Madre del Verbo, se le entorpeció el entendimiento y se le suspendió el discurso; y así, en vez de agradecimientos, prorrumpió en dudas y preguntas: ¿Et unde hoc mihi? ¿De dónde a mí viene tal cosa? Lo mismo sucedió a Saúl cuando se vio electo y ungido rey de Israel: Numquid non filius Iemini ego sum de minima tribu Israel, et cognatio mea novissima inter omnes de tribu Beniamin? Quare igitur locutus es mihi sermonem istum”

Asimismo digo yo, ¿de dónde, venerables señores, de dónde a mí tanto favor?, de mi padre aprendí mi vocación por el mar y por el servicio publico, por lo que después de ejercer en el mar por nueve años la profesión de marino mercante decidí ingresar al servicio publico federal, insistí cuatro años antes y por fin en 1999 logre el nombramiento mas modesto que existe para los mandos medios adscritos a la DGMM, y como Ustedes saben ya desde entonces escribía sobre nuestra vocación por el mar mis sencillas opiniones en grupos similares a este que comparto con Ustedes.

En poco tiempo me di cuenta que el mar madura y sazona muy pronto a sus marinos y los prepara para las mas duras pruebas que puede tener el ejercicio de la autoridad marítima a bordo de nuestras embarcaciones, pero no nos regala fácilmente la tolerancia y paciencia que requiere el ejercicio de la autoridad marítima en tierra, por lo que en mayo del año 2000 ingrese a la facultad de derecho de la Universidad de Tijuana campus Ensenada con horario mixto (vespertino y nocturno) hasta terminar mi segunda carrera en el año 2004.


Aprecio haber entendido la diferencia entre las normas morales de conducta y las normas jurídicas que conducta de los seres humanos, haber aprendido que la autoridad no solo debe respetar las garantías individuales de los gobernados sino incluso alentarlas, que el juicio de amparo es una institución falible pero indispensable para equilibrar el poder del Estado ante sus ciudadanos, y que a pesar de sus imperfecciones, es preferible ajustarnos al imperio de la Ley que al dominio de la subjetividad, la demagogia y la anarquía extremista .

Por muchos años he continuado ejerciendo una fracción de poder público como parte de nuestra entrañable DGMM, y por muchos años, casi diez, he expresado mis sencillas opiniones en grupos similares a este que comparto con Ustedes como uno mas de nosotros los pobres marinos, sin que por ello nuestros órganos internos de control o mis superiores lo hayan tomado como impropio o indebido.

Por el contrario, de 1999 hasta la fecha he recibido el reconocimiento, apoyo y confianza de quienes en su momento han tenido la facultad de calificar mi desempeño, el año pasado recibí la mención presidencial por desempeño destacado durante los años en que ocupe el cargo de Capitán de Puerto en Isla del Carmen y después de ocupar provisionalmente el cargo, hace dos meses que fui contratado en forma indefinida como Director General Adjunto de Marina Mercante.

Con tal responsabilidad y por indicaciones de la superioridad hemos buscado y logrado concretar acuerdos que por pertenecer al ámbito de responsabilidad de los profesionales del mar, mismos que no contaron con la participación de sectores con aparente actividad política y laboral, quienes han reaccionado virulentamente con descalificaciones en contra del suscrito al punto de involucrar a mi padre y sus particulares opiniones en estos asuntos.

Mi padre de 75 años de edad pertenece a una extraordinaria generación de marinos mercantes, sin embargo muchas de sus respetables opiniones sobre las actuales circunstancias de nuestra vocación resultan muy distintas a las mías y lamento que sus “amistades” las usen o permitan que las usen en forma tan poco elegante.

Profundamente convencido de que los principios postulados por la Escuela Náutica Mercante de Veracruz, “Honor et Scientia” son principios que universalmente compartimos quienes hemos vinculado nuestro proyecto de vida al mar, les invito a todos ustedes amigos y extraños a que privilegiemos estas normas de conducta en nuestra diaria actividad ya que son las que distinguen nuestra profesión como una de las mas honorables que existe.

Una conducta poco honorable conduce a un destino poco honorable, amigos nuestros, el fin no justifica los medios pues la forma es fondo, de nada sirve un objetivo noble si lo alcanzamos indignamente, aspiremos a que cuando el mar reciba nuestros restos tampoco diga ¿Et unde hoc mihi? y nos escupa con asco hacia la playa.

Fraternal y Sinceramente

francisco riveros