Fuente: El Progreso
''El subdirector adjunto de Coordinación y Gestión Administrativa se desplazó este mismo miércoles hasta Burela para solucionar el asunto'', así zanjan desde la Dirección General de la Marina Mercante en Madrid las declaraciones de tres funcionarios de la Capitanía Marítima de Burela, en las que denunciaban irregularidades en el uso de las lenguas cooficiales en la institución administrativa, que derivaban en discriminación laboral por el uso del gallego.
Según la Dirección General, ya se han aplicado las medidas pertinentes para normalizar la situación del gallego en la Capitanía, si bien aseguran no tener constancia de ningún incidente laboral.
Por su parte, el Capitán Marítimo del municipio lucense, Rafael Casanueva, niega todas las acusaciones que lo apuntan como 'censor' del uso del idioma propio en la administración. ''Aquí no se prohíbe ningún idioma y se atiende indistintamente en castellano, gallego, inglés o incluso en indonesio y, a veces, casi por señas'', concluye.
Ningún documento en gallego
Brais Pinto asegura que trabajar le crea ansiedad, por lo que su médico de cabecera ya ha tenido que firmarle varias bajas laborales. El motivo de su estrés no es ninguna enfermedad o problema psicológico propio, sino el acoso laboral al que dice sentirse sometido cuando se le impide desarrollar su trabajo en su lengua materna, el gallego.
Él y otras dos compañeros, todos funcionarios de la Capitanía Marítima de Burela, han alzado su voz para hacer saber a las instancias superiores que desde hace meses les está ''prohibido explícitamente realizar ningún documento en gallego'' en su trabajo, desempeñado en un municipio en el que el ''90% de la población habla gallego'', aseguran.
Según los demandantes, no queda ahí la cosa. Cuando se dirigieron al Capitán Marítimo de Burela, Rafael Casanueva, para reclamarle que se estaba vulnerando la legislación estatal, autonómica y europea en cuanto al uso de la lengua en la Administración General del Estado (AGE) -que reza, por ejemplo, que los impresos de solicitud a disposición del público deben estar en las lenguas cooficiales-, éste se negó a elevar la reclamación a instancias superiores.
Malas relaciones laborales
Así las cosas, decidieron enviar escritos a la Oficina de las Lenguas Oficiales (dependente do Ministerio de Administracións Públicas) y a la Subdelegación del Gobierno en Lugo, donde denunciaban ''el uso de toponimia deturpada o el incumplimiento de la norma jurídica (Real Decreto 1465/1999) que habla de la imagen institucional de la administración periférica del Estado'', explican un comunicado.
Desde entonces, denuncian, ''el capitán marítimo, con la total complicidad del coordinador de Seguridad Marítima, José Ángel Iglesias, toma una serie de medidas que son más que sospechosas. Brais Fernández asegura que sus dos compañeras fueron cambiadas de puesto sin recibir ni instrucciones de trabajo ni órdenes de aprendizaje para sus nuevas funciones.
En su caso, dice que se le ''restinge el acceso a la información, se me dificultan las comunicaciones con armadores y astilleros, se limita mi capacidad de trabajar y, en definitiva, se me entorpece el trabajo''. Afirma además, que ''estas acciones van acompañadas de malas caras, gritos, faltas de respeto, y falta o exceso de carga de trabajo''.
Con estos argumentos, estos tres trabajadores de la Capitanía Marítima de Burela dirigieron un escrito al subdirector general de Coordinación y Gestión Administrativa, Emilio Arribas Peces, encargado de personal de la Dirección General de la Marina Mercante. Hace ya cinco meses y aseguran que no han recibido respuesta.
Acusaciones muy graves contra superiores
''El subdirector adjunto de Coordinación y Gestión Administrativa se desplazó este mismo miércoles hasta Burela para solucionar el asunto'', dicen desde la Dirección General de la Marina Mercante en Madrid.
Según la versión oficial, este subdirector ya ha aplicado ''las pertinentes medidas reclamadas por los funcionarios'', en relación al uso del gallego en los documentos y formularios de la Capitanía.
Eso sí, dicen no tener constancia de los presuntos problemas de acoso laboral. ''En todo caso se trata de acusaciones muy graves a superiores, hechos que supondrían delito o falta disciplinaria por lo que, de ser ciertas, tendrían que habérnoslas hecho saber inmediatamente'', lamentan. ''Aquí, en la Capitanía General, no hemos tenido constancia''.
''Estamos volcados con el asunto, porque es preocupante que se diga, sin denunciarlo a la Dirección General, que el Capitán Marítimo recibe regalos, como se ha dicho. Hemos hablado con Rafael Casanueva y lo ha negado rotundamente'', explican desde Madrid.
''Esto está creando además un malestar generalizado en la Capitanía de Burela'', prosiguen, ''porque sólo tres funcionarios se han quejado, y el resto no son de la misma opinión''.
''Aquí no se prohíbe ningún idioma''
Por su parte, el Capitán Marítimo de Burela, Rafael Casanueva también ha negado cualquier acoso en la administración burelense. En cuanto a los cambios de departamento explica que se hacen ''siempre en función de las competencias propias de cada trabajador y buscando un mejor funcionamiento de la oficina''.
Ya en torno a la discriminación lingüística, insiste en que ''cualquier armador sabe que puede usar el idioma en que se comunique mejor'', un documento que según explican en la Dirección General, ''la mayoría de los armadores rellenan en castellano''.
''Aquí no se prohíbe ningún idioma y se atiende indistintamente en castellano, gallego, inglés o incluso en indonesio y, a veces, casi por señas'', ironiza Casanueva.
Según la Dirección General, ya se han aplicado las medidas pertinentes para normalizar la situación del gallego en la Capitanía, si bien aseguran no tener constancia de ningún incidente laboral.
Por su parte, el Capitán Marítimo del municipio lucense, Rafael Casanueva, niega todas las acusaciones que lo apuntan como 'censor' del uso del idioma propio en la administración. ''Aquí no se prohíbe ningún idioma y se atiende indistintamente en castellano, gallego, inglés o incluso en indonesio y, a veces, casi por señas'', concluye.
Ningún documento en gallego
Brais Pinto asegura que trabajar le crea ansiedad, por lo que su médico de cabecera ya ha tenido que firmarle varias bajas laborales. El motivo de su estrés no es ninguna enfermedad o problema psicológico propio, sino el acoso laboral al que dice sentirse sometido cuando se le impide desarrollar su trabajo en su lengua materna, el gallego.
Él y otras dos compañeros, todos funcionarios de la Capitanía Marítima de Burela, han alzado su voz para hacer saber a las instancias superiores que desde hace meses les está ''prohibido explícitamente realizar ningún documento en gallego'' en su trabajo, desempeñado en un municipio en el que el ''90% de la población habla gallego'', aseguran.
Según los demandantes, no queda ahí la cosa. Cuando se dirigieron al Capitán Marítimo de Burela, Rafael Casanueva, para reclamarle que se estaba vulnerando la legislación estatal, autonómica y europea en cuanto al uso de la lengua en la Administración General del Estado (AGE) -que reza, por ejemplo, que los impresos de solicitud a disposición del público deben estar en las lenguas cooficiales-, éste se negó a elevar la reclamación a instancias superiores.
Malas relaciones laborales
Así las cosas, decidieron enviar escritos a la Oficina de las Lenguas Oficiales (dependente do Ministerio de Administracións Públicas) y a la Subdelegación del Gobierno en Lugo, donde denunciaban ''el uso de toponimia deturpada o el incumplimiento de la norma jurídica (Real Decreto 1465/1999) que habla de la imagen institucional de la administración periférica del Estado'', explican un comunicado.
Desde entonces, denuncian, ''el capitán marítimo, con la total complicidad del coordinador de Seguridad Marítima, José Ángel Iglesias, toma una serie de medidas que son más que sospechosas. Brais Fernández asegura que sus dos compañeras fueron cambiadas de puesto sin recibir ni instrucciones de trabajo ni órdenes de aprendizaje para sus nuevas funciones.
En su caso, dice que se le ''restinge el acceso a la información, se me dificultan las comunicaciones con armadores y astilleros, se limita mi capacidad de trabajar y, en definitiva, se me entorpece el trabajo''. Afirma además, que ''estas acciones van acompañadas de malas caras, gritos, faltas de respeto, y falta o exceso de carga de trabajo''.
Con estos argumentos, estos tres trabajadores de la Capitanía Marítima de Burela dirigieron un escrito al subdirector general de Coordinación y Gestión Administrativa, Emilio Arribas Peces, encargado de personal de la Dirección General de la Marina Mercante. Hace ya cinco meses y aseguran que no han recibido respuesta.
Acusaciones muy graves contra superiores
''El subdirector adjunto de Coordinación y Gestión Administrativa se desplazó este mismo miércoles hasta Burela para solucionar el asunto'', dicen desde la Dirección General de la Marina Mercante en Madrid.
Según la versión oficial, este subdirector ya ha aplicado ''las pertinentes medidas reclamadas por los funcionarios'', en relación al uso del gallego en los documentos y formularios de la Capitanía.
Eso sí, dicen no tener constancia de los presuntos problemas de acoso laboral. ''En todo caso se trata de acusaciones muy graves a superiores, hechos que supondrían delito o falta disciplinaria por lo que, de ser ciertas, tendrían que habérnoslas hecho saber inmediatamente'', lamentan. ''Aquí, en la Capitanía General, no hemos tenido constancia''.
''Estamos volcados con el asunto, porque es preocupante que se diga, sin denunciarlo a la Dirección General, que el Capitán Marítimo recibe regalos, como se ha dicho. Hemos hablado con Rafael Casanueva y lo ha negado rotundamente'', explican desde Madrid.
''Esto está creando además un malestar generalizado en la Capitanía de Burela'', prosiguen, ''porque sólo tres funcionarios se han quejado, y el resto no son de la misma opinión''.
''Aquí no se prohíbe ningún idioma''
Por su parte, el Capitán Marítimo de Burela, Rafael Casanueva también ha negado cualquier acoso en la administración burelense. En cuanto a los cambios de departamento explica que se hacen ''siempre en función de las competencias propias de cada trabajador y buscando un mejor funcionamiento de la oficina''.
Ya en torno a la discriminación lingüística, insiste en que ''cualquier armador sabe que puede usar el idioma en que se comunique mejor'', un documento que según explican en la Dirección General, ''la mayoría de los armadores rellenan en castellano''.
''Aquí no se prohíbe ningún idioma y se atiende indistintamente en castellano, gallego, inglés o incluso en indonesio y, a veces, casi por señas'', ironiza Casanueva.
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