Fuente: 20 minutos
Son muy pocos los barcos construidos a principios del siglo pasado que aún siguen navegando. En España, de hecho, no había ninguno hasta el pasado fin de semana. Veintidós años después, el Correíllo La Palma, aquel legendario vapor que unió las islas durante sesenta años, ha vuelto a hacerlo.
Su destino parecía claro: hundimiento o desguace. Lo ha salvado el empeño de la Asociación de Capitanes de la Marina Mercante, que desde el primer momento peleó por su rehabilitación, y en última instancia la decisión del Cabildo Insular de Tenerife , mediante la constitución de la Fundación Canaria Correíllo La Palma .
La tarea no ha sido fácil y se ha demorado décadas, pero el primer paso por fin está dado: el pasado sábado, y en presencia de numeroso público, su histórica figura reapareció sobre el Atlántico.
Fue una navegación simbólica, de apenas media hora, y con la ayuda en todo momento de varios remolcadores. El siguiente paso será enviarlo a los astilleros del País Vasco, donde se le instalarán motores y se terminará de recuperar su maquinaria original.
El fin es que se convierta en un barco-museo, y hacer de él un nuevo reclamo turístico de las islas. También está previsto que cuente con biblioteca y restaurante, e incluso que sus 34 camarotes vuelvan a la actividad.
Este año se cumplen 22 años de la llegada del barco a Tenerife y 32 de la avería que ocasionó la retirada definitiva del servicio. A su entrada en el puerto de Santa Cruz en 1986 fue aclamado con banderas y sonidos de sirenas de los buques atracados en el puerto.
El Correíllo es historia viva de Canarias. En su época se erigió en un importante instrumento comercial y en una pieza clave dentro del fenómeno de la emigración isleña.
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lunes, 16 de junio de 2008
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