Fuente: LNE
Oviedo, L. G.
Las primeras obras de la regasificadora de Gijón, la mayor de las nuevas infraestructuras energéticas previstas en Asturias, están en marcha en El Musel. Enagás ya comenzó a trabajar en la ejecución de la zona de atraque donde recalarán los buques que transportarán hasta la futura planta gas natural licuado para ser regasificado e inyectado a la red de gasoductos.
Esos primeros trabajos, realizados mar adentro, han consistido básicamente en el fondeo de los cajones que formarán la estructura del punto de atraque, labores que podrían finalizar, según fuentes cercanas al proyecto, en torno al mes de junio. Ahora bien, el grueso de las obras, principalmente el montaje de los dos grandes tanques para el almacenamiento del gas, cada uno con 150.000 metros cúbicos de capacidad, no comenzará hasta el otoño. Se prevé que para entonces esté ganada al mar la superficie de la futura explanada donde irá. Está previsto que en abril trabajen ya dos dragas en la preparación de la superficie necesaria para acoger el complejo, que irá ubicado entre el dique Torres y el muelle norte, ocupando unas 18 hectáreas.
Enagás ha adjudicado los trabajos de ingeniería y de supervisión de la obra a la multinacional Fluor, cuya sede española está en Asturias. Está sin adjudicar, en cambio, la construcción de los dos grandes tanques, a la que aspira la asturiana Duro Felguera. La compañía gasista que preside Antonio Llardén está pendiente, asimismo, de cerrar un acuerdo con HC Energía para que la eléctrica tome una participación en un proyecto que requerirá la inversión de unos 400 millones de euros. La planta debe entrar en funcionamiento a finales de 2011.
La regasificadora de Gijón será la séptima puerta marítima de entrada del gas natural en España. El primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero la incluyó en la planificación energética como obra de carácter estratégico, con el respaldo empresarial de Enagás y después de años en los que los gobiernos precedentes dejaron la planta gijonesa fuera de la programación nacional alegando que el proyecto, amparado por el Ejecutivo regional, no tenía entonces a ninguna compañía detrás.
La planta será, a partir de 2012, una pieza más en la ya compleja red de infraestructuras gasistas del país, dará servicio a las nuevas centrales de ciclo combinado de la región y reforzará el suministro a la zona norte de España. La justificación técnica del proyecto, la mayor de las infraestructuras energéticas en marcha en Asturias, está en cuestión por los movimientos ecologistas y ciudadanos que se oponen a la planta. Uno de sus argumentos de corte energético es el siguiente: no tiene sentido otra regasificadora en España cuando las seis existentes trabajan a menudo muy por debajo de su potencial y cuando, además, la capacidad de entrada de gas en España está a un paso de intensificarse mediante el gasoducto Mezgaz, la segunda gran conexión gasista con el Magreb para la llegada de combustible procedente de Argelia.
Las necesidades de suministro de un sector eléctrico cada vez más dependiente del gas natural para la generación están en boca de quienes, del otro lado, defienden la oportunidad de la planta gijonesa y también sus efectos en la actividad económica. Según una reciente intervención pública protagonizada por Antonio Llardén, presidente de Enagás, la planta de El Musel reforzará el llamado «eje norte», uno de los tres grandes corredores energéticos del gas natural en España. Para ello, la regasificadora asturiana quedará conectada con la de Bilbao y a la postre con la frontera francesa mediante una nueva red de gasoductos de alta capacidad que en una parte ya está en obras.
Esa red requiere obras para duplicar los gasoductos ya existentes entre Asturias y Cantabria (Llanera-Treto), entre Cantabria y Vizcaya (Treto-Bilbao) y la ampliación, que ya ejecuta Naturgas, filial de HC, entre Vergara e Irún. El conjunto de esas actuaciones supone 350 millones de inversión.
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